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LIOS ECONOMICOS EN SAN LORENZO
Refundición santa

El refundador de San Lorenzo, Fernando Miele, afronta serios problemas para imponer el convenio de gerenciamiento con la empresa suiza ISL. ¿Sabrán los helvéticos que una parte considerable de los ingresos que podría administrar el club, por los cuales ofertan 13 millones de dólares anuales, ya han sido confiados a la explotación de terceros? Los hinchas ya impulsaron dos marchas para frenar el convenio, pero ya buena parte de los recursos del club han sido tercerizados.

Por Gustavo Veiga

t.gif (862 bytes)  Fernando Miele, por estas horas, acaso sienta que es un ser incomprendido. Si mirara hacia atrás, advertiría que sus obras –con el estadio Nuevo Gasómetro en primer lugar– ya no le deparan un crédito abierto para hacer lo que le plazca. El ejercicio ininterrumpido del poder desgasta y, a él, la gloria se le marchitó hace tiempo. Hoy, la pasión parece haber detenido por un instante los fuertes intereses que se expresan en una carta convenio de siete carillas acordada entre San Lorenzo y la empresa multinacional ISL, con sede en Suiza y cuya propiedad se atribuye a Joseph Blatter, el presidente de la FIFA. Dos marchas que congregaron a cientos de hinchas lo obligaron a esperar hasta el 30 de noviembre para determinar, por sí o por no, el polémico gerenciamiento de recursos económicos vitales. Lo curioso es que una parte considerable de los ingresos que podría administrar San Lorenzo ya han sido confiados a la explotación de terceros. Pero su máximo dirigente, empecinado cuan cruzado en guerra santa –de qué otro modo iba a ser en el club de Boedo– quiere ir por más y para ello cabalga confiado sobre dos realidades: la situación económica de su institución es muy delicada y, además, lo respalda Julio Grondona, el titular de la AFA.
Hace un par de meses, los directivos opositores por la minoría Jorge Aldrey y Alberto Barilari quisieron saber qué pensaba el próspero empresario ferretero de Sarandí sobre la oferta de ISL a San Lorenzo, consistente en 13 millones de dólares por año, durante un lapso de diez, con opción de renovar por otro decenio. Pensaban que Grondona iba a respaldar la iniciativa, pero no que iba a llegar a tanto. “Es mucho lo que les da ISL, así que agarren viaje”, los habría instado con su proverbial tono paternalista.

Correo desde Suiza
La lectura de la carta de intención –cualquier semejanza con el FMI y los países emergentes es pura coincidencia– arroja algunas perlas dignas del siglo XV, en que se comerciaban piedras preciosas a cambio de espejitos de colores. En el punto 1, referido a la concesión de derechos, el club debería comprometerse a otorgar “toda la publicidad, colocación del producto, patrocinio y otras oportunidades comerciales en o en relación con cualquiera y todas las publicaciones (ya sea en forma impresa, electrónica u otra) en relación con San Lorenzo, los Derechos o los Sitios, incluyendo partido y/u programas de evento, boletos de partido, carteles oficiales, guías, revistas, mapas, folletos, libros, boletines, publicación electrónica, discos compactos “CD” y discos compactos “CD-ROM”...”
Más adelante, el convenio determina la cesión del derecho “para usar cualquiera y todas las marcas que identifican a San Lorenzo, incluyendo cualquiera y todos los logotipos, mascotas, emblemas, designaciones, palabras o sonidos que identifican a San Lorenzo, sin limitación...” ¿Abarcará este ítem a los ingeniosos cantitos de la hinchada? ¿Qué destino tendrá el legado del padre Lorenzo Massa?
Como si todos los derechos que se transfieren a ISL fueran pocos, el club –por contrato– cederá “un número razonable de boletos VIP y de primera categoría, libres de cargo, a cada partido de fútbol del equipo de primera de San Lorenzo...” y, asimismo, también se permitirá a la firma suiza y a los concesionarios que surjan “la compra de boletos adicionales de primera y segunda categoría a valor nominal en una base de prioridad con respecto al público en general”. No todo concluye ahí. Porque en el punto 2.8 se sostiene: “Las partes trabajarán juntas en buena fe para mantener el estado legal exento de impuestos de San Lorenzo. Si tal estado legal exento de impuestos es eliminado, entonces las partes discutirán de buena fe caminos para minimizar los efectos del impuesto en los pagos conforme a la presente”. O sea, que se comprenda bien: ISL, una empresa que obtiene enormes ganancias en el mundo por la explotación de derechos, pretende seguir disfrutando –con la venia de San Lorenzo– del actual marco jurídico de las asociaciones civiles sin fines de lucro que no tributan en la Argentina. Es que las penas son del estado y las vaquitas, de los suizos.
Por último, cabe destacar lo que figura en el punto 5.2, que en términos futbolísticos sería como dirimir la condición de local en el acuerdo. Miele y los fieles que lo siguen están dispuestos a firmar que la “carta convenio será regida e interpretada de acuerdo con el derecho suizo y estará sujeto a la jurisdicción de las cortes suizas. Cualquier litigio respecto de esta carta convenio se resolverá con exclusión de las cortes ordinarias por un Tribunal Arbitral de tres personas constituido de acuerdo con las Reglas de Arbitraje Internacionales de la Cámara de Comercio de Zurich”.
ISL gana por goleada y San Lorenzo se va al descenso de nuevo, como en 1981.

Dos marchas de hinchas de San Lorenzo se pronunciaron contra el gerenciamiento.

Negocios de entrecasa
El 22 de diciembre de 1999, San Lorenzo modificó y extendió un contrato que mantenía con la denominada San Lorenzo 2000 –una subsidiaria de Nuevos Clubes Argentinos (NCA)– que de ahí en más pasó a usufructuar Administración Deportiva SA (ADSA). En aquella empresa, el directorio era integrado por Dardo De Marchi como presidente; Ernesto Spolski, vicepresidente; Pablo Colaresz y Fernando Kleiman, directores titulares, y Fernando Storchi, director suplente.
ADSA, que se constituyó con un capital inicial de 12 mil pesos, es presidida por Ernesto Teperman y mantiene como asesor a Spolski, hijo de Alberto, quien fuera dueño del quebrado Banco Patricios. Sin embargo, por contrato con el club administra la sede de avenida La Plata y un centro polideportivo en Caballito, además de percibir el 100 por ciento de los denominados “socios promoción” –pagan 40 pesos cada uno– que utilizan las instalaciones concesionadas. Natalia, la hermana de De Marchi, figura al frente de la explotación del estacionamiento en el estadio.
San Lorenzo también le cedió a la tarjeta VISA-Banco Provincia la comercialización de 6000 plateas correspondientes al sector sur a cambio de una suma de dinero con la cual se levantaron los codos de la cancha. Y la empresa Estática Internacional, de un paraguayo apellidado Abdo, maneja los carteles de publicidad en el Nuevo Gasómetro. Además, el merchandising y, por supuesto la televisión, son controlados por Torneos y Competencias. Todos estos negocios, según estimaciones de la oposición a Miele, significan casi el 70 por ciento de los potenciales ingresos del club.
La desmesura de estas operaciones quizá impida percibir cómo se realizan otras transacciones menos difundidas y que han derivado en demandas penales contra el presidente –por ejemplo, en el caso de la incorporación del colombiano Fredy Grisales– o le permiten a ciertos empresarios hacer su agosto.
Un caso como éste es el del procesado ex vicepresidente del Banco Nación y ex titular de la DGI Hugo Gaggero. Por disposición de la comisión directiva logró que el oficialismo le apruebe el pago del mayor porcentaje de plaza (un 40 por ciento) por los juveniles que coloca en San Lorenzo y que surgen de su homónimo cordobés, un club que el ex funcionario menemista gerencia en la Docta. A Miele estas cosas quizás ni le preocupen porque lo único que lo desvela es cómo aprobar el convenio con ISL.
En el desarrollo de esta historia hay hombres clave que, cuando fue necesario, dieron un paso al frente para apuntalar el gerenciamiento. Uno es el desconocido Romeo Cotorruelo, español y representante de Inmark SA en la Argentina, la misma firma que presentó un proyecto para reestructurar los torneos en 1999 y fracasó. Pese a ello, ha cobrado suculentos honorarios por su tarea que salieron de la tesorería de la AFA. El otro personaje es Hugo Porta, ex secretario de Deporte durante el gobierno de Carlos Menem y empleado jerárquico de ISL. También ha desempeñado un papel funcional a los intereses de Miele el ex diputado peronista Fernando Galmarini, quien cuando el dirigente pretendió venderles a sus pares el más caro de todos los sistemas de seguridad de televisión por circuito cerrado gestionó los créditos del Banco Provincia para adquirirlos.
Todo es posible en la dimensión non sancta de un club que podría ser -más allá de Quilmes– la referencia obligada para los gerenciamientos que esperan turno en el fútbol argentino. Todo es factible, menos una cosa: que la pasión mayoritaria de sus hinchas se venda como objetos de merchandising y decodificadores para la TV. En San Lorenzo, los socios y simpatizantes ya se han movilizado dos veces. Y prometen hacer otra marcha el 30 de noviembre para decir, una vez más, basta. Aunque Miele se altere y diga, como lo hizo el 17 de setiembre de 1996 en la revista El Gráfico: “Al que hace daño hay que matarlo, no físicamente, pero tratar de que no siga. Hay fundamentalistas que se niegan al futuro”.
Si Miele fuera el futuro, “el refundador del club” –como lo reivindicaron desde un volante la noche del viernes durante el partido contra Talleres– ya no goza de consenso para encarar la segunda refundación.

“Los directivos somos hinchas, gente común” dice Barilari.

Drama fiscal

Por G.V.

Pedro Kondratiuk ha sido un hombre clave en la AFIP durante la administración de Carlos Silvani y cuando era funcionario se ocupó, entre otros, de temas tributarios vinculados con el fútbol. Hoy, ya alejado del cargo y en su condición de hincha de San Lorenzo, opina que la carta convenio entre el club e ISL “va a traer un problema fiscal, porque el gerenciamiento significa una actividad gravada de impuestos que ahora no existe. Entonces, los ingresos que se produzcan o que se lleve la empresa van a estar gravados con IVA, por lo menos con el IVA. O sea, una de dos: o renuncia a sus ingresos el beneficiario de la concesión o, en el caso contrario, se los reducen a lo que va a recibir el club. Se dice que a San Lorenzo van a entrar 13 millones de dólares. Sí, menos la comisión que le da ISL. El IVA saldrá de ahí. Aunque ése no es el único problema”.
Por ésta y otras razones, Kondratiuk considera que el contrato entre la institución de Boedo y la firma suiza es “mucho peor” que el acuerdo que estarían negociando Boca e ISL.

 

�No va a resolver la crisis�

Por G.V.

Alberto Barilari y Jorge Aldrey son los dos dirigentes opositores que terminaron con la apacible vida política de Fernando Miele. Ahora, desde su agrupación “San Lorenzo para todos”, apuntan y disparan contra el gerenciamiento.
“Este contrato puede llegar potencialmente a los 20 años de vigencia, o sea, a unos 260 millones –explicó Barilari-.- Si se habla de que las comisiones son de un 10 o un 15 por ciento, por qué no pensar que puede haber corrupción en una institución donde los directivos somos hinchas de fútbol, gente común... Acá, salvo algún caso especial, no hay gente poderosa. Por eso, hay que valorar la actitud de los que se oponen, inclusive de quienes están en contra desde adentro del propio oficialismo.”
Según Aldrey, “el contrato con ISL no va a resolver la crisis desesperante del club y sí hipotecaría el excedente. Lo que no le cierra a nadie es que el gerenciamiento no se proponga en la plataforma electoral del oficialismo a un año de las elecciones. Sabemos que hay asambleístas que tienen dinero colocado en San Lorenzo que les reditúa intereses mensuales. Llegado el momento lo vamos a hacer saber porque son los mismos que están decidiendo ahora este tema crucial”.

 

 

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