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EL GOBIERNO BUSCA UN ACUERDO PARA APROBAR EL PRESUPUESTO 2001
Primer round con el justicialismo

La Jefatura de Gabinete apenas alcanzó a arrancarle a la oposición el compromiso de respetar el límite del déficit fiscal. Pero subsiste la pelea por el reparto de partidas, en particular las que tocan subsidios a las provincias.

Por Cledis Candelaresi

t.gif (862 bytes)  Después de haber conseguido el aval político de Acción por la República y los partidos provinciales al proyecto de Presupuesto del 2001, el Gobierno libró ayer el primer round con los diputados justicialistas, a quienes aspira sumar al acuerdo. Pero en este caso, el cometido parece mucho más difícil. Los hombres comandados por Humberto Roggero plantearon al jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, una serie de propuestas para modificar la iniciativa oficial, que tienen por fin prioritario preservar los intereses de las provincias. Con la misma preocupación, los senadores del PJ advierten que no están dispuestos a permitir que José Luis Machinea rebane los ingresos del interior en un monto que estiman superior a los 700 millones de pesos.
Al término del encuentro en Jefatura, hubo una declaración conjunta de los bloques justicialista y aliancista manifestando el compromiso a tratar el presupuesto en noviembre, respetando los límites de la ley de Convertibilidad Fiscal. Los parlamentarios también prometieron dar un pronto tratamiento al proyecto de rebajas impositivas, no promover ninguna suba de tributos y anunciaron que, dentro de los límites previstos por la iniciativa que les giró Economía, debatirán una reasignación de partidas. En otros términos, que no promoverán ningún aumento del gasto.
En rigor, nadie prevé votar el presupuesto a libro cerrado, ni siquiera los diputados de la propia Alianza. El compromiso público de dar un pronto despacho, que expresaron junto a los provinciales y al cavallismo la semana pasada, tuvo por objeto respaldar al ministro de Economía, cuando éste estaba jaqueado por versiones sobre una posible devaluación o un default. Pero ni siquiera en el bloque oficialista hay intención de dar un apoyo ciego a la propuesta del Palacio de Hacienda.
Un cuestionamiento que hermana a todos los diputados, aparentemente sin excepción, es el rechazo a la intención de Economía de rebanar los subsidios al combustible patagónico y al tabaco, recortes con los que Machinea prevé ahorrar alrededor de 200 millones de pesos.
Los diputados justicialistas ayer sintetizaron una propuesta para compensar no sólo el mayor costo fiscal de mantener aquellos subsidios, sino el de aumentar las transferencias de la Nación a las provincias por diversos conceptos. El Tesoro, por ejemplo, adeuda a las provincias 115 millones de pesos del Fonavi de 1999, deuda que Machinea propuso pagar en dos cuotas a partir del 2002. Los diputados justicialistas también aseguran que el Poder Ejecutivo está subejecutando el presupuesto para infraestructura educativa, y reclaman que desembolse lo comprometido.
Según sugieren los hombres del PJ, ese mayor esfuerzo fiscal podría compensarse con un canon a cobrar a la ciudad de Buenos Aires por el costo de mantener a la Justicia ordinaria y a la policía de la Capital. Pero también suspendiendo la rebaja del arancel extrazona y utilizando ATN que Nación usó sólo parcialmente: según estiman en la bancada opositora, el Tesoro estaría reteniendo alrededor de 150 millones por este concepto.
Los diputados justicialistas también tiraron sobre la mesa de negociación su afán de que se prorrogue por un ejercicio más la potestad provincial de disponer libremente de algunos recursos con afectación específica, como el Fonavi. De los 900 millones de pesos anuales que se prorratean entre las provincias, éstas pueden utilizar la mitad como les plazca: tanto para viviendas como para sueldos o cualquier gasto corriente. Se trata de una prerrogativa concedida por Fernando de la Rúa el año pasado, cuando se debatía el presupuesto del año en curso.
Aquel acuerdo global de ayer, que Colombo anunció escoltado por los justicialistas Humberto Roggero y Oscar Lamberto, y por los aliancistas Raúl Baglini y José Vitar, es apenas el resultado de una primera batalla, que el Gobierno considera ganada. Pero la guerra se definirá en el Senado, donde los gobernadores tienen más predicamento y sin cuyo aval el proyecto de Machinea puede transformarse en letra muerta.

El Senado saca cuentas
Aunque formalmente aún no comenzaron las negociaciones con el Senado para lograr la aprobación del Presupuesto, los justicialistas ya hicieron un minucioso detalle del costo fiscal que la norma redactada por Economía impondría al interior. Según los cálculos que el jefe de la bancada del PJ, José Luis Gioja, volcó al papel, las provincias dejarían de percibir 733 millones de pesos en el año próximo. Esa cifra incluye los pretendidos recortes a los subsidios al combustible y al tabaco, pero suman otros varios como una quita de 100 millones sobre un aporte especial a La Rioja, así como la intención de limitar el costo fiscal de la promoción agrícola y turística, régimen de desgravación con el que varias provincias alientan proyectos de inversión. Los propios senadores descuentan que Economía avanzará irremediablemente sobre varios de los puntos señalados. Pero su objetivo es, al menos, plantear la discusión sobre temas sensibles al interior, abriendo el juego a los gobernadores, en particular, a sus presidenciables.

 

 

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