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EN MEDIO DE LA CRISIS, UN ALUVION DE LANZAMIENTOS DISCOGRAFICOS
Si hay depresión, es mejor que no se note

La Bersuit quiere repetir el éxito de “Libertinaje”.

Por Esteban Pintos

t.gif (862 bytes)  “Es el peor año posible, las ventas bajaron hasta un 50 por ciento”, se escucha a coro en el mundo del negocio discográfico argentino. De ahí, al “está todo mal”, muletilla argentina que se repite cíclicamente, hay un solo paso. Sin embargo, en un período de dos meses ha sobrevenido un nada despreciable aluvión de lanzamientos de los artistas más importantes y vendedores del rock argentino. Allí revistan los nuevos discos de La Renga, La Bersuit, Los Caballeros de la Quema, Los Piojos, Andrés Calamaro, Sui Generis (es decir, Charly García) más los inminentes de Fito Páez y Patricio Rey y Sus Redonditos de Ricota. Entre la “batalla” artística que inevitablemente propone la coincidencia temporal –igualable a la del ‘99, entre Páez, Calamaro, Cerati, García y Spinetta– y nuevas formas de producción, edición y distribución del producto, se puede establecer un diagnóstico de la situación.
En este panorama, además, habría que agregar otras variables que inciden, directa o indirectamente, en el devenir de un mercado depreciado y deprimido. Algunas muy importantes, por cierto. En primer lugar, el descubrimiento de una forma de comercialización hasta ahora casi inutilizado, salvo en productos considerados marginales. La experiencia crossover de una revista acompañada de un cd de Rodrigo, que vendió más de 300.000 unidades (a caballo del superhit “La mano de Dios”, dedicado a Diego Maradona), influyó para que varias de las grandes compañías multinacionales se inclinaran por este sistema. Así, Universal colocó en el circuito de kioscos de todo el país –con una diferencia de dos o tres semanas con su irrupción en disquerías–, los cds de Bon Jovi, André Rieu, A Teens y más recientemente el nuevo disco de Alejandro Lerner. Números con altas probabilidades de ventas masivas, por cierto. Y rindieron. En el caso del grupo de soft rock liderado por Jon Bon Jovi, se trata de uno de los sucesos del año: más de 85.000 copias vendidas, de las cuales unas 25.000 se vendieron en kioscos. Sum Records tuvo también un moderado éxito en igual experiencia con la banda de sonido de la película Mision: Imposible 2, sólo que en este caso fue exclusivamente “en la calle”: 20.000 copias vendidas.
El tercer vértice del minifenómeno es la experiencia conjunta SonyGente, con las Obras cumbres de Sui Géneris (30.000 cd-revista vendidos) y más recientemente con Soda Stereo. También debe aclararse, como en el caso de los artistas de Universal, que se trata de éxitos casi seguros. De hecho, la compañía lanzó otras recopilaciones por el estilo de Sumo, Virus y Los Fabulosos Cadillacs, pero lo hizo siguiendo el método tradicional. En todos los casos, la coincidencia es generalizada sobre las ventajas: rápida llegada al potencial consumidor, en cualquier rincón del país (se trata de unas 18.000 bocas de expendio), rápida liquidación de ventas y casi inmediata devolución del remanente, que rápidamente va a las disquerías clásicas. “El kiosquero, además, gana con un cd lo mismo que vendiendo tres o cuatro revistas, o treinta diarios, así que lo exhibe bien. La gente pasa y lo compra fácil. Se vende y se paga”, le dijo a Página/12 un importante ejecutivo discográfico. Pero la gran ventaja es otra: con el paraguas protector de la revista (y el “cd de regalo”) se elude el molesto IVA (21 por ciento) que grava las ventas de cd’s en negocios especializados.
Con este panorama, el rock argentino ha descargado artillería pesada en este período del año. Los nuevos discos de las bandas más convocantes del momento –a las que suele encuadrarse dentro del llamado rock barrial– y de los solistas clásicos, saturan un mercado de por sí bajoneado. Pese a todo, las expectativas de venta son importantes, no tanto como en años de bonanza, pero aun así importantes. De hecho, los números parecen dar la razón a las proyecciones optimistas. Fulanos de nadie, de Los Caballeros de la Quema, un disco que bien podría ya merecer el calificativo de clásico para la banda –esto es: letras picantes de Iván Noble, rock amitad de camino entre los Rolling Stones y Sumo, y bastante romanticismo barrial– picó en punta (fue el primero de toda esta lista) y funciona: 20.000 copias vendidas. Por ahí está también Hijos del culo, de Bersuit Vergarabat, sin la virulencia discursiva de su antecesor-multivendedor Libertinaje, pero con el mismo eclecticismo rítmico que le dio su productor Gustavo Santaolalla (aunque las mejores canciones sean las que recuperan la tradición rioplatense de la banda). Y en este caso, con un valor agregado que le da su distribución casi simultánea en Latinoamérica, Estados Unidos y España. La esquina del infinito, de La Renga, un compendio de canciones de rock cavernícola y tozudamente setentista –con el vuelo poético, tosco pero sincero, de su líder y letrista Gustavo “Chizzo” Napoli–, también ha tenido buenas ventas y sigue a ritmo sostenido (araña la certificación de disco de oro, por 30.000 copias). El último de la saga, Verde paisaje del infierno, de Los Piojos, abre nuevos caminos en la búsqueda artística de la banda: suenan potentes sus guitarras y el contenido explícitamente “nacional y popular” de algunas de sus canciones (“María y José”, fábula suburbana; “Globalización”, antiimperialista, y “San Jauretche”, fiel al pensamiento del polemista fundador de FORJA) potencian el discurso de la banda, por encima inclusive de los modos de sus bandas amigas-colegas-congéneres. El poker se completa con el rey, claro. Patricio Rey. Pese al hermetismo habitual en estos casos, ya una marca de fábrica de sus ideólogos, se sabe que el nuevo disco de Los Redondos estará a la venta en la última semana de este mes. Y nada más.
La denominada “batalla de los solistas” o las discusiones trasnochadas sobre el “número 1” del rock argentino entretuvieron a prensa y público durante 1999. Todo aquello, que inició el incontinente Andrés Calamaro en una entrevista con Página/12, parece repetirse ahora. Sin Spinetta y Cerati, debería aclararse. Pero el juego es fuerte otra vez. Ahí está el inefable Calamaro y su doble salto mortal en forma de cinco cd’s y casi 100 canciones. El salmón es desparejo porque así se lo debe entender, con raptos de lucidez, grandes canciones y muy buenas versiones de Beatles, Rolling Stones, Spinetta, Mariano Mores, Sandro, Vox Dei, Yupanqui y otros iconos del turbulento mundo de este songwriter pícaro y bravucón. Pegado en el tiempo, llegó el anunciado regreso de Sui Generis, tras una pausa de 25 años. Sinfonías para adolescentes es, más que nunca, un disco de Charly García en donde Nito Mestre participa en las voces. Igualmente no debería menospreciarse su papel en el renacimiento del dúo, porque su presencia -puede intuirse– evitó desmadres, experimentos sonoros inexplicables y jugadas artísticas por el estilo. No es poco. Sí tal vez para el inmenso artista que alguna vez ¿fue? García. En un par de semanas, se unirá a la disputa el nuevo disco de Fito Páez, Rey sol, otra vez producido por Phil Ramone. Son trece canciones con el sello de su autor, de las cuales ya se dio a conocer un anticipo. El single “El diablo en tu corazón” es un Páez auténtico y enérgico, algo enojado por cierto: el sonoro “la reputamadrequelosremilparió ¿por qué nos cuesta tanto el amor?” bien puede servir como carta de presentación. El disco incluye, además, “Vale”, la canción que Fito escribió el día que vio a Charly García lanzado desde un noveno piso de hotel. Paradoja final: entre tanto lanzamiento de “rock nacional” que se pretende conmocionante, aquel otro lanzamiento haya sido el momento más transgresor y conmocionante del año.

La Renga tiene un público fiel, a pesar de la crisis.

 

En los márgenes del negocio

Para Los Piojos, si hay crisis no se nota: en apenas una semana Verde paisaje del infierno, el nuevo disco, ha vendido más de 40.000 copias.
El pequeño fenómeno adquiere otro significado por tratarse de una edición independiente, tal como sucedió con el registro en vivo Ritual (que ya superó las 90.000 unidades). A partir de 1999, esta banda formó su propia compañía discográfica, bautizada El Farolito Discos: no hay una estructura empresarial usual, pero los dueños son los cuatro músicos originales más su manager. Con este flamante emprendimiento han potenciado tanto su libertad artística –una bandera de pertenencia para los grupos de rock que surgieron al influjo de Los Redonditos de Ricota– como sus ganancias. Si bien los costos de producción, difusión y publicidad de un lanzamiento como Verde... son altos y deben ser asumidos por ellos mismos (unos 120.000 dólares), el porcentaje de participación en las ganancias por cada compacto (que se vende a 20 pesos) también creció considerablemente, alrededor de un 70 por ciento. Con el apadrinamiento de la Distribuidora Belgrano Norte (DBN) –su ex compañía–, Los Piojos mantienen una posición de fuerza para negociar con las cadenas de disquerías y exigir pagos menos “espaciados” que los demás artistas. Con este exitoso ejemplo de iniciativa propia, además, se proponen llegar al resto de Latinoamérica (Surco, la compañía de Gustavo Santaolalla es una posibilidad concreta) y hacerse de los masters de sus cuatro primeros discos, entre ellos el hipervendedor Tercer arco (1996). Como los Redondos, aunque en menor medida claro, Los Piojos ya son vendedores de catálogo: todos sus discos se venden a buen ritmo cada mes –a razón de 1000 cada treinta días– y eso da como resultado una cifra global de 600.000 copias vendidas en menos de una década de carrera.

 

 

Los números de la recesión

36 por ciento. La disminución de venta de unidades, según cifras brindadas por CAPIF, entre el período enero-agosto de 2000 y el de 1999 (en recaudaciones, la disminución es del 44 %).
11.99 dólares. El precio del cd de un nuevo lanzamiento en Estados Unidos y México.
20 pesos. El precio promedio de un cd en Argentina.
1,30 peso. La ganancia promedio de un artista por cada cd vendido en Argentina (esto varía según la entidad, antecedentes de ventas y el contrato de cada artista).
300 mil. La cantidad de revistas con cd de Rodrigo que se vendieron en los kioscos, el primer gran antecedente de este nuevo sistema.
30 mil. La cantidad de revistas con cd doble de Sui Géneris, que la revista Gente y la compañía Sony vendieron en los kioscos.
20 por ciento. Lo que representa la venta en kioscos del total de la venta de un cd.

 

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