Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
ESPACIO PUBLICITARIO


LOS REBELDES PERUANOS ESTARIAN CERCADOS, PERO DE MONTESINOS NI NOTICIA
Está todo bajo control, pero ¿de quién?

La rebelión del comandante Ollanta Humala no parece que tenga futuro. La oposición la apoyó, pero pidió que no continuara.

Página/12
en Perú

Por Carlos Noriega
Desde Lima

t.gif (862 bytes)  Mientras en diversas ciudades del país se realizan manifestaciones exigiendo la renuncia del presidente Alberto Fujimori y el encarcelamiento de su ex asesor Vladimiro Montesinos, en el altiplano peruano continúa la cacería del medio centenar de militares que en la madrugada del domingo su sublevaron con idénticas exigencias como banderas de lucha. Un acosado Fujimori mantiene silencio y la oposición busca mantener un difícil equilibrio, apoyando con entusiasmo las razones de la sublevación, pero a la vez criticando, en algunos casos con dureza, el alzamiento militar. Los sublevados, que están encabezados por el comandante Ollanta Humala, se encontrarían en el departamento andino de Tambo, en la frontera con Bolivia, y estarían cercados por 300 efectivos de la Tercera Región Militar.
En la madrugada del lunes, Ollanta Humala dejó en libertad a los cuatro trabajadores de la empresa minera Souther Perú, a los que sus fuerzas se llevaron del asentamiento minero de Toquepala (desde donde anunciaron su alzamiento en armas). Por la noche, Humala liberó a un quinto rehén, pero mantiene en su poder al general Oscar Bardales. Los liberados declararon que habían recibido un buen trato. Los militares rebeldes también devolvieron los vehículos de la empresa minera que usaron para movilizarse. En su desplazamiento, la columna de 60 militares sublevados se topó con un grupo de policías de carreteras, con quienes sostuvo un breve enfrentamiento. No se registraron heridos. Según diversas informaciones, entre 16 y 18 solados habrían desertado del grupo rebelde.
El nuevo comandante general de las Fuerzas Armadas, general Walter Chacón, asumió su cargo ayer en una ceremonia a la que no asistió Fujimori ni ninguna autoridad civil. En su discurso, Chacón simplemente optó por ignorar la grave crisis que atraviesa las Fuerzas Armadas con la sublevación militar en el sur del país. Por la tarde, juró en el Palacio de Gobierno el nuevo ministro del Interior, general de la Policía Fernando Dianderas. Mientras asumía formalmente su cargo, la policía reprimía en las afueras de Palacio de Gobierno a cientos de manifestantes que exigían la renuncia de Fujimori. “Humala dignidad” era el nuevo grito de batalla que se escuchaba en las calles. Dianderas estrenó su cargo reprimiendo duramente a los manifestantes antigubernamentales y declarando que “Montesinos no tiene ninguna orden de captura”. También amenazó al comandante Humala: “Quien no respeta las leyes tiene que someterse a las consecuencias”.
Otro grupo de manifestantes llegó hasta la casa de los padres del comandante Humala, en un barrio residencial de Lima, para expresar su apoyo al alzamiento militar. Roxana Cuba, dirigente de la agrupación Resistencia, que encabezó la convocatoria a la concentración frente a la casa de los Humala, señaló a Página/12 que el acto era para mostrar “nuestra solidaridad con la familia de este militar que se ha atrevido a dar este paso”. “Esto no es un golpe militar, es una acción contra la cúpula militar montesinista que muchos hemos venido reclamando hace tiempo, por eso pedimos a los grupos políticos de oposición que apoyen esta acción que ellos mismos venían pidiendo”, señaló Roxana Cuba.
Siete partidos políticos de oposición se reunieron para analizar la crisis política y emitieron un comunicado en el que señalaron que comparten “las motivaciones patrióticas que inspiran al comandante Humala”, cuya acción calificaron de “gesto de dignidad”. Pero líneas abajo se distanciaron de la sublevación, argumentando que discrepan de losmétodos utilizados. Diversos dirigentes opositores enviaron mensajes a Humala pidiéndole que deponga su rebelión, porque “ya cumplió con la patria dando el mensaje que los cambios efectuadas en la cúpula militar no son suficientes y deben acelerarse”. Desde hace meses la oposición venía pidiendo en diversos tonos que los oficiales ajenos a la cúpula militar montesinista se rebelen contra ese oscuro poder. Ahora que eso ha ocurrido, se debaten entre el apoyo y la crítica.

�Mi hermano se sublevó para salvar al país�

Por C.N.
Desde Lima

Página/12 conversó en exclusiva con Ulises Humala (41), hermano mayor del comandante Ollanta Humala (37), que encabeza la sublevación militar contra el presidente Alberto Fujimori y en la que también participa otro de sus hermanos, el mayor en retiro Antauro Humala (36). Ulises Humala, un ingeniero económico que reparte su tiempo entre París y Lima como catedrático universitario, habla de las motivaciones de esta sublevación, de la que actúa como vocero oficioso, y de las identificaciones ideológicas del movimiento que dirigen sus hermanos.
–¿Cómo observan ustedes la evolución del levantamiento militar encabezado por su hermano, el comandante Ollanta Humala?
–Las últimas informaciones, que hablan de que 16 miembros de la tropa de mis hermanos se habrían retirado, estarían demostrando una fragilidad desde el punto de vista militar. Pero, por otro lado, hay evidencias de que la población se está movilizando para apoyar moralmente la gesta de mis hermanos. Los partidos políticos de oposición se han puesto de acuerdo para manifestar su comprensión de las motivaciones que han inducido a mis hermanos a realizar lo que están haciendo y para exigir garantías para su vida. Todos estos elementos positivos por el lado de la civilidad me permiten mantenerme optimista del futuro del movimiento de mis hermanos.
–Pero esos partidos opositores que apoyan las motivaciones de este levantamiento al mismo tiempo han condenado la sublevación.
–Hay un doble discurso, porque el hecho es uno solo. Posiblemente en la oposición esté primando más la visión electoralista. No quieren comprender que frente a un gobierno de facto no se puede actuar con guantes de seda.
–¿Sus hermanos esperaban recibir mayor apoyo tanto de otros oficiales del ejército como de las agrupaciones políticas de oposición?
–Pienso que sí. Aun esperamos que haya ese apoyo. Es un hecho evidente que hay un malestar dentro del ejército. Es posible que estos oficiales menores, comandantes, mayores, capitanes, que pueden plegarse al movimiento de mis hermanos, estén temiendo que el Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) pueda todavía tenerlos vigilados.
–¿Qué es lo que representa para su hermano Ollanta y su movimiento la figura histórica el mariscal Andrés Avelino Cáceres, al que reivindica en el manifiesto en el que anuncia su levantamiento?
–En la guerra del Pacífico, Cáceres encarnó el Perú que no quiso negociar con los chilenos, que no quiso ceder nada y que siguió la guerra por dos años luego de la rendición. Cáceres representa ese Perú heroico, que no se rinde.
–Otro militar reivindicado por su hermano ha sido el general Juan Velasco Alvarado (jefe de un gobierno militar nacionalista entre 1968-75). ¿Cuál es la relación ideológica de su hermano con Velasco?
–Velasco Alvarado representa un caso sui generis de golpe de Estado militar de izquierda, cuando por lo general los militares que asumen el poder lo hacen para defender los intereses de la derecha. Pienso que por eso han querido reivindicar su figura.
–¿Su hermano representa a un movimiento de izquierda nacionalista militar?
–Pienso que sí. Están ampliando el espectro político con una posición nacionalista, de defensa de lo que es auténticamente peruano, y lo están haciendo desde una posición de izquierda que considera que la política debe estar al servicio del pueblo.
–Algunos han comparado la acción de su hermano con la que en 1992 realizó el actual presidente de Venezuela, Hugo Chávez. ¿Qué opina?
–No hay ninguna relación entre ambas acciones, porque Chávez se levantó contra un gobierno constitucional y este gobierno es un gobierno inconstitucional, ahí hay una clara diferencia.
–¿Pero hay una identificación política entre su hermano y Hugo Chávez?
–No veo mayor identificación con Chávez. En ningún momento mis hermanos están manifestando aspirar al poder. Esto no es una asonada golpista, no pretenden llegar a Palacio. Lo que pretenden es que haya un verdadero proceso de democratización del país. Lo que están diciendo es que no obedecen a una cúpula que no es respetable ni respetada.
–Ha habido muchos llamados para que su hermano deponga las armas, ¿qué tendría que pasar para que eso ocurra?
–Pienso que van a seguir exigiendo que Fujimori y Montesinos salgan del poder para que haya un gobierno de transición que represente a todo el espectro político y que pueda garantizar un proceso electoral limpio. Ese es el objetivo de su movimiento.
–¿No hay posibilidad de una negociación con el gobierno de Fujimori?
–No creo. Me sorprendería que puedan llegar a un acuerdo sin lograr esos objetivos. Eso los diferencia de la oposición actual, que es capaz de negociar y ceder sobre puntos centrales. Ha habido un proceso de demolición de la democracia y no se puede hablar de fortalecer lo que no existe. Lo que se trata es de construir la democracia y eso es lo que buscan mis hermanos cuando exigen la salida de Fujimori y Montesinos.
–¿Este movimiento militar tiene ramificaciones políticas?
–Este movimiento ha dejado de ser solamente militar y ha entrado al plano político. Está moviendo desde sus cimientos todo el escenario político.
–¿Estamos frente al comienzo de la construcción de un nuevo grupo político?
–Pienso que sí. Estamos constatando que había un espacio que hasta ahora no estaba siendo cubierto.
–¿Su hermano va a pasar, entonces, de la actividad militar a la política?
–No necesariamente, pero no creo que se puedan dejar morir esas ideas y motivaciones que han impulsado a mis hermanos a actuar. Creo que está surgiendo un líder político en el país. Posiblemente esto motive que la oposición esté hasta cierto punto celosa.
–¿Qué hay de cierto en las versiones periodísticas que señalan que ha habido contactos previos al alzamiento entre sus hermanos y Alejandro Toledo, a través de su esposa, Eliane Karp, y de su asesor, Alvaro Vargas Llosa?
–Eso es falso. Podría tratarse de un mal entendido o de una maniobra psicosocial a las que nos tiene acostumbrado el SIN. La confusión podría deberse a que mi familia tiene dos antiguos contactos con los Vargas Llosa. Un primer contacto es la relación de mi padre (Isaac Humala) con el gran escritor Mario Vargas Llosa, que lo cita en su libro El pez en el agua. En su época de estudiante universitario, cuando estaba muy cercano a los círculos de izquierda, Vargas Llosa conoció a mi padre y en su libro relata en un párrafo que uno de los dirigentes de izquierda que más lo impresionó fue mi padre. La otra relación es que mi hermano menor Alexis estudió en el colegio Franco Peruano con Alvaro Vargas Llosa.
–¿Su hermano Alexis y Alvaro Vargas Llosa han mantenido alguna vinculación o amistad fuera de las aulas escolares?
–No. Posiblemente Alvaro no se acuerde de Alexis.
–Algunos de quienes critican este alzamiento afirman que el presidente Fujimori ya comenzó a realizar cambios en la cúpula militar y eso hace extemporáneo el movimiento de sus hermanos. ¿Qué opinan ellos de esos cambios?
–Lo único que se ha hecho es sacar a titulares y poner a suplentes, pero todos son del mismo equipo.
–¿Cómo cree que termine todo esto?
–Creo que va a terminar en la dignidad, en la pacificación y en la democratización del país.

 

 

KIOSCO12

PRINCIPAL