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Apunten (con los dedos) a Israel
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![]() El premier israelí, que el domingo se reunirá con el presidente norteamericano Bill Clinton en Washington, reconoció que el líder palestino Yasser Arafat (que también se entrevistará con Clinton, pero pasado mañana) está haciendo algunos esfuerzos para tranquilizar la situación. Pero ahí se acabó el amor, porque luego señaló que del lado palestino no se está implementando el acuerdo de Sharm el Sheij, suscripto de palabra por ambos líderes hace dos semanas. Es más: Barak habló de una vergonzosa y seria violación de los acuerdos. Nabil Chaath retrucó que los israelíes han desatado una verdadera guerra contra nosotros con fusiles, mísiles, artillería pesada y ametralladoras y que por eso se hace necesaria la intervención de una fuerza de paz. El dirigente de izquierda y ex ministro de Cultura israelí Yosi Sarid dijo que, si esa fuerza es equilibrada, puede ser aceptada. Así si se contrastan las declaraciones con los hechos. La situación en Medio Oriente se parece cada vez más a una guerra de baja intensidad. El problema para Israel es que la comunidad internacional tiende a apoyar el punto de vista palestino. La Casa Blanca (quizá por influjo de la tensión de las elecciones que tendrán lugar hoy), en un hecho casi insólito, relativizó ayer sus propias declaraciones sobre un rechazo a una fuerza internacional de paz, y dijo que podría aceptarse. Estados Unidos, aliado de Israel, ya había perdido una pulseada en la ONU hace tres semanas, cuando el organismo internacional condenó en una declaración oficial los excesos de las fuerzas israelíes en la represión de la violencia que ya lleva cuatro semanas. Organismos de derechos humanos, como Amnesty International, suscriben a diario las denuncias palestinas de que los israelíes disparan a matar y con armas antirreglamentarias. La ONU tratará mañana el pedido palestino de una fuerza internacional y el clima no favorece a Israel. Precisamente, Barak estimó ayer que dicha fuerza sería como premiar la violencia palestina. Pero el premier, mientras hace estas declaraciones, sólo sigue siéndolo por una coyuntura muy especial. Ante el embate de los árabes israelíes que apoyan la causa palestina, el partido ultraortodoxo Shas, que ya desestabilizó varias veces al gobierno de Barak, ahora lo apoya por tratarse de una situación de emergencia. Y ésa es su irónica tabla de salvación: la coalición gobernante sólo cuenta con 40 de las 120 bancas del Knesset.
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