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![]() ![]() El partido comenzó cumpliendo las expectativas que generaban dos equipos con ilusiones de pelear el título. Por un lado, San Lorenzo buscó tomar la iniciativa a partir de la conducción de Romagnoli y las subidas de Erviti. Claro que enfrente se encontró con un rival dispuesto a jugar y a no regalarle nada. Si bien los cordobeses no adoptaron una actitud netamente ofensiva, tampoco se refugiaron en el fondo, ya que la premisa del técnico fue defenderse con el balón. Y ante cada oportunidad que se le presentó, Talleres intentó agredir a los locales. Así, en ese pasaje, los visitantes fueron los más peligrosos, sobre todo con un remate de Rueda que controló Saja con esfuerzo. De a poco, San Lorenzo le fue encontrando la vuelta al encuentro, con más voluntad que juego. Y de esa manera consiguió generar las dos chances más claras de la etapa inicial. En la primera, Alaniz sacó de cabeza en línea un remate al gol de Portocarrero, y en la siguiente fue Cuenca el que evitó el tanto de Ameli, que le cabeceó a quemarropa al palo izquierdo. Con el trámite cada vez más parejo, el partido se fue ensuciando. Entre las piernas fuertes, las simulaciones y la pasividad del árbitro Claudio Martín, las intenciones del principio fueron quedando en el olvido. El juego perdió ritmo, y las situaciones de gol ya no fueron tan frecuentes. El comienzo de la segunda parte encontró a un Talleres mucho más convencido de sus potencialidades, mientras que San Lorenzo lucía errático y perdido en el terreno. Por eso, sin generar demasiado peligro, los cordobeses se mostraron más incisivos. Y pudieron ponerse en ventaja con una entrada que definió Rueda a lo Chelo Delgado, que tapó bien Saja. Sin embargo, cuando Talleres dominaba con claridad y San Lorenzo deambulaba en la cancha, apareció Quinteros para colocar el 1-0 con un derechazo impresionante luego de haber dejado en el camino a Galarza. A pesar del golpe, Talleres pareció no sentir el impacto y siguió siendo superior a los locales. En la mejor chance que se le presentó, Rueda dejó en el camino a Saja, pero desvió el remate final con el arco vacío. Los cordobeses siguieron insistiendo, pero se encontraron con una soberbia tarea de Saja, que le quitó el tanto del empate a Monroy y a Astudillo en sendos mano a mano. Hasta que Garay empalmó un centro atrás y le dio justicia al marcador.
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