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Apunten (con los dedos) a Israel

Israelíes y palestinos se encaminan a una cumbre de paz apoyada en la violencia. Los palestinos lanzan una ofensiva diplomática.

t.gif (862 bytes)  Las cumbres empiezan y terminan, se renuevan y se reinventan, pero la violencia en Medio Oriente se mantiene estable. Ayer fueron tres los palestinos muertos en distintos enfrentamientos en Cisjordania y Gaza. Helicópteros israelíes penetraron en territorio libanés, según informes de la ONU, en lo que el presidente libanés Emile Lahoud no dudó en calificar como “un acto de guerra”. El premier israelí Ehud Barak enfrentó cinco mociones sucesivas de censura en el Knesset (Parlamento israelí) provenientes de los partidos árabes israelíes, pero todas fracasaron. El ministro palestino para la Cooperación Internacional (canciller), Nabil Chaath, pidió en Roma la intervención de una fuerza internacional de paz en la región, ya que los palestinos “necesitan protección”. “Si ocurre, lo rechazaremos decididamente”, replicó Barak. Pero la Casa Blanca admitió que estaba dispuesta a considerar esa posibilidad. Mañana, en una sesión especial, la ONU tratará la petición palestina.
El premier israelí, que el domingo se reunirá con el presidente norteamericano Bill Clinton en Washington, reconoció que el líder palestino Yasser Arafat (que también se entrevistará con Clinton, pero pasado mañana) “está haciendo algunos esfuerzos para tranquilizar la situación”. Pero ahí se acabó el amor, porque luego señaló que del lado palestino “no se está implementando” el acuerdo de Sharm el Sheij, suscripto de palabra por ambos líderes hace dos semanas. Es más: Barak habló de “una vergonzosa y seria violación de los acuerdos”. Nabil Chaath retrucó que “los israelíes han desatado una verdadera guerra contra nosotros con fusiles, mísiles, artillería pesada y ametralladoras” y que por eso se hace necesaria la intervención de una fuerza de paz. El dirigente de izquierda y ex ministro de Cultura israelí Yosi Sarid dijo que, si esa fuerza es “equilibrada”, puede ser aceptada.
Así si se contrastan las declaraciones con los hechos. La situación en Medio Oriente se parece cada vez más a una guerra de baja intensidad. El problema –para Israel– es que la comunidad internacional tiende a apoyar el punto de vista palestino. La Casa Blanca (quizá por influjo de la tensión de las elecciones que tendrán lugar hoy), en un hecho casi insólito, relativizó ayer sus propias declaraciones sobre un rechazo a una fuerza internacional de paz, y dijo que podría aceptarse. Estados Unidos, aliado de Israel, ya había perdido una pulseada en la ONU hace tres semanas, cuando el organismo internacional condenó en una declaración oficial los excesos de las fuerzas israelíes en la represión de la violencia que ya lleva cuatro semanas. Organismos de derechos humanos, como Amnesty International, suscriben a diario las denuncias palestinas de que los israelíes disparan a matar y con armas antirreglamentarias. La ONU tratará mañana el pedido palestino de una fuerza internacional y el clima no favorece a Israel.
Precisamente, Barak estimó ayer que dicha fuerza sería “como premiar la violencia palestina”. Pero el premier, mientras hace estas declaraciones, sólo sigue siéndolo por una coyuntura muy especial. Ante el embate de los árabes israelíes que apoyan la causa palestina, el partido ultraortodoxo Shas, que ya desestabilizó varias veces al gobierno de Barak, ahora lo apoya por tratarse de una situación de emergencia. Y ésa es su irónica tabla de salvación: la coalición gobernante sólo cuenta con 40 de las 120 bancas del Knesset.

 

 

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