Por
Miguel Bonasso
Con
un realismo aterrador, basado en su experiencia para sortear con éxito
seiscientas conspiraciones contra su vida, Fidel Castro explicó
a Página/12 por qué ha insistido tanto durante los últimos
días en la necesidad de preservar la seguridad personal del presidente
venezolano Hugo Chávez. El mandatario cubano dio cuatro razones
de peso para rogarle a su anfitrión de estos días que ponga
freno a su coraje y no se exponga, entre otros peligros, a
posibles accidentes de avión o helicóptero.
La cariñosa advertencia se dio en el curso de una maratónica
videoconferencia, donde ambos líderes propusieron una Comunidad
Latinoamericana de Naciones como alternativa al ALCA que trata de imponer
Washington.
Con el pretexto de inaugurar el Centro Internacional de Prensa Simón
Bolívar de la cancillería venezolana, Fidel y Chávez
hablaron con elocuencia, con dureza y con humor de los grandes temas políticos,
militares, económicos y sociales que agobian a la región.
El comandante Castro trazó un nostálgico relato de sus aventuras
como aprendiz de revolucionario en los días del Bogotazo
y también arriesgó que el Movimiento Bolivariano de Chávez
iría más lejos que su propio movimiento. El diálogo
buscó generar un hecho político de magnitud y tuvo como
contraparte a dieciséis periodistas seleccionados para formular
una pregunta por nuca, tanto en Caracas como en otras siete ciudades enlazadas
por satélite: Nueva York, Madrid, México, Bogotá,
La Habana, Brasilia y Buenos Aires.
Uno de los periodistas elegidos fue el autor de esta nota.
La videoconferencia debía empezar a las 13 hora local, pero el
cronista fue citado una hora antes en el estudio de Keytech en Vicente
López por el embajador de la (ahora) República Bolivariana
de Venezuela, Edmundo González Urrutia. En la sala de proyección,
ante una mesa de control ubicada frente a la doble pantalla, se sentaron
el embajador, uno de sus colaboradores, los dos periodistas argentinos
con derecho a pregunta y el encargado de negocios de Cuba, Jorge Rodríguez.
A sus espaldas, treinta butacas debían albergar a colegas de la
prensa y ciertos invitados especiales, fundamentalmente políticos.
Las ausencias fueron mayores que las presencias y entre estas últimas
destacó la del diputado frepasista Ramón Torres Molina.
La conferencia empezó con sólo 25 minutos de retraso, lo
cual en estos eventos se asemeja a la puntualidad británica. Tras
asistir a las tediosas pruebas de audio y cámara, vimos por fin
aparecer en pantalla a los dos jefes de estado, vestidos de azul rigurosamente
oscuro, secundados por sus respectivos cancilleres, el cubano Felipe Pérez
Roque y el venezolano José Vicente Rangel (veterano político
y periodista). En el podio del moderador había un hombre con un
parche negro en el ojo derecho, que derrochó simpatía, el
colega Walter Martínez, un uruguayo afincado hace muchos años
en Venezuela, de excelente relación con el presidente Chávez.
Antes de que Martínez abriera oficialmente el diálogo internacional,
pudo escucharse como Chávez le explicaba con gran familiaridad
a Fidel el mecanismo de la videoconferencia y le pedía que no diera
golpes sobre la mesa, para no sobresaltar a uno de esos micrófonos,
negros y chatos tan parecidos al avión norteamericano Stealth
(Furtivo) que se usan en estas lides. Luego, curiosamente, ese clima de
entrecasa entre anfitrión y visitante proseguiría inalterable
durante las cuatro horas y veinte minutos en que se prolongó una
rueda de prensa que originalmente debía durar dos horas.
Abrió Madrid, con una pregunta intrascendente de una periodista
de Antena 3 y otra, más atinada, sobre la OPEP, que formuló
el periodista Juan Tomás Delgado y le permitió a Chávez
rescatar el renovado protagonismo mundialde la organización de
países productores de petróleo (OPEP), (ver recuadro).
Luego,
el mexicano Ricardo García Santander de Eco quiso saber si la conducta
independiente que había adoptado el mandatario venezolano
en materia de política exterior podía generar represalias
comerciales por parte de Estados Unidos. Chávez hizo hincapié
en la propia definición del reportero (conducta independiente)
para delinear la respuesta. No estamos en tiempos de imperio,
dijo con astucia, y sería preocupante que lo natural, que
una nación soberana tenga una conducta independiente, sea considerado
como algo extraordinario y reprobable. Recordando la nueva Constitución
sancionada por la Constituyente y plebiscitada por el electorado venezolano,
Chávez subrayó que la república Bolivariana de Venezuela
era soberana e independiente y el jefe de estado debía
hacer cumplir ese mandato constitucional. Del cual hacía buen
uso al mantener relaciones con todas las naciones y viajar personalmente
a varias de ellas. A Estados Unidos donde Venezuela es dueña
de la corporación Sitco dueña de más de 16 mil estaciones
de servicio, pero también a capitales proscritas por Washington
como Teherán, Bagdad, La Habana o Trípoli. En búsqueda
dijo de un mundo multipolar.
Ahora, fíjate agregó, subiendo la presión
y aludiendo elípticamente a un vocero del presidente Clinton
algunas personalidades dijeron cosas que pudieran reflejar preocupación.
Alguien dijo que estaban irritados por mis viajes. Imagínate
qué falta de respeto tan grande. A lo cual contestamos, porque
ya es hora de que los países del llamado Tercer Mundo nos pongamos
de pie y exijamos respeto. Entonces rectificaron. Al día siguiente
emitieron un comunicado mejor pensado. En el que entienden el liderazgo
de Venezuela en la OPEP.
El presidente venezolano abogó por una actitud nueva en el tercer
milenio, que deje atrás los paradigmas negativos del siglo XX:
la dominación imperialista, las guerras, la represión, el
hambre de las mayorías, la destrucción de los recursos planetarios,
el bloqueo de Cuba e Irak, mereciendo un aplauso solitario pero caluroso
y calificado: el de su compañero de mesa Fidel Castro, evidentemente
gratificado por la vehemencia (y hasta la fuerza literaria) de una oratoria
semejante a la suya. El anciano líder miró al joven presidente
de un país territorialmente diez veces más grande que el
suyo, con una real simpatía que desbordó el protocolo.
Otro periodista mexicano, Javier Alatorre (de Televisión Azteca)
quiso saber a continuación si prefería a George Bush o a
Al Gore en el salón oval, después de las elecciones del
martes 7 de noviembre. Y le contestó el Fidel más histriónico
de la tarde. Acercó la barba cana al micrófono chato, guiñó
un ojo y pidió cómicamente permiso: ¿Respondo
con franqueza, verdad? El martes, como dice el refrán, ni te cases
ni te embarques. Yo pienso hacer ese día lo que hace la mayor parte
de los norteamericanos: me iré a la playa a descansar. Ninguno
de los dos me interesa. En rigor he perdido la cuenta de los que se han
sucedido en la Casa Blanca. De los que sólo puedo citar uno que
fue decente y caballeroso, que es James Carter. O tal vez (John F.) Kennedy,
que era culto, preparado, inteligente, aunque con muy poca experiencia
en materia de política exterior. Me rompo la cabeza y no encuentro
ninguno más. De ninguno de estos dos espero más. Las cosas
han cambiado pese a ellos. Al comienzo, cuando impusieron el bloqueo había
pocos países en contra de esa medida; en el último año,
en cambio, hubo 160. Yo no dudo que (Bill) Clinton deseaba rectificar
esa política genocida del bloqueo pero lo impidió una minoría
mafiosa que logró imponer su política mediante enmiendas
y ahora los dos caballeritos que aspiran a la presidencia de Estados Unidos
y cuya inexperiencia política es visible, han dicho que van a incrementar
el bloqueo contra Cuba. Con respecto a México y a su nuevo
presidente electo, el panista Vicente Fox, Fidel fue cauto Recordó
que habían hablado durante siete horas en una reciente madrugada
y, a pesar de su añeja relación con los gobiernos priistas,
le deseó buena suerte al recién llegado.
Pero tal vez uno de sus momentos cenitales fue cuando la periodista brasileña
Sandra Lefcovich (del Correio), le informó que el PT se había
impuesto en 13 de las 16 grandes alcaldías de Brasil. El viejo
comandante, con sonrisa zorruna, los felicitó, pero incorporó
una curiosa reflexión: Ojalá que las izquierdas que
llegan al poder mantengan en él aquellos principios que les hicieron
ganar el corazón de los pueblos.
Ambos mandatarios pusieron el acento reiteradamente en la necesidad de
la integración latinoamericana. Chávez se hizo traer un
librito con el nuevo texto constitucional y leyó el artículo
153 que privilegia las relaciones con Iberoamérica.
Los dos elogiaron la cumbre de presidentes sudamericanos que se realizó
recientemente a invitación del brasileño Fernando Henrique
Cardoso, calificado como hermano por el presidente bolivariano.
Que reveló un dato interesante: en los casi dos años que
lleva de gestión, el intercambio entre Venezuela y Brasil avanzó
mucho más que en los 20 años precedentes. O nos unimos
o nos hundimos, remató el venezolano, con su facilidad para
largar slogans y consignas. El otro periodista brasileño, Carlos
Alberto (Beto) de Almeida, aprovechó la pregunta para reiterarle
a Chávez la propuesta de crear una gran agencia latinoamericana,
como en su momento planearon el Che Guevara y el general Perón.
Chávez se hizo eco calurosamente.
Los periodistas colombianos, Hamid Asmad (de Caracol TV) y Ernesto Samper
(de la revista Cambio), abordaron obviamente la explosiva situación
de su país y quisieron conocer los lineamientos de ambos dirigentes
para arribar a una posible pacificación.
Fidel recordó cuán añejo era el conflicto, reviviendo
al detalle su propia experiencia en el Bogotazo, hace 52 años (ver
recuadro). Pero exhibió un curioso optimismo: creo que el
acuerdo está cercano, nunca está más
oscuro que cuando está por amanecer, citó. Chávez,
por su parte, sugirió realizar un proceso similar al del Grupo
de Contadora, en los años ochenta, en el que países de la
región sin injerencias extrañas
pudieron lograr acuerdos de paz en Centroamérica.
En Buenos Aires, Oscar Raúl Cardoso, de Clarín, le preguntó
a Chávez si no era peligroso afirmar que la democracia había
fracasado en un continente que estuvo asolado por dictaduras militares.
El ex mayor que en 1992 se alzó en armas contra el gobierno de
Carlos Andrés Pérez, en busca de una verdadera democracia
que pusiera fin al privilegio de una clase política que se había
convertido en una verdadera oligarquía (el cogollo), dijo que esa
definición estaba referida a la democracia representativa.
A la establecida en Venezuela al final de los cincuenta, que fue presentada
como un modelo por varios países, pero había concluido con
el contrasentido de un 80 por ciento de pobres. Rescató, en cambio,
la democracia participativa, que estaba en el pensamiento de Lincoln y
Bolívar y acababa de ser plebiscitada en su país a través
de la reforma constitucional.
A su turno este cronista recordó que en los setenta Fidel había
advertido sobre un complot para derrocar al presidente Salvador Allende,
durante una visita a Chile y ahora, en gira por Venezuela, alertaba a
Chávez y sus seguidores sobre posibles conspiraciones para atentar
contra el mandatario bolivariano: si en el primer caso, desgraciadamente,
había acertado, en qué elementos de juicio o datos se basaba
ahora para encender las luces de alarma.
Fidel dio cuatro razones: 1) He logrado sobrevivir a más
de seiscientas conspiraciones para asesinarme 2) Conozco como piensan
y como actúan los adversarios y los métodos que usan. 3)
Pienso que Venezuela y su brillantepresidente están llamados a
jugar un importantísimo papel en América Latina. 4) He visto
la influencia creciente de Chávez en América Latina y en
el plano internacional y esta clase de líderes no les gustan a
nuestros vecinos del Norte. Y tampoco a los adversarios internos, a los
que malversaron los recursos y las esperanzas de una verdadera democracia.
Y no dudo que tanto sus adversarios externos como internos intentarán
eliminarlo.
Los
recuerdos de Fidel
Por M. B.
En su respuesta a los periodistas colombianos, Fidel Castro incorporó
un inesperado toque de nostalgia, su recuerdo de hace 52 años,
cuando era un aprendiz de revolucionario y se sumó
al Bogotazo, la gran insurrección popular por el asesinato
aún no aclarado del gran líder Jorge Eliecer
Gaitán.
Yo
no creía lo que leía en los diarios: murieron 50 en
tal lado; 60 en tal otro. En Cuba cuando mataban a uno o dos era
un escándalo. Yo estaba vinculado a estudiantes gaitanistas
y ellos me llevaron a una entrevista con Gaitán poco antes
de su asesinato. No se me olvida su cortesía tan colombiana.
Su capacidad para decir con elegancia cosas muy duras. Recuerdo
que después de la gran marcha del silencio él le advirtió
públicamente al presidente de la República: Recuerde,
señor presidente, que quienes son capaces de marchar así
serían capaces de defender sus derechos de otra manera.
Era un líder de enorme talento, de origen indígena.
Como joven aprendiz de revolucionario yo me enrolé (con los
insurgentes del Bogotazo). Hasta participé en la toma de
una seccional de policía que no costó nada. Allí
obtuve un fusil, una gorra, unas botas. Yo participaba con los estudiantes
que me dieron una tarea militar. Debí montar guardia en una
colina para avistar los tanques que llegarían a reprimir.
Y pensé que podía morir. Había quedado completamente
solo. Pero creo que es una de las páginas de las que me enorgullezco.
Y no se ha ido de mi memoria el espectáculo que contemplé
en aquella guardia: la ciudad completamente en llamas. Un pueblo
incendiando y saqueando una ciudad. Había quien se llevaba
un refrigerador. Y hasta hubo uno que se llevaba un piano. Cuando
la paciencia de los pueblos estalla nadie sabe lo que puede llegar
a pasar. Esto es lo que yo siempre digo.
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El
petróleo de Chávez
Por M. B.
La
OPEP está nuevamente fortalecida, dijo con satisfacción
el presidente Hugo Chávez ante la pregunta de un periodista
madrileño acerca de las posibles fluctuaciones en el precio
del crudo. Pero aclaró que Venezuela, que ha logrado un renovado
liderazgo en la organización de los productores de petróleo,
no alienta subas irresponsables, ni tampoco caídas
verticales como las sufridas hace menos de dos años. Ya
lo he dicho reiteró Chávez que pensamos
establecer una banda que tenga un piso de 20 dólares por
barril y un techo de 28.
Luego culpó de los precios elevados a los altos impuestos
que fijan algunos países consumidores y a las maniobras especulativas
de los intermediarios que ganan mucho más que los países
productores. Recordó asimismo que los países
de la OPEP sólo producen el 50 por ciento del petróleo
mundial y aunque coordinan con países petroleros como
México no tienen control sobre los productores que
tienen a su cargo el 50 restante.
Ante otra pregunta que aludía a supuestas o reales inquietudes
en Wall Street, Chávez explicó que el presupuesto
venezolano para el 2001 está programado a partir de un precio
de veinte dólares el barril. Lo cual es absolutamente
razonable.
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