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ALFONSIN DIJO ESTAR “HERIDO Y MOLESTO” CON DE LA RUA
Con la democracia también se discute

El jefe de la UCR rechazó la recomendación del Presidente de �no hablar de ciertos temas� y le pedirá una aclaración. El ex mandatario había mencionado las ventajas de no pagar la deuda externa por dos años.

Por Fernando Cibeira

t.gif (862 bytes)  Y eso que sus amigos reconocían que estaba mucho más enojado a la mañana, cuando terminó de leer los diarios. A la tarde, el jefe de la UCR, Raúl Alfonsín, declaró que se sentía “molesto y herido” por las declaraciones de Fernando de la Rúa en las que le recomendó “no tocar ciertos temas” cuando habla en público. Lo del Presidente tenía que ver con lo dicho por Alfonsín la semana pasada, cuando mencionó lo ventajoso de que el país no pagara la deuda externa, al menos, por dos años. Indignado, el ex presidente llamó a una rueda de prensa en la que se mostró distanciado como nunca del Presidente y donde llegó a decir que su recomendación “no tiene nada que ver con las concepciones democráticas”.
Para la conferencia organizada ayer medio a las corridas en el Comité Nacional de la UCR, Alfonsín reunió a toda su tropa, aunque enfrentó las cámaras solo y con el diario La Nación del domingo doblado sobre el escritorio. “Es una de las operaciones más nítidas que he visto en toda mi vida política”, indicó el ex presidente, sobre la avalancha de reconvenciones que sucedieron a su declaración sobre el no pago de la deuda. Le pidió a De la Rúa una aclaración sobre sus dichos y defendió su libertad de hablar de cualquier ítem. “En una democracia se deben tocar todos los temas, porque si no se está conspirando contra ella”, agregó.
La historia tiene dos comienzos. Uno fue hace cerca de un mes, cuando el Gobierno trataba de superar la crisis por la renuncia del vicepresidente Carlos “Chacho” Alvarez y Alfonsín salió a calificar la convertibilidad como “una trampa”. Luego insistió y dijo que la obra cumbre de Domingo Cavallo había sido uno de los dos peores hechos del siglo pasado, junto con el golpe militar de 1930. Aquellos dichos de Alfonsín alteraron el humor de los mercados y el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, dijo entonces que la convertibilidad era “la piedra angular” de la economía.
El segundo comienzo se dio el jueves pasado, con Alfonsín como invitado especial del programa de almuerzos de Mirtha Legrand. A la manera de expresión de deseos, al ex presidente se le ocurrió imaginar lo bueno que sería que a Argentina le dieran dos años de gracia en el pago de la deuda externa. “Para invertir en el país esos 20 mil millones”, justificó. Media hora después, la característica placa roja de Crónica TV anunciaba “Alfonsín no quiere pagar la deuda externa”. “Lo que digo es qué lindo sería no pagarla”, aclaró el ex presidente en el otro bloque.
Pero no hubo aclaraciones que valieran. Desde el mismo día, motivados por los nuevos temblores del mercado, Colombo, el ministro de Economía, José Luis Machinea, y hasta el propio Presidente repitieron una y otra vez que el país honraría sus compromisos. Hubo un economista norteamericano, Rudiger Dornbusch –en un acto junto a Machinea– que le recomendó a Alfonsín llamarse a silencio si quería que los inversores vuelvan al país. De la Rúa dejó notar su fastidio el sábado a la mañana en Aeroparque, antes de embarcarse rumbo a Córdoba a un encuentro de intendentes. “La Argentina honrará sus obligaciones como siempre lo ha hecho. Cualquier declaración distinta es inadmisible”, marcó. Y fue bien explícito al referirse a Alfonsín. “Si bien después aclaró que no dijo lo que se le atribuyó, igual que cuando habló de la convertibilidad, lo que yo advierto es que es necesario no tocar cierto temas”, advirtió.
Y fue precisamente esa recomendación lo que sacó de las casillas al ex presidente, a quien si algo que no le gusta es que le marquen el discurso. Sus amigos –ayer había unos cuantos en el Comité Nacional– indicaban que el enojo era todavía mayor porque el ex presidente había estado hasta la madrugada en un acto en 9 de Julio hablando loas del rumbo gestión delarruista, algo que –dicen– hace más por fidelidad que por convencimiento. Para la hora de la conferencia, pasadas las 17, el ex presidente lucía sereno, pero sus palabras transparentaban un estado de ánimo alborotado. Entre otros lo acompañaron el ex ministro Enrique “Coti” Nosiglia, el ex vicecanciller Raúl Alconada Sempé, el economista Mario Brodersohn y su hijo Ricardo Alfonsín. El ex presidente dijo que le dolía que los hombres del Gobierno hubieran salido a hacer aclaraciones sin siquiera tomarse la molestia de llamarlo por teléfono para saber de su boca qué había dicho. En concreto, mencionó a Colombo y a Machinea. Fue más duro con el ministro de Economía, a quien lo acusó de utilizar frases “descomedidas”, aunque hizo la salvedad de que pudo haber actuado “presionado” por el Presidente. “Hubo una declaración descomedida del ministro de Economía, que dijo que dos o tres radicales pensaban como yo. No sé si hubiera estado más contento si yo dijera: ¡Qué bueno, tenemos que pagar 30 mil millones el año que viene!”, ironizó.
También cayó en la volteada el economista Dornbusch –difícil que se la dejara pasar–, a quien tildó de “oportunista”. “Me mortificó que haya dicho que De la Rúa es un presidente para los domingos”, remarcó. Y pidió al Gobierno: “Se la tienen que agarrar con Dornbusch y no quien les habla”. Otro de los blancos fue el diario La Nación, considerándolo culpable de tergiversar sus declaraciones.
De a uno, los alfonsinistas fueron saliendo del Comité Nacional, evaluando por anticipado las repercusiones que podrían tener las declaraciones de su jefe. “Lo están acusando de cualquier cosa. Las bolsas se cayeron en toda Sudamérica y acá dicen que fue por lo que dijo Alfonsín”, rumiaba uno de sus amigos. Y si bien estaba claro que su enojo estaba focalizado en De la Rúa, los peores dardos del entorno eran para Machinea. “No hace falta que sobreactúe así”, lo atacaban.

 

Qu’est-ce qu’il passe?

La ministra de Desarrollo Social, Graciela Fernández Meijide, volvió ayer de su controvertido viaje a Francia y dedicó el día a analizar con su gabinete los conflictos generados en distintos puntos del país. Según un comunicado del ministerio, durante la reunión la funcionaria recibió un llamado del presidente Fernando de la Rúa, “tal como lo hizo mientras la ministra estaba de misión oficial en el exterior”.
Decidida a mostrarse activa en el asunto, Fernández Meijide pondrá hoy al tanto al gabinete económico social de una propuesta de “efectuar reuniones interministeriales de seguimiento de la situación social con consejos de emergencias de las provincias”. La ministra había recibido varias críticas –especialmente desde la oposición– por haber viajado a un encuentro a Biarritz en medio de los conflictos sociales que estallaron la semana pasada, el más importante de ellos en La Matanza. El viaje coincidió también con los rumores de cambios –se producirían esta semana– en los que separaría a algunos funcionarios de su cartera.

 

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