Por
Roque Casciero
Lou
Reed es uno de esos pocos músicos de rock a los que puede llamárselos
artistas sin que la palabra suena rebuscada. La obra y la de este músico
neoyorquino de 57 años que hoy y mañana toca en el teatro
Gran Rex está unánimemente considerada, como la de Bob Dylan,
como la de Leonard Cohen, clave para la historia del género. Aunque
es posible que repase algunas viejas páginas de su extensa discografía
(en su gira europea hizo Sweet Jane, Perfect Day
y Vicious), en esta segunda visita a Buenos Aires el fundador
de The Velvet Underground se centrará en el material de su último
disco, Ecstasy. En canciones como Tatters, Paranoia
key of E, Mad, Big sky o Baton Rouge
revisa con mirada ácida y descarnada los finales de las relaciones
de pareja, con sonidos que van desde baladas acústicas hasta un
minué con guitarras sucias y filosas. Tal vez la obra central del
disco, que Reed reproduce en vivo con particular deleite, sea Like
a possum, una diatriba eléctrica de dieciocho minutos en
la que grita: Tengo un agujero en mi corazón del tamaño
de un camión/ y no se llenará con un polvo casual.
Los seguidores
de Reed ya están acostumbrados a frases como ésa. Sucede
que el cantante las patentó en el contexto del rock allá
por 1967, en el imprescindible The Velvet Underground and Nico. Ese fue
el primer disco de la Velvet, con tapa dibujada por Andy Warhol (¿hace
falta decir que la imagen era una banana que se podía pelar?) y
canciones que introducían a la poética rockera temas como
las drogas duras (Heroin, Im waiting for the man)
y el sadomasoquismo (Venus in furs). El disco también
traía bellas piezas como Ill be your mirror y
Sunday morning, pero Reed quedó en el imaginario colectivo
como el autor de lo sórdido y lo escabroso. Desde entonces, tanto
con The Velvet Underground como en su carrera solista, el ojo impiadoso
de Reed retrató sin juzgar el lado salvaje y oscuro
del ser humano, pero también ha captado las delicias de la vida
cotidiana. Aunque su pluma, su garganta y su guitarra tuvieron altas y
bajas, nadie como él logró obras maestras exponiendo la
historia de una pareja de adictos a la heroína (Berlin) o el panorama
de Estados Unidos pos Reagan (New York), por ejemplo. Además de
escuchar esos discos, es muy recomendable prestar atención al libro
Atraviesa el fuego, que recopila la totalidad de las canciones de Reed,
con traducción al castellano.
Ya se convirtió en un lugar común del periodismo musical
decir que a Velvet Underground iban a verlos pocas personas, pero que
todas ellas comenzaron su propia banda. La influencia de ese grupo fue
capital sobre grupos y solistas como Nirvana, R.E.M., Sonic Youth, Patti
Smith, Iggy Pop y Jesus and Mary Chain. David Bowie es un reconocido admirador
de Reed y fue por eso que le produjo el excelente disco Transformer (1973),
el de Walk on the wild side y Satellite of love.
Incluso, cuando el Duque Blanco festejó sus 50 años en el
Madison Square Garden, presentó a su amigote Lou como el
rey de Nueva York.
La historia del cantante muchas veces fue en paralelo con las de sus temas:
cuando escribía sobre la heroína o sobre travestis neoyorquinos,
sabía en carne propia de qué estaba hablando. Durante los
70, sus adicciones lo convirtieron en candidato permanente al panteón
de los rockeros. Hasta hubo una parodia de los carteles del Salvaje Oeste
que pedían por él vivo o muerto. Culpable
de haber transformado en junkies (adictos a la heroína) a varias
generaciones de jóvenes, sentenciaba.
Se recuperó justo a tiempo. A fines de los años 80, luego
de algunos discos sin la consistencia acostumbrada, volvió a la
carga con New York. Fue un nuevo comienzo: desde entonces, todos sus trabajos
fueron de gran nivel. Songs for Drella fue un emotivo reencuentro con
John Cale (su cómplice principal en VU) para homenajear a Andy
Warhol, el mentor de ambos. Magic and loss trató sobre cómo
superar las pérdidas de los amigos y Set the twilight reeling,
el disco que presentó en su primera visita aBuenos Aires, celebraba
el amor (su nueva musa inspiradora era su actual pareja, la excepcional
performer Laurie Anderson).
En los últimos tiempos, el espíritu guerrero de Reed parecía
haber quedado limitado a algunas canciones politizadas como Sex
with your parents (Motherfucker). Sin embargo, en Ecstasy sus reflexiones
vuelven a ser ácidas y rabiosas; ahora su guitarra rítmica
suena podrida como hacía bastante tiempo que no sucedía.
Desde hace un lustro lo acompañan el guitarrista Mike Rathke, el
bajista Fernando Saunders y el baterista Tony Thunder Smith,
quienes conforman una base sólida y eficiente. Con ellos detrás,
el viejo animal del rocanrol todavía tiene dientes para morder
fuerte.
Trizas
Algunas parejas viven en armonía/ Otras no/ Algunas parejas
chillan y gritan/ otras no/ Pero dijiste algo que no puedo olvidar/
Me retumba en la cabeza como una bala de plomo// Algunas personas
chillan y gritan, y otras no/ Algunas personas sacrifican su vida
y otras no/ Algunas personas esperan que el sueño las lleve
lejos/ Mientras que otras leen un libro tras otro/ con la esperanza
de que sus problemas desaparezcan// Sé que esperás
que todo salga bien/ Ni vos ni yo somos de los que gritan/ dormís
en la habitación/ Mientras yo voy de un lado a otro del pasillo/
Nuestro hijo nos mira a los dos/ Preguntándose a quién
debe llamar// Supongo que es verdad que no todos los fósforos
encienden/ Supongo que es verdad que no todo lo que digo es cierto/
Pero no puedo sacarme de la cabeza lo que dijiste/ Quién
iba a pensar que nos pasaría esto/ La primera vez que nos
acostamos// Me dijeron que al final nada de esto importa/ Todas
las parejas tienen problemas y no importa/ Pero todavía me
retumba en la cabeza lo que dijiste/ Y todavía estoy en el
pasillo del piso de abajo, durmiendo solo// Ya sé que te
da igual, pero voy a decirte lo que pienso/ No es que sea importante,
pero acá va lo último que he pensado/ Esa cosita que
teníamos yace hecha trizas/ Y vos, querida, no sos capaz
de comportarte// Es triste irse de este modo, dejando todo hecho
trizas/ Causa tristeza irse de este modo, dejando todo hecho trizas/
Supongo que podemos decir que nada importa/ Pero aun así
es triste ver todo hecho trizas.
(Tatters es uno de los temas incluidos en Ecstasy, 2000.)
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