Por
Cledis Candelaresi Aunque
amigo y correligionario de Fernando de la Rúa, Nicolás Gallo fue una de
las víctimas del rediseño del gabinete nacional que el Presidente
dispuso sorpresivamente un mes atrás, incluyendo la disolución del
Ministerio de Infraestructura. Desde el llano, el ex titular de esa
dependencia sugiere que el primer mandatario se equivocó en su intento de
retener o jerarquizar a funcionarios sospechados de corrupción y opina
que los senadores, presuntos receptores de sobornos, deberían haber
renunciado en bloque. José Luis Machinea absorbió las funciones del
extinto ministerio, y ahora anuncia como propios acuerdos con empresarios
que fueron tejidos en común. Pero según Gallo, el mayor pecado oficial
es no tener una estrategia de desarrollo que permita resucitar la economía.
"El Gobierno al que yo pertenecí hasta hace un mes sólo tapa
agujeros", afirma. --¿Por qué el
Presidente disolvió el Ministerio de Infraestructura?
--Me dijo que lo disolvía para fortalecer la gestión económica. --¿Eso es creíble?
--Como yo no comparto ese criterio, no me quedó otro camino que
irme del Gobierno. El Ministerio de Infraestructura fue bien creado, bien
constituido, y con una burocracia mínima de sólo 22 personas
correspondientes a la unidad de gestión del ministro. El resto eran
dependencias que ya estaban funcionando. Además, la idea era ir rediseñando
el ministerio, pasando a Economía todo lo que se iba desregulando y
funcionando en competencia. Pero hay áreas donde no hay desregulación
posible, como el transporte urbano y obras públicas. O la coordinación
de los planes de inversión que hacen los concesionarios. --¿Qué cree que cambió
en los temas del área desde que usted se fue?
--Que las cuestiones que eran competencia de Economía, como las
deudas a favor de varias concesionarias, ahora se resolverán más rápido. --Pero en Economía dicen
que desde que no está Infraestructura es más fácil resolver todo. Por
ejemplo, el acuerdo por Aerolíneas.
--Eso es falso. Quien dice eso, comete un gran acto de falsedad, es
un falso. Pero eso no lo dice el ministro de Economía. --Eso lo dice el
secretario de Programación Económica, Miguel Bein.
--Cuando yo lo vea en letra de Bein, diré que Bein es un falso. Y
se lo diré directamente a la cara. --Hoy (por ayer) se
anunció un acuerdo con los concesionarios de peaje y en los próximos días
se hará lo propio con los de trenes y otros. ¿Piensa que van a incluir
modificaciones con respecto a lo que usted había negociado?
--No. Se está trabajando sobre lo mismo. --¿No tenía diferencias
de criterio con Economía sobre estos temas?
--Ninguna. La mayor parte de las reuniones para discutirlos las
hicimos en el Ministerio de Economía, con el ministro presente, que avaló
nuestras propuestas. --¿La decisión de
disolver Economía fue totalmente sorpresiva para usted?
--Totalmente. Doce horas antes, yo había sido felicitado por la
resolución de la complicada huelga de los camioneros, que no era un
problema del ministerio. Pero Economía no lo podía tomar porque no tenía
personalidades disponibles. --¿Fernando de Santibañes
pudo haber tenido algo que ver con esa decisión?
--De Santibañes nunca estuvo de acuerdo con la idea de crear un
Ministerio de Infraestructura porque él tiene ese concepto simplista, al
igual que muchos hombres de finanzas, de que los ministerios de Obras Públicas
son gastadores. Pero eso es no entender el ABC de la administración
presupuestaria. Con ese mismo concepto, Educación y Desarrollo Social
deberían pasar a Economía porque son gastadores. --¿Entonces fue De
Santibañes quien le sugirió al Presidente que Infraestructura se
disuelva?
--No sé si lo sugirió. Pero sí sé que tiene el concepto
simplista de que para la sociedad la obra pública es diferente de la
educación o del desarrollo social. --¿No se siente
traicionado por De la Rúa?
--En absoluto. --¿Piensa que De la Rúa
se equivocó con el rediseño de gabinete?
--Creo que fue un error. Y me afectaba personalmente, por eso me
fui. --También se alejó el
vicepresidente...
--Creo que fue un error que le hace mucho daño a la Alianza, y la
Alianza es un proyecto político fenomenal. Absolutamente necesario para
el país. --¿Usted coincide con la
visión de Alvarez de que en el Poder Ejecutivo pudo haber habido
corruptores de los senadores?
--Es un tema que no lo analicé a fondo. Pero en la política hay
reglas de juego que se deben respetar, como la de observar a la opinión pública:
cuando emite un mensaje fuerte, hay que actuar en función de eso. A veces
se puede cometer una injusticia. Si ésta se constata, habrá que
reivindicar luego a la persona que fue injustamente observada. Pero la
opinión pública es un voto de confianza. Y, en base a la información
disponible, juzgó que había habido actos de corrupción.
--Alvarez, en definitiva,
actuó en función de la opinión pública...
--El actuó en función de una convicción personal. Y le hizo daño
a la Alianza. De cualquier modo, creo que hay que dejar que la Justicia
funcione. --Pero la Justicia también
está objetada por la opinión pública. El juez Carlos Liporaci lleva la
causa de sobornos en el Senado, pero está sospechado de enriquecimiento
ilícito.
--Entonces volvamos a la época de la Revolución Francesa,
traigamos a Robespierre, y que el pueblo juzgue y use la guillotina.
Tampoco se trata de esto, aunque es cierto que se necesita un
procedimiento de limpieza en la Justicia. De lo contrario, el descrédito
irá creciendo. --¿No cree que De la Rúa
quedó contaminado por las denuncias de corrupción al jerarquizar a
funcionarios sospechados (Alberto Flamarique, Fernando de Santibañes)?
--No. De la Rúa demostró con su historia y convicciones que no
hay mínimo derecho a sospechar de él. Pero yo no hubiera hecho lo que
hizo. --¿Por qué?
--Porque soy partidario de respetar a rajatabla a la opinión pública
en temas ligados a la transparencia. Prefiero una transitoria injusticia
para defender el principio fundamental de la transparencia que la
preservación de un funcionario porque todavía no está juzgado el caso.
Yo también era partidario de pedir la renuncia entera de todos los
senadores, para preservar la institución. Lo necesitaba la sociedad
argentina: ante la menor duda, limpiar. Después, los que fueran
inocentes, tendrían que ser reivindicados. Pero primero hay que preservar
la transparencia de la gestión pública.
CRITICAS A LA FALTA DE UNA ESTRATEGIA CLARA DE DESARROLLO Por C.C.
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