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Por Horacio Bernades
Hubo un tiempo en que Sam Shepard supo ser, por sí solo, todo un fenómeno de culto. Eran las épocas de las Crónicas de motel, de Luna Halcón (libros conocidos en Argentina en las bonitas y por entonces flamantes ediciones de Anagrama), y también de sus primeras apariciones como actor (en Días de gloria, Frances o Elegidos para la gloria). Presencia en pantalla y escritos eran cosas que coincidían raramente: la imagen de cowboy rústico pero accedido a cierta sofisticación, algo así como un pos-Gary Cooper melancólico, encajaba a la perfección con esos textos rapsódicos, siempre en busca de algún paraíso perdido entre el Oeste y el Medio Oeste. Saber que era el hombre de Jessica Lange, y que lo había sido de Patti Smith, ayudó a una reputación entre winner y rocker.El súbito acceso de Shepard a la condición de personaje de culto se vio coronado, claro, por su participación central en el guión de Paris, Texas. Enseguida se conoció, siempre por mediados de los 80, la versión que de su obra Fool for Love filmó Robert Altman. De allí en más, la imagen del neocowboy filosófico tendió a disolverse en actuaciones cada vez más esparcidas, y en un par de no muy elogiados intentos como realizador, que no llegaron hasta aquí: Far North (1988) y Silent Tongue (1993). Disolución que no debe haber disgustado del todo a este practicante del zen y otras disciplinas orientales, retirado del mundo en su rancho, en compañía de Jessica Lange. Ahora, Shepard parece en tren de reaparecer. Wim Wenders acaba de anunciar que ya trabajan juntos en el guión de otra road movie, al tiempo que está por estrenarse en la televisión estadounidense See You in My Dreams, telefilm basado en algunas de sus Crónicas de motel. En simultáneo con estas novedades, se edita aquí en video Simpatico, opera prima del realizador Matthew Warchus basada en la obra teatral homónima de Shepard y estrenada en Estados Unidos hace pocos meses. Con el título de Encuentro peligroso y sin pasar por los cines, el sello SBP la distribuye por estos días en videoclubes. Los nombres del elenco ayudan a dotarla de un aura con brillo. Empezando por el triángulo central: Nick Nolte, Jeff Bridges y, en papel atípico, Sharon Stone, empeñada en pasar de sex symbol a actriz �seria�. Siguiendo por los nombres de apoyo: Albert Finney y la fascinante Catherine Keener, la misma que volvía loco a John Cusack en ¿Quieres ser John Malkovich? La historia lleva la marca Shepard en el orillo: hay un paraíso perdido, el de la inocencia y las ilusiones juveniles, y una caída de la gracia. Hay, también en Encuentro peligroso, como en una de pistoleros, un arma y un duelo entre hombres, ex amigos a quienes cierto pecado de juventud expulsó del paraíso, reencontrados ahora para ajustar cuentas. Entre ambos, una mujer rubia (Stone), venida abajo entre el alcohol y los kilos de más (impresiona el aspecto de la ex diva). Y una morocha (Keener), recorriendo el camino inverso, el que va del uniforme de camarera a la sofisticada capelina y tailleur de rompe y raja. Cerrando el círculo, un investigador (Finney) como escapado de un film noir, que hallará también su forma de redención. Menos habitual en la obra de Shepard es la idea del doble y la transferencia de personalidades entre el personaje de Nolte y el del gran Bridges, que basculan desde lo más alto de la escala social hasta lo más bajo, como si se tratara de una paráfrasis de Príncipe y mendigo. Evidencia del peso simbólico que en más de un momento hace sentirse en exceso sobre la historia, los dos caballos de carrera que marcan el pasaje de la inocencia a la corrupción de estos dos hombres en el espejo llevan por nombre �Perfume de Cielo� y �Géminis�.
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