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EL JUICIO POR ENRIQUECIMIENTO ILICITO CONTRA RIBELLI
Un león para manejar ahorros

El ex comisario bonaerense, detenido por el atentado a la AMIA, deberá explicar sus gastos suntuarios con un sueldo de policía.

Juan José Ribelli dará explicaciones ante la Justicia.
Blanqueó 2,5 millones de pesos bajo la forma de una supuesta herencia.

Por Laura Vales

t.gif (862 bytes) Después de cuatro largos años de investigación, el proceso por enriquecimiento ilícito contra el ex comisario Juan José Ribelli empieza a desperezarse. El ex policía bonaerense fue emplazado ayer por la Justicia de La Plata para que explique el origen de su fortuna. Antes de que termine este mes, Ribelli deberá encontrar algún argumento razonable para justificar cómo pudo, con un sueldo de policía, gastar en apenas un año la increíble suma de medio millón de dólares. �Casi todo en consumo suntuario como viajes, compras con tarjetas de crédito y facturas de celulares�, detalló a este diario una fuente de la investigación. No es el único punto pendiente de clarificación: el ex comisario también deberá legitimar de alguna manera otro medio millón de pesos que sumó al largo listado de sus bienes, bajo la forma de una herencia, en la misma semana del atentado a la AMIA. 
El juicio por enriquecimiento ilícito surgió como una de las causas colaterales a la del atentado, por la que Ribelli está en prisión. Se abrió en 1996, fue investigado en principio por el juez federal Juan José Galeano y pasó de juzgado en juzgado hasta quedar en manos de la jueza de La Plata María Isabel Martiarena. Ayer Martiarena ordenó el traslado del ex policía para notificarlo de las pruebas que se acumulan en su contra. 
Ribelli se presentó a la audiencia sin abogados. �Me traen como si fuera no sé quién, con un operativo excesivo�, se quejó una vez adentro del despacho, metido en un traje azul y de corbata. Pidió fotocopias de todo el expediente.
Entre sus últimas fojas están las conclusiones de una pericia realizada por el cuerpo de contadores de la Corte Suprema. El trabajo analizó los movimientos de dinero de Ribelli entre 1994 y 1995, cuando ya era uno de los más poderosos comisarios de la Maldita Policía. Y concluyó que existe, en ese solo año, un claro desfasaje de 480 mil pesos entre sus gastos y sus ingresos. 
�La pericia toma sus gastos de �recreación�, es decir los viajes, las cuentas de hoteles, las facturas de tarjetas de crédito, es decir todo el consumo del que quedaron comprobantes. Obviamente, Ribelli tuvo que tener además otros gastos cotidianos, para mantener su tren de vida y el de su familia, pero esas son cosas que se pagan en efectivo y de la que no quedan rastros�, apuntó uno de los investigadores; �aún así, hay una diferencia de medio millón�. 
En los procesos por enriquecimiento ilícito la clave es demostrar que hubo un incremento patrimonial injustificado en un determinado período de tiempo, coincidente con la etapa en que el investigado ocupó cargos públicos. En este caso, los contadores tomaron como punto de partida el �94 porque contaban con una declaración jurada de bienes de ese año. 
Una de las características de este delito es que se invierte la carga de la prueba, es decir que el acusado debe justificar el aumento de su riqueza. 
En el expediente judicial, junto a los informes de la AFIP, los resúmenes bancarios y de tarjetas de crédito y los gastos en telefonía celular, hay declaraciones de antiguos compañeros y subordinados de Ribelli. Casi todos coincidieron en señalar que el despegue económico del ex comisario comenzó a principios de los 90, cuando el entonces jefe de la fuerza Pedro Klodczyk, lo encumbró al frente de las poderosas brigadas de la Bonaerense. En poco tiempo, Ribelli ganó fama de policía operativo y buen recaudador. 
Mucho de eso quedó asentado en las escuchas judiciales de la causa AMIA. En los meses previos a que el juez Galeano ordenara la detención de Ribelli, las conversaciones del ex comisario con sus hombres de la Brigada de Lanús dejaron al descubierto una trama de arreglos con delincuentes, cobro de peaje a piratas del asfalto, arreglos con detenidos y hasta laorganización de una �colecta� para conseguir la libertad de los policías presos por la masacre de Wilde. 
Es claro que la acumulación de riquezas del ex comisario fue, al menos en parte, de la mano de estos ilícitos. Hasta ahora, Ribelli ha ensayado la defensa de rigor: sostiene que siempre fue �un buen inversor�, que manejó �la plata de toda la familia desde los 18 años�. Y que los dos millones y medio que él y sus hermanos recibieron como herencia de su padre, un jubilado ferroviario, son fruto de su esforzado ahorro. 

 

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