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BUSH LLEVA UNA LIGERA VENTAJA EN LOS SONDEOS SOBRE GORE
En la cancha se ven los pingos

A pesar del boom económico norteamericano, el vicepresidente Al Gore corre detrás del republicano George Bush Jr. Sin embargo, Gore logró reducir la diferencia en las encuestas en un promedio de dos puntos en el último día. Hoy, la única superpotencia mundial elegirá a su nuevo líder.

Por Pablo Rodríguez

t.gif (862 bytes)  En la jerga del automovilismo lo llaman “succión”: cuando un bólido se acerca al que tiene delante lo suficiente como para intentar pasarlo, el viento que envuelve al primero hace que el segundo se le pegue, como si comenzara a “chuparlo”. Lo del republicano George Bush Jr. y Albert Gore en Estados Unidos no es un fenómeno físico, sin dudas, pero parece que efectivamente comenzó la succión. Las encuestas finales sobre las elecciones presidenciales norteamericanas más peleadas en por lo menos 40 años así lo indican: la diferencia que Bush mantenía sobre Gore, que trepaba hasta un cinco por ciento, se ha reducido a dos y hasta un insignificante uno por ciento. Ayer, Bush y Gore pasaron la última curva y tomaron la recta final. Hoy se sabrá quién cruza primero la línea de llegada. Pero quizás el veredicto esté en manos del tribunal y no de lo que ocurra en la pista (ver nota pág. 19).
El último sondeo que dio a conocer ayer la empresa Gallup indica que Bush obtendría un 47 por ciento de los votos contra un 45 por ciento de Gore. Anteayer, la diferencia a favor de Bush, según la misma Gallup, era de cinco puntos. La otra encuesta que se conoció ayer, de Zogby International, indica que la diferencia es de apenas un punto a favor del actual gobernador de Texas. Si se toma en cuenta que el margen de error de este tipo de encuestas se ubica entre el dos y el cinco por ciento, Bush y Gore estarían técnicamente empatados.
Como en las carreras automovilísticas, los terceros suelen tener su peso. En las pistas de asfalto, los así llamados “rezagados” pueden estropear la carrera del probable ganador y hacerle ganar al segundo, o viceversa, con sólo “ensuciar” el momento en el que lo pasan. En estas arenas electorales, el tercero en discordia incide de otro modo. Se trata de Ralph Nader, candidato del Partido Verde y símbolo de los “radicals” que rechazan de plano a Gore por su parecido político y programático con el hijo del último presidente republicano de Estados Unidos, George Bush (1989-1993).
Nader espera aún superar el cinco por ciento que le permita reunir fondos públicos para campañas electorales con vistas a los próximos comicios. O sea, transformar su “tercera posición” en una alternativa progresista a nivel nacional. Pero los análisis políticos de los últimos dos meses se acostumbraron a ver en Nader el tercero que le estaría estropeando la victoria al actual vicepresidente. Si los únicos candidatos fueran Bush y Gore, razonan los analistas, al menos la mitad de los votos que ahora son de Nader serían del candidato demócrata. Pues bien, la parte escrita de estos últimos sondeos sugiere exactamente que la “succión” de Gore hacia Bush está empujada desde atrás por Nader: muchos votantes por el candidato ecologista estarían decidiendo, a último momento, que efectivamente hay sólo dos candidatos y una sola opción. Un miembro del equipo de Gore dijo ayer “es lo que esperábamos. Ya es tradición que haya un traspaso de votos del tercer partido al final de la campaña. Las cosas van muy bien en (los estados de) Florida, Michigan y Pennsylvannia”.
Por supuesto, en un final tan luchado, ninguno de los dos candidatos osa hablar de victoria a secas, salvo por los formalismos de triunfo propios de un final de campaña. “Ustedes son los que van a hacer la diferencia en esta carrera. Esto es lo que nos va a llevar a ganarla”, clamó ayer el piloto Gore en Iowa, en un meeting de trabajadores, una de las fuerzas en las que los demócratas pretenden apoyarse para afirmar que Bush es “el candidato de los ricos”. La otra gran fuerza es la del voto negro, que en las encuestas habría trepado de un 86 a un 91 por ciento a favor de Gore.
“Ya hicimos un trabajo duro en el terreno. Ahora tenemos que llevar a la gente a las urnas”, declaró ayer Bush, que salió a pelear terreno en rodeo ajeno: en Arkansas, el estado del presidente Bill Clinton, y en Tennessee, patria chica de Gore. Y a los súbitos vientos de esperanza de los demócratas, el equipo de Bush responde por lo bajo que sus propiasencuestas marcan una ventaja sobre Gore en Florida y Michigan, y que están cabeza a cabeza en California, un estado por lo general pro-demócrata.
Pero todas estas especulaciones son como las de los equipos en los boxes. Lo único que importa ahora, a metros de la bandera a cuadros, son esos dos bólidos. El tercero excluido, el verde, no es un bólido, pero los dos primeros lo estarán mirando de reojo: “Last but not least”. El último, pero no el menor.

 

 

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