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ENTREVISTA AL DIRECTOR RICKY TOGNAZZI
Más que un apellido

El hijo del gran Ugo ingresó desde muy pequeño en el mundo del cine y ya nunca quiso salir. Ahora presenta en Buenos Aires una retrospectiva con varios títulos inéditos en la pantalla local.
�Siempre supe que el cine iba a ser mi vida�, cuenta Tognazzi hijo.
Su iniciación fue nada menos que en los sets donde trabajaba Ugo.
Por Luciano Monteagudo

t.gif (862 bytes) �Es un cine que nace de la realidad, de la necesidad de comunicarse con el espectador, de la urgencia por contar historias que se vinculen con la contemporaneidad, con la vida cotidiana de los italianos de hoy�, dice el realizador italiano Ricky Tognazzi cuando se le pregunta por Ultrá, por La escolta, por Vidas sesgadas, algunos de los films �inéditos en Argentina- que vino a presentar especialmente en el marco de una retrospectiva dedicada a su obra (ver recuadro). Graduado en el Instituto de Stato per la Cinematografie e la Televisione de Roma y fogueado como asistente de dirección de Pupi Avati, Nanni Loy, Luigi Comencini y Sergio Leone, Tognazzi es �como su ilustre apellido lo indica� hijo del gran Ugo, el célebre actor italiano, que lo introdujo de muy chico en el mundo del cine. 
�Los inviernos los pasaba con mi madre en Milán, pero los veranos los compartía con mi padre, lo que significaba pasar la mayor parte del tiempo en el set, maravillándome con todo lo que sucedía�, cuenta el director, a poco de haber llegado a Buenos Aires y horas antes de partir hacia el Festival de Calcutta, donde presentará su nueva película, Canon inverso, que abre hoy la rassegna en la Lugones. �Recuerdo a mi padre disfrazado de mujer, de marinero, de latin lover, de figlio da putana, con bigotes postizos y pelucas, bajo las luces, rodeado de otros actores y de técnicos que construían las escenografías. Era un mundo fascinante, donde la realidad se confundía permanentemente con la fantasía. Ese mundo era también el que mi padre traía a casa por las noches, cuando llegaba para la cena y compartía con nosotros sus experiencias de cada día�. 
¿Y cuándo decidió Ricky �nacido en Milán en 1955� que él también quería dedicarse al cine? �Siempre supe que el cine iba a ser mi vida, que no iba a hacer otra cosa. En todo caso, me parecía que siempre iba a ser mejor hacer cine que trabajar (ríe). Pero también sabía que no quería ser actor. La idea de confrontarme con mi padre de aquel modo me daba mucho miedo. Y además sentía que mi padre tenía expectativas muy altas para mí. Porque él, como actor, como cómico, tenía un complejo de inferioridad muy fuerte, sentía que hacía un trabajo que no era reconocido como tal. Por otro lado, yo quería ser director porque sentía la necesidad de contar mis propias historias, de ser comandante de mi propia nave�.
Cuando se le pregunta por las filiaciones, Tognazzi reconoce que él �y su mujer Simona Izzo, con quien escribió la mayoría de sus films� son parte de una generación que vivió, por supuesto, las secuelas del neorrealismo, pero también �la eclosión de los nuevos cines de los años 60 y el apogeo del cine independiente estadounidense de los 70, que fue un cine de ruptura. La intensidad, la violencia, el ritmo narrativo de nuestros films seguramente tienen alguna de sus raíces también allí. Nosotros todavía teníamos la posibilidad de formar nuestra identidad cinematográfica al margen de las imposiciones del mercado y de la TV. Hoy las nuevas generaciones se encuentran ante un magma: con sólo tocar un botón, hay un centenar de films a disposición en la televisión y, sin embargo, falta una mirada crítica frente a ese incesante bombardeo de imágenes�. 
La TV, justamente, le permitió a Tognazzi iniciarse como regista, bajo la tutela de Ettore Scola, que fue el productor del episodio Fernanda (1987), de la popular serie �Piazza Navona�. �Scola es un punto de referencia insoslayable en mi carrera, aun cuando hice films muy diferentes a los suyos�, reconoce Tognazzi. En el otro extremo está Canon inverso, estrenada en Europa este año, una película que en principio se aparta de su obra anterior �no transcurre en Italia, no trata sobre el presente�, pero a la cual Tognazzi reconoce como propia�por contraste, y también por el hecho de ser, como todos mis films, la historia de una pasión�.

 

 
La programación de la muestra
El encuentro con Ricky Tognazzi, en la Sala Lugones del San Martín, se inicia hoy y mañana con Canon inverso (2000), un film construido como una partitura que puede ejecutarse en el sentido contrario al que fue escrita, retrocediendo como quien bucea en la memoria. El martes 7 va Fernanda (1987), con Margarita Lozano y Anouk Aimée, episodio televisivo de la serie �Piazza Navona� producida por Ettore Scola. El miércoles 8, Pequeños malentendidos (1989), la historia de seis personajes en busca de un amor, un film que se convirtió en un referente para su generación, estrenado en la Quincena de los Realizadores de Cannes. Para el jueves 9 se anuncia La escolta (1993), un film en la línea de los mejores ejemplos del thriller político italiano, ganador de múltiples premios y del favor del público en Italia. La muestra concluye el viernes 10 con Vidas sesgadas (1995), un intenso, angustiante huis clos, que refleja los niveles de corrupción a los que había llegado una parte de la sociedad italiana a mediados de los años �90. Selección oficial de los festivales de Berlín y Toronto.

 

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