Por
Juan Jose Panno
En el primero, el paraguayo Cáceres le ganó a Matellán
y le dio con la nuca a la pelota, que entró junto al palo derecho
de Córdoba, que se quedó parado. En el segundo, en un centro
frontal, Daniel Díaz le pegó con el parietal izquierdo y
la clavó lejos del arquero, que esta vez no tuvo nada que ver.
Y en el tercero, Córdoba amagó con salir, regresó
de apuro y cuando estaba volviendo siguió a la pelota con la mirada
y vio cómo se metía en la red. Con esos tres goles, Central
logró dos empates parciales y la igualdad definitiva, dejándole
a la Boca un amargo gustito a derrota. Los rosarinos, que de sus 17 goles
anteriores a este partido no habían convertido ningún tanto
en jugadas de pelota detenida, marcaron tres veces en una sola tarde por
la vía del corner (dos) o del tiro libre (una). La (in) defensa
de Boca mucho tuvo que ver con el resultado final de un partido que, por
las situaciones a favor generadas en los 90 minutos, Boca debió
ganar con claridad.
La tarde
pintaba para la fiesta, más aún cuando llegó la noticia
del empate de River sobre la hora en La Plata, que los hinchas boquenses
celebraron con timidez y pudor. Frente a un rival preocupado por la Mercosur
y que jugaba con medio equipo titular y una banda de pibes, Boca parecía
tener el camino libre para montar un show de goles. El golazo de Delgado,
después de un pase genial de Riquelme, parecía confirmar
los pronósticos. El pesado primer tiempo terminó 1 a 0 porque
el cuadro de Bianchi no supo concretar las otras tres situaciones que
había provocado y porque Central sólo se había acercado
a Córdoba tibiamente. Hasta ahí todo era obvio, cantado,
previsible. Faltaba otro tiempo aburrido, alguna fugaz aparición
de Riquelme, uno o más goles que llegarían por inercia,
una mejoría de Central con el ingreso de Ezequiel González.
Pero todos los cálculos volaron por los aires porque los aciertos
ofensivos de Central y los errores defensivos de Boca provocaron un juego
abierto, entretenido y una catarata de emociones.
Pasó de todo en esos 45 finales; pasó que Boca tuvo 20 minutos
brillantes; pasó que Palermo metió un cabezazo en el palo;
pasó que Marchant lo perdió dos veces; pasó que entró
Guillermo por Marchant y pasó que Boca hizo un gol de otro campeonato:
toque sutil de Riquelme, enganche de Guillermo, pase en profundidad para
Palermo y zurdazo del grandote, un golazo con la fórmula clásica
del primer campeonato de Bianchi; pasó que Fagiani siguió
haciendo macanas; que Bauza metió a Ezequiel González; que
Ibarra cayó en el tobogán; que Central empató 2 a
2; que Ezequiel González le hizo un tontísimo penal a Palermo
llevándoselo por delante; que Guillermo pateó el penal y
puso el 3 a 2; que Bianchi lo metió a Medina para aguantar mejor
los pelotazos que llegaban por arriba; que Ezequiel González quedó
solito frente a Córdoba y se perdió el gol; que Riquelme
ya había desaparecido; que la gente silbaba de terror cada vez
que los rosarinos se acercaban y que Córdoba se mandó una
macana más grande que la Casa Amarilla a sus espaldas para permitir
el 3 a 3 definitivo. Para Boca, un desastre. Para el campeonato, un resultado
fenómeno.
Optimismo
de Bianchi
Carlos Bianchi puso su mejor cara de optimista y dijo que, cumplida
esta fecha, todo sigue igual que una semana antes y que Boca sigue
llevando la misma ventaja a sus rivales. Pero Bianchi no se cree
demasiado eso que largó en la conferencia de prensa posterior
al partido y se quedó preocupado por la falta de solidez
de su equipo. Yo no creo que se deba hablar de desconcentración
sino de fatiga, dijo, tratando de salvar la responsabilidad
de los jugadores que dirige. Son cosas del fútbol,
agregó resignadamente, en relación con los tres goles
que convirtió Central, nacidos en jugadas con pelota detenida.
La entrada de Medina por Fagiani fue para reforzarnos por
arriba, explicó el DT. Lo que no quiso adelantar es
qué equipo pondrá en la cancha en el partido que Boca
jugará mañana contra el Atlético Mineiro en
la Bombonera. Sólo señaló que van a entrar
la mayoría de los futbolistas que entraron el miércoles
último en Belo Horizonte.
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Santella,
el que hace que Boca se corra todo
El
preparador físico del plantel boquense explica cómo llegará el campeón
de la Copa Libertadores al partido clave ante el Real.
Por
Facundo Martínez
De aquel Boca del bicampeonato
que se diferenciaba de los rivales por su óptima resistencia física
a este actual, ¿qué ha cambiado?
El Boca del 98 no es fácil emularlo desde el punto
de vista físico porque era un equipo virgen que se desarrolló
dentro de un esquema de trabajo que para los jugadores era nuevo, lo que
produjo un plus muy alto en el rendimiento, que con el tiempo es difícil
de sostener.
¿Qué explicación tiene esa baja en el rendimiento?
El equipo comenzó a jugar con calendarios cada vez más
frondosos, entonces lo físico disminuye. Uno no puede dar el máximo
en todos los partidos, por lo que inconscientemente se comienzan a movilizar
reservas sólo cuando las necesita. ¿Por qué? Porque
el jugador quiere jugar siempre. En ese sentido, el futbolista no luce
tanto físicamente como pudo hacerlo en otro momento. Además,
Boca salió campeón de la Copa en este calendario, y antes
de terminar de festejar siguió la carrera.
¿Hay exceso de competencias?
Hay un tiempo para preparar, uno para competir y otro para recuperar.
Si se rompe esa relación, se complica. Acá empezamos el
10 de enero, en cuatro días ya estábamos jugando contra
River, y desde ahí no paramos. Por eso no podemos hacer nada de
fondo sino que vamos tratando de emparchar.
Entonces, ¿cómo está Boca hoy?
En el rendimiento general, estamos bien. Hay que tener en cuenta
que se fueron elementos muy importantes, pero hay que confiar en que los
que vienen se van a consolidar, como lo hizo Battaglia.
¿Cómo va a afectar este momento físico en la
Intercontinental?
Hay partidos en los que la motivación es muy fuerte y el
jugador va a entregar todo. Es un partido que todos estamos esperando.
¿Es diferente ahora de como lo fue con Vélez?
Sí, porque Boca juega con un nivel de exigencia mayor que
la de Vélez. Acá si uno pierde 2-0, tiene que soportar críticas
ácidas. Lo que es cierto que, al menos para el cuerpo técnico,
la experiencia ya es conocida.
¿Va a haber una preparación especial para enfrentar
al Real Madrid?
Hasta que subamos al avión no podemos alterar la preparación,
porque no podemos pensar en el Real cuando estamos enfrentando a otros
rivales. Eso es imposible. Recién con el viaje comenzaremos la
adaptación. Si subimos al avión a las 8 de la mañana,
para todos van a ser las 8 de la noche.
¿Les van a mentir a los jugadores para que se duerman al
mediodía?
El sueño se puede inducir, con la ingesta de melatonina (un
fármaco inocuo que produce sueño). Así, después
de almorzar se duermen y ya empiezan a cambiar su reloj biológico.
Ya en Tokio, los dos o tres primeros días, que son los que se sienten,
el plantel no va a ser exigido. Por ahí van a hacer doble turno,
pero por la tarde, por ejemplo, todo consistirá en salir a caminar,
porque lo que hay que garantizar es el mantener al jugador vivo en esos
horarios. Los días restantes trabajaremos en la puesta a punto,
ya que ahora no podemos producir grandes cambios.
¿Le gustaría que el factor desequilibrante sea lo
físico?
A esta altura, sólo trato de ser útil al cuerpo técnico
y a los jugadores. La lectura que hagan los demás me puede afectar
o no, pero yo tengo que vivir del compromiso con mi trabajo.
Se lo pregunto por todas las críticas que recibió
por las lesiones de los jugadores en la pretemporada...
Las lesiones de la competencia fueron menos de las normales. Eso
lo tengo bien claro. Hay problemas que hoy son de difícil resolución,
como saber por qué un jugador se desgarra. Uno puede dar un millón
de explicaciones, pero no hay investigaciones serias sobre ese tema. Vivimos
con algunos datos que nos prestan los países desarrollados. Pero
la verdad nos llega siempre diez años más tarde.
¿Le apuesta al rendimiento del equipo para el compromiso
en Tokio?
Este plantel va a vender caro el partido, porque tiene un plus de
combatividad. En eso el jugador argentino es reconocido, y este grupo
particular ya ha dado muestras. En ese sentido tenemos mucha confianza.
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