Por
Julián Gorodischer
La
imagen multiplica un rostro, lo fracciona, encuadra un detalle, se detiene
en una boca y allí se queda. La cámara de Código
de barras una serie de micros de entrevistas a actores, músicos
y escritores que emite Canal á es juguetona, y se adapta
al tema que sirve como eje a cada envío. Alguien habla sobre libros,
amor, TV, música, teatro, con un fondo despojado y una economía
de elementos que expresa lo justo, sin una palabra, plano o sonido de
más. El desafío, siempre, es la coherencia entre lo dicho
y lo mostrado. Cuando Inés Estévez habla de pasión,
el plano se congela en su mirada. Los cortes son hiperkinéticos
cuando Daniel Melero contesta sobre tecnología. El tono es sepia
y borroso para encuadrar el relato de Palo Pandolfo sobre bares en la
escena de una mesa de café, de esos que van quedando pocos.
Estos breves pasajes que se distribuyen en la programación del
canal como separadores, sin horarios fijos, aportan una disciplina novedosa
al medio: el diseño gráfico en movimiento. El resultado
es un producto de un alto impacto visual. Formas geométricas, planos,
colores y sonido se ensamblan al servicio del tema que se trata. Adolfo
Rozenfeld realizador del ciclo junto con Paola Rizzi y Romina Colela
generó el proyecto partiendo de un objetivo: Trabajar en
un producto de cinco minutos con el mismo tiempo y esfuerzo que implicaría
hacer un programa de una hora.
¿Por qué Código de barras apela
a un formato tan poco convencional?
Yo venía de trabajar en productoras de TV, y estaba disconforme
con el sistema de trabajo de 48 minutos por semana. Quise achicarme en
cuanto a recursos, y poner todo el esfuerzo en un producto de cinco minutos.
Contra el prejuicio de que para entrar al medio hay que tener contactos,
nosotros le dejamos el material a un portero del canal. A la semana nos
llamó una gerente de programación.
¿Cuál es el aporte novedoso del diseño gráfico
en movimiento a la TV?
El diseño siempre fue el packaging de las cosas, quizá
fruto de la diferencia que impone la posmodernidad entre forma y contenido.
Yo quise usarlo como vehículo de mensajes, aprovechando cada recurso
del medio. Partimos de la idea de que la TV hace un uso muy limitado de
sus posibilidades creativas.
¿Cómo se hace para compatibilizar técnicas
tan sofisticadas con la falta de recursos económicos?
El diseño gráfico en movimiento es un área
que tiene mucho que ver con las tecnologías de bajo presupuesto.
En los 90 empezaron a aparecer técnicas que antes estaban
en pocas manos y ahora permiten jugar con la imagen. Con una computadora
de quinientos pesos y un scanner se pueden hacer muchas cosas: son altas
tecnologías de bajo presupuesto. De hecho, el programa está
hecho en el living de mi casa, con una computadora de escritorio. Trabajamos
de noche, porque hay ciertas cosas que no se pueden hacer de día.
A esa hora la vida tiene una gran parte cadeteril. Preferimos hacerlo
cuando el mundo no funciona.
¿Por qué decidieron que las entrevistas sean siempre
temáticas?
El formato perfil de personaje necesitaba una vuelta
de tuerca en televisión. No se puede repetir eternamente lo mismo.
Código... es una construcción colectiva que
nunca va a ser un fiel reflejo de lo que se habló. Es un juego
que proponemos a los entrevistados, en el cual ellos depositan su imagen
y palabra en nosotros. En una época con un vacío de contenidos
muy fuerte, queremos decir algo, aunque el producto dure cinco minutos.
Hoy a los directores jóvenes les gusta decir que sus películas
no tienen mensaje. Son oportunidades demasiado buenas para llenarlas con
vacío.
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