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De la familia: Antonio de la Rúa, Aíto de la Rúa y Jorge de la Rúa. |
Por
M. G., M. W. y S. M.
El
momento del reportaje con Página/12 en que De la Rúa se puso más
tajante fue cuando escuchó preguntas sobre Antonio, Aíto, Jorge y
Eduardo de la Rúa. --¿Qué rol juega su familia, Presidente? ¿Son sus consejeros? Si lo
son, ¿en qué nivel? --Ese
es otro mito que se hace. Mi familia juega el rol natural de cualquier
familia. Es el ámbito de los afectos y de la vida, del cariño. De manera
que también se ha fabulado sobre esto. Una revista le atribuía un poder
extraordinario a mi mujer, y si hay alguien discreto es Inés, aunque
desde luego, como cada mujer, siente, se alegra y sufre según los
resultados de su marido, según lo que publican las revistas o lo que
publica la televisión. Sobre todo cuando algunos se meten con la familia,
la atacan sin fundamento e inventan mentiras. --Bueno, pero su hijo Aíto es director ejecutivo de Educ.Ar, una
sociedad del Estado, Antonio es una especie de asesor ad honorem, su
hermano Jorge es ministro de Justicia... --Vamos
por pasos. Mi hija se dedica a cuidar a mi nieta. Su marido trabaja en una
empresa privada. Antonio no tiene ningún puesto público y me ayudó en
las campañas, en la comunicación. --¿No lo está ayudando ahora? --Ahora
viaja mucho a ver a su novia. Tiene ganas de vivir su vida. Creo que me
entregó muchos años de su vida y de su juventud para ayudarme en las
campañas. Después, ni en todo el gobierno de la Ciudad ni en el gobierno
nacional tuvo ocupación, lo que no significa que no tenga opinión. De ahí
a que sea la fuente de las decisiones, bueno, es un invento. En cuanto a
Fernando, +esta fue una decisión suya muy clara. Está ayudando en el
programa Educ.ar. Es más: él es el origen del programa como gesto de
gran solidaridad con su padre. Un sobrino mío tiene un gran éxito en
Brasil con una empresa de informática y de Internet. Por él Aíto conoció
a Martín Varsavsky, le pidió alguna idea o proyecto para el país y de
ahí surgió la idea del programa Educ.ar. Si mi hijo hubiera ayudado en
forma privada, hubiera dado lugar a suspicacias. Hubieran dicho que lo movía
un interés personal. Entonces el hecho de integrarse formalmente es una
limitante: no puede hacer nada en el campo privado. Y el caso de mi
hermano Jorge es el de un jurista reconocido. En cuanto a mi primo Eduardo
De la Rúa, tiene su actividad privada. Hace mucho que no lo veo, pero a
veces hablamos. Hemos tenido encuentros ocasionales y no cumple
tareas orgánicas ni formales. Cuando uno es normal o transparente,
es como si se quisieran inventar fantasmas o mitos alrededor de él. --De Santibañes es vecino de Nosiglia, su hijo Antonio también es
amigo de De Santibañes y han reconocido mantener conversaciones juntos.
Su hijo y de Santibañes hicieron declaraciones públicas que no coinciden
con su discurso. Esa construcción también tiene que ver con
reuniones e intercambios. No son mitologías. --Lógico,
la gente se conoce y tiene amistades. Pero no existe el poder de él ni la
influencia que se dice. Habla usted de "vecino". Yo llevo un señor
en mi viaje a China y lo llamaban "el vecino", cuando era un
ejecutivo que me había ayudado muchísimo en el programa de relaciones
con China. Incluso había viajado previamente y por su cuenta para
coordinar una serie de reuniones. Da la casualidad de que era vecino de
Pilar, pero no lo llevé por vecino, sino por el relacionamiento que
significaba. --¿A quién escucha usted habitualmente para tomar las decisiones de
gobierno? --Hago
como el presidente (Arturo) Illia, que decía: "Mis asesores son los
ministros". Estoy permanentemente incitándolos, impulsándolos,
coordinando acciones, porque pueden haber diferencias entre nosotros. Para
una decisión más compleja, como el recorte salarial, participó todo el
gabinete y el análisis duró diez o doce días. E incluso estuvo el
vicepresidente. Y los presidentes de las cámaras legislativas. Hasta por
una cuestión práctica no hay tiempo para influyentes externos. --El gobierno siempre alega que hay restricciones. Los críticos alegan
o que el rumbo es equivocado o que las decisiones se toman lentamente. ¿El
gobierno es lento? --No,
no es lento. El Estado tiene algunas deformaciones burocráticas, pero no
en las cosas sustanciales. Anunciamos las reformas fiscales últimas de
Machinea, y ya están aprobadas en el Congreso. El circuito de algunos trámites
y decretos se hace pesado, pero no sucede lo mismo en las cosas urgentes.
Dije que haríamos una negociación con Repsol, y hemos tenido el acuerdo,
con 300 millones para la Nación. Han salido las normas para garantizar más
competencia en la distribución de combustible. En autopistas se han
anunciado obras ahora entre La Plata-Buenos Aires y Rosario-Córdoba. Puse
en marcha el programa "Manos a la escuela" y el proyecto de
Reforma Política. No hay posibilidad de ser lento. Las urgencias llaman a
la puerta. --¿Cómo lo mueve saber que su imagen pública ha bajado
sensiblemente? --He
sido consciente del costo político de determinadas decisiones, pero no
podía evitarlas. Debí cumplir con mi deber antes que preocuparme por
generar índices de imagen. Después la gente lo reconocerá. --¿Va a participar del programa de Tinelli? --No.
--El que lo imita, ¿lo imita bien? --Bastante
bien. A mí lo que me molesta es la mentira, la diatriba. El ataque sobre
hechos falsos. No solo yo, sino mi familia. No solo mi familia directa
sino mi familia política, que no tiene nada que ver. --¿Igual le gusta ser Presidente? --No
es un problema de gustos sino
de deber que uno ha tomado. Pero las cosas hay que hacerlas con
convencimiento y con ganas. A mí lo que me gusta es enfrentar las
dificultades. --¿No
está arrepentido de la reforma impositiva?
--Es que no había alternativa. En un mundo globalizado, estábamos
obligados a reducir el déficit. --¿No habría tenido más sensatez apostar al crecimiento y esperar
que el crecimiento trajera más recaudación? Porque la recaudación no
creció por culpa de la recesión y la falta de crecimiento.
--Y sí, pero se ha mantenido. El problema es que uno puede apostar
al crecimiento, pero los mercados y los inversores pueden verlo como un
salto al vacío, y privarlo de financiamiento. Todo depende de cómo se
vea. La semana pasada anunciamos un programa de reducción de impuestos.
Pero va a calzar con una cobertura por si la recaudación no aumenta. Al
principio no teníamos con qué calzarla. Y se daban críticas cruzadas.
Unos proponían bajar impuestos y tirarse a la pileta. Otros pedían
"recorten más gastos" y no decían por dónde pasaba la tijera.
¿Qué íbamos a hacer? ¿Despedir 90 mil empleados públicos en un cuadro
de alto desempleo? Y está la otra crítica, la de porqué no destinamos más
recursos al gasto social. Recursos que en rigor no se tienen. En cambio
con una política de austeridad, disciplinamiento fiscal y
responsabilidad, las expectativas serían positivas, vendrían las
inversiones y se produciría la deseada reactivación.
--¿Por qué no sucedió?
--Conspiró
el clima que se creó con el tema de los impuestos, un clima de cierto
pesimismo. Finalmente las inversiones se orientaron más a otros países y
menos al nuestro. Pero no sólo inversiones externas, sino inversiones
locales también. Hagan memoria: nos pasamos el primer trimestre con una
gran propaganda de que las empresas se iban a Brasil, cuando no era
cierto. Después, el "impuestazo": "excesivo",
"regresivo". Un clima negativo para el desarrollo de la economía,
que siempre precisa expectativas positivas. --¿Y en qué falló el gobierno, en el tema de crear nuevas
expectativas positivas? --Hubiera
necesitado más propaganda, más comunicación. Pero no teníamos recursos
para publicidad, a diferencia de la provincia de Buenos Aires, que tiene
90 millones. La comunicación es importante para promover la inversión,
la confianza, el consumo y también los niveles fiscales, para que la
gente pague sus impuestos. Después estuvo la necesidad de reducir los
sueldos más elevados del sector público. --Con un techo bajo....
--Se discutió si serían a partir de 700 o 1000 pesos y optamos
por mil. --De todas formas es
bajo.
--Siempre que le bajen algo, parece mucho. Pero además dio la
sensación de una rebaja de salarios generalizada, y no era sí, era sólo
del sector público. Pero esto no se comprendió y tuvo un efecto
negativo. Y hubo muchos sectores que jugaron en contra de la recuperación
económica. --¿Cuáles? --Muchos,
muchos, distintas opiniones: "no será posible", "no vamos
a salir", "hubieras hecho otra cosa", De un lado y del
otro. Unos que dicen que debe hacerse más recorte, y otros que debiera
gastarse más. --¿Usted se refiere a sectores políticos o sectores financieros? --De
todo. --¿Coincide con el ministro Machinea cuando dijo que hay sectores que
de alguna forma conspiran contra el plan económico? --Fue
una afirmación de Machinea sobre algunos ataques personales dirigidos a
él. Cuando cada día se plantean cuestionamientos hacia el ministro,
dudas sobre su estabilidad, se conspira también sobre la confianza de la
economía. Es increíble, en Galicia me tocó contestar una pregunta
acerca de versiones sobre la permanencia del ministro. Y obviamente yo
como Presidente sabía que el ministro no había sido removido, ¿no? Conté
el cuento de aquel que hizo un pacto con el diablo,no, para tener la
información anticipada. Así que estamos en este camino, creando las
bases de la confianza. Lo que más me duele es la situación social. Pero
recibí el país con alto desempleo, altos niveles de pobreza, y nuestra
lucha es para obtener recursos que sirvan en las urgencias sociales. Eso sí
tiene que quedar claro: nuestro objetivo no es sólo combatir el déficit.
--¿Cuál es?
--Promover
el crecimiento, para el desarrollo con justicia.
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