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LOS PEDICULICIDAS NO SURTEN EFECTO EN SECTORES MEDIOs Y ALTOs
Piojos de alto nivel

Munidos de peine fino, investigadores del Conicet obtienen sus muestras de cabezas escolares: el 80 por ciento tiene piojos. Descubrieron que en sectores medios y altos se han hecho tan resistentes al pediculicida que no logran matarlos aun multiplicando por cien la dosis. En cambio, en sectores carenciados aún son vulnerables.
Uno de los investigadores del Conicet con el objeto de su análisis: los piojos.
Para obtenerlos, hicieron convenios con escuelas, en donde los chicos prestan sus cabezas.
Por Pedro Lipcovich

t.gif (862 bytes) �Aunque cayeron muchos de nosotros, somos más fuertes que nunca y hemos aprendido a resistir las poderosas armas del enemigo�: así escribiría un historiador piojo el cuadro de situación de la pediculosis. A grandes rasgos, el vigor de un piojo argentino es directamente proporcional al nivel económico de la cabeza en que habite: en sectores medios y altos, el abuso de pediculicidas ha creado cepas resistentes, al punto de que dosis cien veces más potentes no bastan para eliminarlos; en cambio, los piojos carenciados, cuyos anfitriones no tienen acceso a estos fármacos, son vulnerables. De todos modos, los piojos son �uno de los pocos igualadores de clase que quedan�, según una investigadora del Conicet: el 80 por ciento de los niños de escuelas públicas y privadas lo tiene. Los especialistas insisten en recomendar el peine fino todos los días, �igual que el lavado de dientes�. Para los casos, excepcionales, en los que hay que recurrir al pediculicida, el equipo del Conicet desarrolló un compuesto que incrementa cinco veces la eficacia contra el piojo. Pero también a los piojos se los combate con la fuerza de la ley. Página/12 dialogó con una de las impulsoras de la Ley del Piojo, que en la provincia de Buenos Aires ya consiguió, por primera vez en los últimos 40 años, bajar la incidencia del flagelo.
Desde hace seis años, un equipo del Centro de Investigaciones en Plagas e Insecticidas (Cipein) estudia por qué fallan los piojicidas: �La mayoría de las poblaciones (de piojos) recolectadas en la ciudad de Buenos Aires y su conurbano son muy resistentes a la permetrina, en la que se basa la acción del 92 por ciento de los piojicidas�, afirma María Inés Picollo, jefa de la División Entomología del Cipein.
La parte más peligrosa de la investigación es conseguir los piojos (ver recuadro). Una vez obtenidos, se los pone en un papel de filtro empapado en permetrina al 1 por ciento, concentración similar a la de los pediculicidas: �No se mueren: y si aumentamos la concentración hasta el ciento por ciento, en la mayoría de los casos tampoco mueren�. De todos modos, �las resistencias son distintas en cada población. Hemos estudiado varios colegios privados, �paquetes�, de Acassuso, San Isidro, Martínez: la resistencia era superior a cien, el máximo que podemos medir. En cambio, en una escuela pública próxima a la villa de Retiro, la resistencia no superaba la concentración del 11 por ciento. Es cierto que, desde la teoría del manejo de plagas, una resistencia superior a 10 ya indica que el producto no sirve�, explica la investigadora. 
¿Y si probamos con los piojicidas que no tienen permetrina? Tampoco: �Los otros insecticidas, como la deltametrina o la transfludrina, son también del grupo de los �piretroides� y se produce �resistencia cruzada�, igual que con la permetrina�. ¿Y si aumentáramos la concentración?: �No �contesta la investigadora�: hemos testeado los productos que tienen 2,5 por ciento de permetrina y no son más efectivos, además de presentar más riesgos de toxicidad�. Entonces, ¿quién podrá salvarnos?: básicamente, el peine fino.
�Si el peine fino estuviera incorporado como hábito diario para los chicos, igual que el cepillado de dientes, no habría más piojos�, asegura Cristina Villalobos, entomóloga de la Universidad de La Plata. Lo más cómodo es pasarlo después de lavar la cabeza, �junto con una crema de enjuague común, que actúa como lubricante y facilita el despegue de la liendre�, sugiere Picollo. Hay que capturar al piojo cuando recién llegó a la cabeza. Después ya será demasiado tarde porque cada hembra pone 40 huevos en 15 días. Los piojos tardan ese tiempo en llegar a la fase adulta y viven alrededor de un mes más. 
En los �casos de infestación muy grande y donde ya se están produciendo infecciones secundarias, entonces sí corresponde usar pediculicidas�, señala Picollo. Los investigadores del Conicet aseguran haber descubierto una manera de enfrentar en alguna medida la resistencia del piojo: �Incluimos en el producto un compuesto que, sin ser tóxico en sí mismo, daña la cutícula del insecto, su caparazón, y así facilita la acción de la permetrina�. Según las pruebas efectuadas en el Cipein, la efectividad del compuesto es hasta cinco veces mayor que la de los piojicidas tradicionales. �Mediante el programa de transferencia de tecnología, hicimos un convenio con una empresa, que lo lanzó al mercado con el nombre de Sumo�, cuenta la investigadora del Conicet.
Mientras tanto los piojos continúan con sus efectos, fuera y dentro de la cabeza. Sí, adentro también: �Los chicos afectados prestan menos atención en la escuela porque tienen picazón y se sienten molestos; a veces el hecho de sentirse �piojosos� los lleva a aislarse, y además las molestias no los dejan dormir bien�, enumera la doctora Villalobos. Ella fue una de las impulsoras de la Ley 11.818, de la provincia de Buenos Aires, que establece como �Semana de la Pediculosis� la tercera de marzo de cada año y obliga al Poder Ejecutivo bonaerense a efectuar campañas de prevención, �que deberían ser mucho más intensivas�, señala Villalobos. El hecho es que �después de haber dado charlas a padres y alumnos y haber entrenado a maestros y directores de 124 escuelas de La Plata, la proporción de alumnos infestados bajó del 38 al 34 por ciento entre 1994 y 1998�.
Otros números son más inquietantes: �En nuestra última encuesta, el año pasado en escuelas de diversos barrios de Capital y conurbano, el 80 por ciento de los chicos tenía piojos�, cuenta José Massimo, director de la carrera de especialista en dermatología pediátrica de la UBA y médico del Hospital de Niños. Según Picollo, �el piojo es uno de los pocos igualadores de clases que van quedando: hay en todos lados�. Pero no es igualador de sexos: �Los porcentajes dan siempre más altos en niñas que en varones �precisa Villalobos�: probablemente porque las nenas tienen más contactos interpersonales en sus juegos, es más común que se presten objetos personales y el pelo largo y suelto aumenta la superficie de contacto�. Una forma de contagio inesperada y frecuente es el simple hecho de prestarse un lápiz, que el niño previamente se haya pasado por el pelo. También, �como para las picaduras de mosquitos, hay personas más susceptibles que otras �observa Picollo�: probablemente por el grado de humedad del cuero cabelludo o la grasitud del pelo; todavía no está claro por qué�, llega a sus confines la ciencia en materia de piojos.

La investigadora María Inés Picollo junto con una colega.
Desarrollaron un compuesto que aumenta la eficacia contra el piojo.

 
La picazón a lo largo de la historia

Por P.L.

�Los piojos son divertidos, apasionantes�, opina la entomóloga Cristina Villalobos, y narra una de sus experiencias: �Trabajando con indios guaraníes en la provincia de Misiones, encontré que ellos tomaban como natural vivir con piojos. Sin embargo, comentaban que sus antepasados los combatían con una infusión que preparaban con hojas de árboles. Yo les mostré un piojo al microscopio: cuando lo vieron así no les gustó. Al día siguiente tuve la satisfacción de ver que estaban preparando de nuevo la antigua infusión para combatirlos�. 
Los piojos están en la Biblia: �Moisés le dice a su hermano Aarón que golpee con su vara y el polvo de la tierra se convertirá en piojos�. Están en los papiros egipcios: �La receta para combatirlos era afeitarse la cabeza y pegarse una mezcla de harina y agua; los piojos quedaban apresados en ese engrudo�. Estaban en la América precolombina: �Se encontró una momia de más de cinco mil años de antigüedad con el pelo cubierto de liendres�. Resistieron la Conquista: �Los mayas acostumbraban sacarse los piojos y ponerlos en cajitas de oro para ofrendarlos a su dios. Hernán Cortés, pensando que en las cajitas había polvo de oro, las tomó y cientos de piojos le subieron por las manos�. Y supieron metaforizar el capitalismo en sus orígenes: �En ciudades de Holanda, los ciudadanos destacados extendían sus barbas en una mesa y ponían piojos en el centro: se designaba a aquel cuya barba era elegida por los piojos: era el que estaba en mejores condiciones de salud y nutrición�, recopiló historias la entomóloga.


Las técnicas para cazarlos

Por P.L.

El estudio científico del Pediculum capitis presenta dificultades inesperadas: como los piojos, lejos de una cabeza que los hospede, no sobreviven más de 24 a 48 horas, los investigadores del Cipein, junto con los médicos del Hospital de Niños, tuvieron que desarrollar un sofisticado sistema de recolección y preservación. Permanentemente visitan escuelas de Capital y conurbano y nunca les falta buena pesca. �Pedimos a las autoridades de la escuela una salita pequeña para no revisar a los chicos delante de sus compañeros.� En dos a cuatro días, revisan a todos los alumnos. �Las maestras están contentísimas porque baja la población de piojos. Y muchas veces ellas mismas quieren que las revisemos�, revela la investigadora María Inés Picollo.
Pero, ¿cómo agarrar al piojo? �Si lo tomáramos con los dedos, lo dañaríamos, y tiene que estar intacto para las investigaciones �destaca el médico José Massimo�: con ingenio criollo se nos ocurrió, después de barrer la cabeza con peine fino y mandar los bichitos a un tarro, ofrecerles un pelo: el piojo se cuelga, como Tarzán a la liana.� Los animalitos van a un tubo de ensayo con algodón humedecido y, en vehículos con aire acondicionado para que no se deshidraten, vuelan al laboratorio, donde �los experimentos se hacen antes de que pasen 18 horas, para que los piojos estén en perfectas condiciones�, señala Picollo.

 

ESTRATEGIAS Y ANECDOTAS DE LAS ESCUELAS PORTEÑAS
Cómo convivir con ellos

�Tuvimos un alumno que se resistía a ser tratado, argumentando que si le matábamos los piojos se rompía el equilibrio natural.� La anécdota, narrada risueñamente por Roberto Cerezo �director del Instituto Esteban Gascón�, pinta de cuerpo entero la situación: hoy ya nadie se horroriza en las escuelas cuando se escucha la palabra piojo y hasta los chicos son perfectamente conscientes de �lo que tienen en la cabeza�. Lucía D. es docente de escuelas primarias y de jardines de infantes y en más de veinte años de profesión ha lidiado con estos visitantes innumerables veces. �Ahora se lo toman con más tranquilidad... antes, cuando le decías a una mamá que su nene tenía liendres, al otro día el chiquito venía con la cabeza toda colorada de tanto que lo habían frotado y la mamá atrás, diciendo ¿viste que no tenía?� 
Los chicos del colegio Euskal Echea, ubicado en Sarandí al 700, tienen clases especiales en las que investigan sobre la pediculosis y reciben de parte de los maestros consejos para prevenir la enfermedad y detectar sus síntomas. �Nuestra intención es que tanto los chicos como los papás tomen conciencia de que esto es un problema de salud y que, como tal, le puede suceder a cualquiera, por muy pulcro que sea�, comentó María Luisa Alvarez Mujica, directora de EGB del Euskal Echea. 
Otros han optado por métodos más originales: durante 1999, el Instituto Gascón realizó, una vez por mes, �el día de la lucha contra el piojo�. �Se elegía un fin de semana largo, como para darle tiempo al tratamiento�, cuenta Cerezo. En un jardín de Villa Corina, donde Lucía dio clases el año pasado, las integrantes del gabinete psicopedagógico armaron cuentos e hicieron dibujos, para después ir sala por sala contándoles a los más chiquitos de qué se trataba la pediculosis. Los docentes coinciden en que lo más importante es que los alumnos, pero sobre todo las familias, tomen conciencia del problema. En algunos casos se ha logrado que los padres se hagan cargo. En otros casos, toda charla es inútil: �Hay nenes que van a la escuela y parecen un arbolito de Navidad�, dice Lucía cuando recuerda algunas cabezas. 
Entre los maestros es regla general: el que trabaja con chicos termina por contagiarse. Hay una época �precisamente ésta: la de transición entre la primavera y el verano� en que se producen rebrotes y entonces es muy difícil que alguien zafe. Y aunque los papás todavía prefieren los tratamientos químicos, algunas escuelas optan por métodos más caseros. En la sala de maestras de la escuela Nº 1 de Villa Lugano, por las dudas, siempre hay infusión de palo amargo, para los docentes �invadidos�.

 

 

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