Página/12 en Francia Por Eduardo Febbro, Desde París Catorce meses después del naufragio del petrolero �Erika� en las costas de Bretaña, Francia vive una nueva amenaza ecológica tras el hundimiento del carguero químico italiano �Ievoli Sun�: ayer se detectó una fuga de estireno, una sustancia altamente tóxica. La nave, que en total llevaba a bordo 6 mil toneladas de productos químicos, se fue a pique en las costas de la isla anglonormanda de Aurigny y los servicios especializados ya señalaron la existencia de �vapores tóxicos� en los alrededores del naufragio. El presidente Jacques Chirac, que viajó a la costa afectada por la catástrofe, trató de tranquilizar a la población indicando que no había un �peligro mayor�, pero de inmediato agregó: �Nunca se puede ser demasiado prudente en este terreno�. Los expertos y los movimientos ecologistas advirtieron sobre el riesgo evidente que representan los productos transportados por el barco, en especial las 4000 toneladas de estireno. El estireno, una sustancia cancerígena y explosiva en contacto con el aire, podría atacar a los mamíferos marinos, los crustáceos, ciertos pescados y las ostras. El carguero yace hoy a 70 metros de fondo y muchos temen que su contenido se derrame por completo en el mar. Si bien las versiones sobre las consecuencias que podrían acarrear las sustancias transportadas por el �Ievoli Sun� difieren, el riesgo parece real si se toman en cuenta las medidas evocadas por las autoridades. El miedo es tal que ayer por la noche el ministro de Pesca pidió que se evitara al menos hasta el domingo toda navegación en el Canal de la Mancha y el Mar del Norte. La catástrofe dio lugar en Francia a una dura polémica sobre el tema de la seguridad marítima. La discusión subió tanto más de tono cuanto que ayer trascendió que el carguero químico italiano había sido catalogado con un índice de �escasa seguridad�, 32 puntos sobre una máxima de 50. Más aún, varios puertos europeos en los que hizo escala demoraron su partida a raíz de las numerosas anomalías constatadas, pero nadie dio la orden de que el barco se quedara en puerto. El debate se animó mucho más todavía cuando la asociación ecologista Greenpeace denunció la posibilidad de un �naufragio voluntario del barco�. Las autoridades negaron la acusación, pero el �azar� de la localización exacta del hundimiento se presta a sospechas válidas. El �Ievoli Sun� se fue a pique a exactamente tres kilómetros de la fosa de Casquets. Este �pozo marítimo natural� está situado en aguas profundas, a unos 160 metros abajo. Se trata de un verdadero basurero marítimo salvaje ya que, según Greenpeace, desde los años 60 la fosa contiene decenas de tanques con productos radiactivos. La casualidad quiso entonces que el carguero italiano se accidentara muy cerca de un lugar que la Agencia Internacional para la Energía Atómica considera como uno de los 80 �basureros nucleares del planeta�. Según cálculos de dicha agencia, entre 1950 y 1963 ingleses y belgas arrojaron allí 28.000 tanques con residuos radioactivos, es decir, 160.000 toneladas de elementos nucleares. Ayer Chirac pidió al presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, que acelerara las medidas necesarias a fin de incrementar la seguridad marítima. Según el ministro de Transportes, Jean-Claude Gayssot, si las reglas europeas hubiesen sido adoptadas, el �Ievoli Sun� �nunca hubiese sido autorizado a navegar�.
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