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Todo transcurrió a la perfección: como estaba previsto, exactamente a 7.53, hora GMT, casi las 4 de la Argentina, el cohete portador Soyuz se elevó desde la misma plataforma en que en su momento partió al espacio el primer astronauta, Yuri Gagarin. Ocho minutos después, la nave Soyuz-TM31, con el estadounidense William Shepher y los rusos Yuri Guidzenko y Serguei Krikaliov, se separaba del cohete portador. Los tres astronautas, que serán los primeros inquilinos de la Estación Espacial Internacional (ISS), se demorarán en la nave rusa poco más de 50 horas en órbita y, si todo va bien, se acoplarán a la nueva casa espacial permanente mañana a unos 400 kilómetros de altura. Así, comenzará a estar habitada la primera �ciudad� construida fuera de la Tierra. La Estación Espacial Internacional se compone en la actualidad de tres elementos y será el laboratorio del siglo XXI para cosmonautas de varios países. La ISS reemplazará a la estación rusa Mir, que es desde hace 14 años la única estructura orbital en operaciones. Mir será destruida en febrero del año próximo, ya que Rusia no cuenta con los medios suficientes para seguir financiando su mantenimiento. Con una longitud de 48 metros, la ISS pesa actualmente cerca de 60 toneladas. El proyecto reúne a 16 países, principalmente Estados Unidos y Rusia. La estación está compuesta por dos módulos rusos, Zaria (Alba) y Zvezda (Estrella), y por el nudo de conexión norteamericano Unity (Unidad). Shepherd, Gidzenko y Krikaliov se ocuparán sobre todo de operaciones de montaje, porque a estos primeros inquilinos de la ISS les han mandado al nuevo piso cuando aún está muy lejos �a seis años vista� el final de las obras. En realidad su misión es como ocupar tres contenedores cómodos y adaptados para vivienda en un solar donde habrá después un conjunto de locales interconectados de una urbanización espacial que sumará tanto espacio habitable como un avión Boeing 747 Jumbo. El grueso de los experimentos que se quieren hacer en la ISS, incluidos estudios prolongados acerca del efecto de las condiciones de microgravedad en el organismo humano, quedan para el futuro, para cuando aquello esté ya en marcha. Visitas no van a faltar a Shepherd, Gidzenko y Krikaliov en los cuatro meses de la misión. Llegará primero un transbordador, dentro de un mes, con varios colegas y estructuras del sistema de alimentación eléctrica que hay que montar. Después, hacia febrero, irá, también en un transbordador, el módulo laboratorio estadounidense Destiny, que habrá que conectar al complejo. Entre los astronautas que harán un viaje rápido (poco más de una semana) a la nueva estación estará el italiano Umberto Guidoni, el primer europeo en ir a la ISS. Dentro de cuatro meses llegará el relevo de Gidzenko, Krikaliov y Shepherd. Serán el astronauta ruso Yuri Usachev y los estadounidenses Susan Helms y Jim Voss. En el transbordador de la NASA que los llevará regresarán a la Tierra los tres primeros inquilinos de la ISS. Está previsto que la Soyuz se acople automáticamente a la ISS, en el lugar donde ahora se encuentra una nave de cargo rusa Progress. Pero si el sistema automático falla, Guidzenko tomará los mandos en sus manos y será el responsable de atracar a la estación orbital. Una vez en la ISS, podrán combatir el frío con el que llegarán con agua caliente, pero sólo al segundo día podrán calentar las comidas. Los astronautas permanecerán 117 días en la ISS, y todos esos días sufrirán dolor de cabeza. Los médicos no pueden hacer nada contra esta incomodidad que comienza en la ingravidez y termina sólo al regresar a la Tierra, según aseguran los veteranos del espacio.
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