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Los bancos ofrecen dinero al gobierno a tasas record en dolares
Otro castigo de los “mercados”

El Gobierno pagará hoy tasas de interés exorbitantes: para endeudarse a un año nadie le quiere prestar abajo del 16 por ciento. Es casi el doble de lo que pagaba hace un mes. Si la crisis se extendiera, los créditos al sector privado también se encarecerán y se profundizaría la recesión.

 

Por Maximiliano Montenegro

Los principales bancos que operan en la plaza local le adelantaron ayer al ministro José Luis Machinea que hoy sólo estarán dispuestos a prestarle al Gobierno en dólares a tasas de interés exorbitantes: 13 por ciento por un plazo de 90 días; 14,5 por ciento por 180 días, y 16 por ciento a un año. Es alrededor de 6 puntos más que la tasa de interés que tuvo que pagar el Gobierno hace menos de un mes. Semejante encarecimiento en el costo del financiamiento refleja la desconfianza de los bancos sobre la capacidad de repago del Gobierno, después de la incertidumbre generada por la crisis política de la Alianza y las polémicas declaraciones del ex presidente Raúl Alfonsín sobre la deuda. Pero también desnuda el oportunismo de los bancos para sacar tajada de la crisis y la falta de audacia del equipo económico para negociar mejores condiciones en el “mercado”. De mantenerse esta situación en las próximas semanas, las tasas de los créditos al sector privado también aumentarán y se profundizaría la recesión. De persistir más tiempo, dejaría al Estado al borde de la quiebra.
Ayer, a primera hora de la tarde, el secretario de Financiamiento, Daniel Marx, se reunió con los gerentes financieros de los llamados “creadores de mercado” (market makers), como se llama –desde los tiempos de Domingo Cavallo– a 12 bancos de primera línea que explotan el negocio de prestarle al Gobierno en dólares con instrumentos financieros que sólo se comercializan en el mercado local. Entre ellos se cuenta un solo banco de capital nacional (el Galicia), mientras que el resto son entidades internacionales con fuerte presencia en el país (como el BBVA Francés, HSBC, BankBoston, Santander/Río) o bancas de inversión muy activas en las operaciones de refinanciación del capital de la deuda externa argentina, como el JP Morgan.
En esa reunión, se vivió una escena más que elocuente de estos tiempos: el “mercado” le anunció a Marx que si el Gobierno necesitaba 1100 millones de dólares para cubrir vencimientos de capital de deuda anterior, debería pagar tasas de interés record. Y Marx aceptó la oferta del “mercado” sin contrapropuesta alguna. Hace menos de un mes, el Gobierno se había endeudado a 180 días a una tasa del 8,27 por ciento. Hoy pagará más de 6 puntos más. Hace dos semanas, le habían prestado en dólares a 90 días a una tasa de 9,25 por ciento. Hoy pagará más de 5 puntos extra.
Semejantes tasas de interés tienen tres consecuencias concretas:
1) Deberían fijar un nuevo piso para la tasa de interés que paga el sector privado, ya sea en préstamos personales o hipotecarios, para familias o empresas. El motivo es una simple cuestión de mercado: si se le puede prestar al Gobierno a un año en dólares al 16 por ciento, ¿qué motivos habría para dar créditos, aunque tengan la garantía de un hipoteca, a una tasa más baja y a un plazo de 10 o más años?
2) Al elevarse el costo del endeudamiento privado, se extendería la recesión.
3) Con estas tasas, no hay cuenta fiscal que cierre. De mantenerse por un año, el Gobierno debería abonar 285 millones de dólares más de intereses por la deuda emitida en el mercado local. Sin embargo, la clave está en los intereses de la deuda externa. Hoy, no hay inversores dispuestos a prestarle sumas importantes al gobierno argentino. Si lo hicieran, teniendo en cuenta que siempre reclaman una tasa mayor a las emisiones en el mercado local, la tasa superaría holgadamente el 16 por ciento. De hecho, esto es lo que pagan hoy los bonos de la deuda argentina que cotizan en Wall Street. Es decir, más de 5 puntos adicionales sobre lo que le cobraban al Gobierno hace poco más de un mes. Así, los intereses de la deuda externa crecerían en 1300 millones de dólares.
De otro modo: si la “crisis de desconfianza” de estas semanas se extendiera en el tiempo, la carga de intereses de la deuda total en el Presupuesto nacional aumentaría en unos 1600 millones anuales, una magnitud que no podría ser compensada con ningún ajuste fiscal que contemple un mínimo de viabilidad política. Así, se dispararía un círculo vicioso inmanejable: la bola de dólares de la deuda haría crecer el déficit fiscal, lo que agravaría la desconfianza de los mercados, que subiría más aún la tasa de interés, hasta el punto de que ya nadie esté dispuesto a correr el riesgo de prestarle al Gobierno, que debería declarar la “cesación de pagos”.
Machinea apuesta a que ésta sea una situación de “histeria pasajera”, que empezó con la renuncia de Chacho Alvarez y se agudizó el viernes con las declaraciones de Alfonsín, que tenderá a diluirse en los próximos 15 días. Y sigue confiado en que, superadas las turbulencias, llegará la reactivación salvadora.
Sea como fuere, hay tres preguntas interesantes para responder:
1) ¿El salto de la tasa de interés responde al temor de los inversores por el no pago de la deuda o al oportunismo de algunos bancos? La desconfianza hizo que el “riesgo país” aumentara, elevando la tasa de interés de los bonos de deuda argentina en el exterior. Así, los 12 bancos “creadores de mercado” de deuda local argumentan que no pueden prestarle al Gobierno a una tasa más baja cuando los títulos en el exterior rinden 16 por ciento. Claro que nadie dice que a esa tasa se llegó, entre otras cosas, por los informes alarmistas sobre los peligros de un no pago de la deuda que los economistas de esos mismos bancos escribieron en las últimas semanas desde Nueva York.
2) ¿Por qué Machinea no esperar a que las aguas se calmen para salir a endeudarse? Por un lado, hay vencimientos de capital de la deuda que hay que enfrentar y ya casi no queda “colchón financiero” para sentarse a esperar mejores momentos. Por el otro, teme que no cumplir con el ritual de emitir deuda para refinanciar deuda anterior sea visto como una señal de alarma mayor.
3) ¿Por qué no negociar con los “mercados” mejores condiciones, que en este caso son nada más que 12 bancos? Ayer Machinea se reunió con los presidentes de los “creadores de mercado” con la idea de negociar una tregua. Antes, Marx había aceptado sin chistar las tasas de interés que le propusieron. “No queremos forzar una negociación de las tasas, porque volverían a subir al día siguiente cuando los títulos salgan el mercado”, dicen en Economía. Sin embargo, no son pocas las cartas de negociación que podría esgrimir Machinea ante estos bancos. Una es recordarles que tienen un negocio cautivo de 10 mil millones al año. Otra es que buena parte de los fondos que le prestan al Estado provienen de las AFJP, que el propio Gobierno recauda. Si hay más, Daniel Marx, ex ejecutivo de Darby Overseas (banco de inversión del ex titular del Tesoro norteamericano Nicholas Brady), y sus dos subsecretarios, Julio Dreizzen, ex Banco Galicia, y César Deymonnaz, ex del ABN Ambro Bank, deberían conocerlas.

 

Riesgo país, por las nubes

El mercado bursátil local no operó ayer debido al feriado bancario, pero igualmente los operadores no se quedaron quietos. Los papeles argentinos que cotizan en el exterior marcaron precios, reflejando una nueva suba de la tasa de riesgo país. Ese indicador, que actúa de eco de la confianza de los financistas sobre la economía argentina, trepó 30 puntos básicos, ubicándose en 899 (8,99 por ciento) por encima de la tasa de interés que pagan los bonos del Tesoro de Estados Unidos, nivel que no alcanzaba desde las declaraciones del entonces candidato a presidente por el PJ, Eduardo Duhalde, sobre la necesidad de renegociar la deuda externa. El alza del riesgo país es el resultado de la caída de los bonos de la deuda, que en promedio perdieron 1,3 por ciento. Si bien los negocios con títulos públicos tuvieron un comportamiento negativo, las empresas que cotizan en Estados Unidos a través de ADR mostraron una tendencia alcista. Telefónica cerró en 31 dólares, con una suba de 1 un dólar en su valor, en tanto que los certificados del Banco Francés crecieron 0,3 dólar y llegaron a 20,9. En tanto, Telecom cerró a 17,1 dólares y se apreciaron 0,3 dólar, YPF cotizó a 31,4 dólares y Transportadora Gas del Sur cayó 0,8 dólar, a 7,3 dólares. Por otro lado, después de tres bajas consecutivas, la Bolsa de San Pablo subió 1,8 por ciento; aunque el real fue presionado por los temores del futuro de la economía argentina.

EL ESTABLISHMENT EXIGE AJUSTE MAS DECISION POLITICA
Menem lo hizo, De la Rúa no

Por Raúl Dellatorre

Tras un año de estricto cumplimiento de las políticas planteadas por la ortodoxia dominante en materia fiscal, el Gobierno se ve sometido ahora a otro tipo de reclamos, con un aparente viraje del blanco en la mira. “Argentina tiene un problema de confianza, y eso se puede arreglar con decisión política”, sugirió ayer Alberto Ades, jefe de estrategia para mercados emergentes de Goldman Sachs. “El problema de fondo es la falta de un líder político”, proclamó el analista Rosendo Fraga, desde su columna en un diario económico. Pero el viraje lo es sólo en apariencia: lo que se reclama es que el presidente de la Nación asuma, con todas las letras, la decisión de llevar a cabo la política de ajuste que ya ejecuta su ministro de Economía. Así, las declaraciones “disonantes” de otros líderes políticos con respecto a la convertibilidad o a la deuda externa no tendrían tanta repercusión.
Desde la perspectiva de Ades, un consejero de los inversores que orientan sus capitales hacia los mercados latinoamericanos, no son tantas ni tan graves las preocupaciones con respecto a la evolución de la economía argentina. “Creo que la situación es manejable; este gobierno ha recibido claramente un déficit fiscal alto, pero también una situación en el sistema financiero mucho más sólida que el promedio de los otros países de Latinoamérica, y una estructura de deuda muy buena”, dijo ayer desde Nueva York en diálogo con Radio América. “Lo que hace falta es generar condiciones para fortalecer la confianza doméstica”, definió de inmediato.
¿Cómo se genera confianza? En opinión de Ades, “hace falta enviar un mensaje muy fuerte que diga ‘acá va a haber ajuste del gasto’; francamente, hemos visto poco ajuste este año, o sea, nada significativo”. Y enseguida expresó estar “en desacuerdo con los que dicen que una crisis es inevitable: Argentina no tiene un problema terminal, tiene un problema de confianza, y eso se puede arreglar con decisión política”. Nada nuevo, en definitiva, salvo la persona que asuma la responsabilidad de transmitir el mensaje.
Desde otra perspectiva, Fraga lanzó ayer una señal en el mismo sentido. “La cuestión política central que hoy se plantea en nuestro país es el problema del liderazgo”, postuló ayer. “Hoy en el oficialismo el liderazgo sigue compartido por tres figuras”, señaló, en referencia a Raúl Alfonsín, Carlos Alvarez y Fernando de la Rúa, y a sus posturas diferenciadas. “El hecho de que las designaciones en la segunda línea del Gobierno hoy sean consultadas con Alfonsín y Alvarez es una evidencia de que no ha sido resuelto el problema del liderazgo dentro de la Alianza”, apunta Fraga .
“Si bien la reorganización del gabinete muestra que De la Rúa ha buscado posicionar mejor a algunas personas de su círculo, ello no parece suficiente para resolver por sí solo el problema del liderazgo que hoy afecta a la política y la economía argentinas”, manifiesta finalmente. Fraga no sólo involucra a la economía en forma explícita en el problema de liderazgo, sino que además demanda de que sea De la Rúa el que capitalice “la suma del poder real” en la Alianza, definiendo políticas y estrategias (económicas, sobre todo) que ningún comentario de Alfonsín o Alvarez pueda poner en duda.
Los voceros del establishment han puesto las cosas en claro: no alcanza con hacer buena letra, también hay que demostrar la decisión política de que se seguirá haciendo por siempre. Ellos con Menem estaban mejor.


Para la city, las tasas record se deben a la crisis de la alianza

No será una emisión más de Letras de Tesorería. Hoy el equipo económico saldrá a buscar 1100 millones de dólares, pagando las tasas más altas del año. Por qué Machinea sale a colocar deuda pese al clima negativo.

Por David Cufré

En lo que va del año, el Gobierno colocó Letras de Tesorería (Letes) en 32 oportunidades. La emisión de hoy, por 1100 millones de dólares, no será una más. El propio equipo económico reconoce que deberá pagar tasas record (ver nota aparte). Analistas de la city sostienen que el difícil trance para José Luis Machinea puede marcar el inicio de una etapa aún más complicada. Jugando con los números, uno de ellos –solicitando reserva de nombre– dijo a Página/12 que la colocación número 33 será “una cruz” para el ministro de Economía. Aunque fue más que nada una humorada, la mención de ese economista y las interpretaciones de otros consultados por este diario reflejan un clima marcadamente pesimista para el corto plazo.
La crisis política explica parte de las tasas record que convalidará hoy Economía. Pero los temas de fondo son el temor de los inversores a que Argentina pueda conseguir financiamiento para repagar la deuda y el aprovechamiento especulativo que hacen esos mismos inversores de un contexto complicado para cerrar un buen negocio. En la city se atribuye a las declaraciones de Raúl Alfonsín sobre la deuda –marcando que sería bueno para el país dejar de pagarla por dos años– el aumento de la tensión entre los operadores. También se hace mención a los problemas internos del Gobierno por la renuncia de Carlos Alvarez, a pesar de que el líder del Frepaso se alejó de la vicepresidencia el 6 de octubre y desde entonces ya hubo dos emisiones de Letes, con tasas inferiores al 10 por ciento.
Más allá de factores reales –como la decisión de la calificadora de riesgo Standard & Poor’s– o simples especulaciones, el equipo económico comienza a verse cercado por el mercado. El 25 de octubre, cuando realizó la última colocación de Letes y de otros títulos de deuda, debió pagar tasas altísimas, que llegaron al 14,1 por ciento para el Bonte 2005. El encarecimiento del costo del dinero para el Estado se traduce de inmediato en tasas más altas para el sector privado, lo que atenta contra la reactivación.
Machinea buscó ayer despejar la incertidumbre de los financistas sobre la capacidad del Gobierno para conseguir 19 mil millones de dólares en el 2001, necesarios para refinanciar vencimientos de deuda y cubrir el déficit fiscal. “La Argentina tiene que pagar el próximo año casi lo mismo que en éste y los tres últimos años. Segundo, el perfil de vencimientos es el más largo de casi todos los países emergentes. Y en tercer lugar, las colocaciones en el mercado doméstico son cada vez mayores. Así que yo diría que hay que desdramatizar esta idea de la deuda”, enfatizó el ministro. En la city, en cambio, insisten en que el Gobierno deberá redoblar el ajuste fiscal para recuperar la confianza de los inversores o solicitar un crédito extraordinario al FMI, el Banco Mundial y un pool de bancos por 15 mil millones de dólares.
“No llego a entender estos rumores que, por cierto, le hacen mucho mal a la Argentina”, indicó Machinea, en referencia a que Argentina tendrá problemas para refinanciar el pago de la deuda. La decisión de realizar la colocación de Letes de hoy, a pesar de que el equipo económico sabe que deberá pagar tasas record, fue explicada por Daniel Marx, secretario de Finanzas. “La renovación debe llevarse a cabo porque es lo que corresponde. Es un ejercicio que a veces se hace a tasas muy bajas y otras a tasas más altas. Sería perjudicial meter mano en un esquema prefijado, porque a partir de ahí los mercados nos cobrarían más”, aseguró. De acuerdo a la visión del equipo económico, es preferible afrontar una coyuntura desfavorable, aunque haya que pagar tasas carísimas, que dar una señal al mercado de alteración de las reglas de juego. Es una apuesta a profundizar el rumbo, aunque hasta ahora las reiteradas muestras de atarse a la ortodoxia no le hayan dado a Machinea los resultados que esperaba.

El test del Presupuesto

Aunque la Alianza consiguió, al menos de palabra, el acuerdo del cavallismo y los partidos provinciales para sancionar “en tiempo y forma” el Presupuesto para el 2001, aún resta la dura tarea de superar las resistencias del Partido Justicialista y de algunos gobernadores que, en particular, se oponen a la eliminación del Fondo Especial para el Tabaco y los subsidios a los combustibles en la Patagonia. En busca de unificar su discurso y posición frente al proyecto enviado por el Ministerio de Economía, hoy se reunirán en la Cámara alta ministros de Hacienda, diputados y senadores del justicialismo. A su vez, también en un intento por conciliar posiciones, el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, se reunirá en la sede de su cartera con los gobernadores justicialistas de Salta, Jujuy, Misiones, Formosa, Tucumán y Tierra del Fuego. Los puntos en disputa involucran alrededor de 600 millones de pesos. Otras propuestas hechas por el PJ son la refinanciación de pasivos para las provincias y la creación de un canon a cargo del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires para compensar el costo de la Policía Federal y de la justicia ordinaria de la Capital. Pero más allá de las diferencias existentes, oficialismo y oposición coinciden en que no habrá alteración alguna del nivel de déficit previsto para el año próximo –fijado en 4700 millones de pesos por la ley de convertibilidad fiscal– ni del total de gastos.

 

 

 

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