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LA MAFIA DE LOS DESARMADEROS EN EL HOMICIDIO DE BAHIA BLANCA 
Tres detenciones en un crimen oscuro

Los tres hombres serían cómplices en el
asesinato de la pareja de novios bahienses. Se trata de armadores de autos truchos.

Uno de los detenidos es trasladado en Bahía Blanca: aún falta arrestar a los autores materiales.

Por Raúl Kollmann

t.gif (862 bytes) Tres integrantes de una banda de armadores de autos truchos fueron detenidos ayer y acusados de complicidad con el asesinato de la pareja de novios bahienses formada por María Victoria Chiaradía y Horacio Iglesia, este último hijo del comisario Horacio �El Indio� Iglesia. Martín Goyeneche, Rubén Martín y Juan Corona viven en el mundo de los desarmaderos �siempre tolerados y apañados por la Bonaerense� y se habían quedado con los documentos de un auto Chevrolet Corsa gris, casi totalmente destruido por un violento choque. A fin de armar el auto mellizo contrataron a dos ladrones para que robaran un coche similar: serían quienes asaltaron, en la noche del 27 de agosto, a la parejita bahiense que, justamente, estaba a bordo de un Chevrolet Corsa gris. Los dos ladrones �todavía no detenidos� habrían violado a la joven y después, para evitar ser identificados, le pegaron un tiro en la cabeza a ella y a su novio. Aunque la hipótesis de una venganza contra el comisario Iglesia perdió peso específico, lo cierto es que la investigación todavía no termina con las dudas.
Según parece, la siniestra historia del asesinato y la violación tiene el trasfondo de las mafias que existen relacionadas con el robo de automotores. La banda es idéntica a la que comandaba Carlos Telleldín en el caso AMIA y funciona de la siguiente manera:
La mafia se entera cuando un auto sufre un choque con daños casi totales o un incendio que destruye el vehículo casi por completo.
En combinación con integrantes de las compañías de seguros, no se da de baja el auto sino que se alega que los daños no fueron totales y por lo tanto la mafia compra la documentación legal del vehículo. Para esto se necesita un capitalista, que es el que pone el dinero. En este caso fue Corona. Al asegurado se le paga gran parte de la cobertura y la mafia le da el resto como si pagara la chatarra.
La organización contrata ladrones para que roben un auto similar. Se los llama �cañeros�, porque suelen asaltar a mano armada, es decir con �caños� (pistolas). Se le cambia el número con un procedimiento que consiste en cortar la chapa del auto chocado o quemado justo en la parte que tiene la numeración y ese trozo después se une con una soldadura de plomo al auto robado. Este trabajo lo hizo Goyeneche. La mafia se queda, entonces, con un auto que tiene documentos legales �los del coche quemado o chocado�, claro que en un vehículo que en verdad fue robado.
Indudablemente estas mafias cuentan con un extraordinario encubrimiento de personal de la Bonaerense que conoce al milímetro cómo se mueven los desarmaderos y las bandas de autos mellizos. En el caso de la AMIA, Carlos Telleldín le pagaba a la Brigada de Sustracción de Automotores una coima mensual, tenía amigos íntimos de la Bonaerense y actuaba en combinación con los desarmaderos que, según también quedó probado, contaban igualmente con protección policial.
Según los investigadores del crimen, Martín y Goyeneche consiguieron la documentación de un Chevrolet Corsa gris chocado y les encargaron a dos delincuentes el robo de un vehículo similar. En la hipótesis policial, esa mano de obra del robo �dos �cañeros� de unos 30 años y con antecedentes� se habrían impresionado con la belleza de la joven, la violaron y después terminaron �tal vez afectados por la droga� matando a la pareja para no dejar rastros.
Desde el principio se manejaron distintas alternativas:
Una venganza contra el padre del joven, el comisario Iglesia, que ya estuvo involucrado en un caso en el que asesinaron a una prostituta. El argumento de que no fue una venganza es que, en general, una operación de ese tipo se hace en forma inmediata: no se transporta ni al auto ni a las víctimas de un lado al otro. Lo usual son disparos desde un coche, al pasar, o el asesino que se acerca, tira y mata. En el caso de Bahía, elauto y las víctimas se movieron durante horas y los mataron a más de 100 kilómetros de donde los secuestraron.
Que hubo participación policial en el crimen. Fue una hipótesis sugerida por las familias de las dos víctimas. Esto todavía está por verse. Lo cierto es que los verdaderos asesinos, los que dispararon y mataron, todavía no están presos. 
El crimen relacionado con el robo. Por ahora es la hipótesis oficial, la de la Bonaerense, el fiscal y la jueza de garantías, María Pía Fava de Solana. Mañana declararán los detenidos y existe optimismo sobre la posibilidad de que al menos uno cuente la verdadera historia. A dos meses y medio del asesinato, por ahora sólo están detenidos los integrantes de la mafia que rodeó el caso.

 


 

EL SUPUESTO COMPLOT DE LA BONAERENSE
Lo que contó Tractorcito Cabrera

Por Carlos Rodríguez

�No creo que lo haya dicho�, fue lo primero que declaró el ministro de Seguridad bonaerense, comisario Ramón Verón, aludiendo a la denuncia formulada en Bahía Blanca por Daniel �Tractorcito� Cabrera, quien aseguró que la fuga del Departamento Central de la Policía Federal fue posible gracias a un complot armado por oficiales de la Bonaerense. Verón, aún en la duda, estimó que si existió la denuncia, la misma estaría indicando que Cabrera �está armando su estrategia para el futuro, aunque es insólito, una cosa absurda, increíble e inconcebible que gratuitamente pretenda involucrar a una institución en semejante hecho�. Más allá de las dudas sobre la veracidad de sus dichos, Tractorcito efectivamente acusó a la Bonaerense, según pudo constatar Página/12, y estaría dispuesto a repetir ante la Justicia Federal porteña una historia que involucraría a un ex jefe de la �Maldita Policía� y que señalaría la existencia de una jugada política made in La Plata tendiente a perjudicar al gobierno nacional, a la Federal y al juez de la causa AMIA, Juan José Galeano. 
Al margen de su ataque a la Bonaerense, Cabrera fue sometido ayer a una rueda de reconocimiento durante la cual fue identificado por cinco testigos �sobre un total de ocho� como uno de los cuatro asaltantes que robó 80.000 pesos del Banco Balcarce de Bahía Blanca, dos horas antes de su detención. Anoche trascendió que uno de sus cómplices sería un ex policía de la provincia de Buenos Aires. Los que reconocieron a Cabrera como uno de los ladrones son empleados o clientes de la entidad bancaria. El miembro de la banda de Luis �El Gordo� Valor sería trasladado hoy a la ciudad de Buenos Aires, donde quedará alojado en dependencias de la Gendarmería o de la Prefectura Naval. 
En su declaración ante el juez federal de Bahía Blanca Alcindo Alvarez Canale, Cabrera sostuvo que cuando lo trasladaron a la Alcaidía del Departamento Central �ya se estaba gestando la fuga� de los paraguayos Luis Rojas y Fidencio Vega Barrios, acusados de participar en el asesinato del vicepresidente de Paraguay, Luis María Argaña. Aunque todavía no habló del tema �lo haría cuando le toque declarar ante el juez federal porteño Gabriel Cavallo, que investiga la fuga�, Tractorcito señalaría como gestor de la fuga a un ex alto jefe de la Bonaerense, denunciado como uno de los mentores de la �Maldita Policía� y hasta podría decir que los policías bonaerenses denominaban �Ruckauf 2003� a la supuesta operación. Tractorcito le dijo al magistrado de Bahía que Abel Maggi, un policía que está actualmente en la DDI de Bahía Blanca, ya lo conocía porque lo había detenido, en 1993, en San Miguel. En ese operativo, según Cabrera, también tomaron participación el oficial Juan José Ribelli, detenido por su participación en el atentado contra la AMIA y José Ojeda, policía y cuñado de Ribelli. Según Tractorcito, habría vinculación entre el complot para la fuga y la causa AMIA, ya que la idea original habría sido facilitar la evasión de los policías Diego Barreda, Mario Bareira y Bautista Huici con la intención de jugarle una mala pasada al juez Juan José Galeano, odiado por un sector de la Bonaerense. 
El aspecto emotivo de la declaración de Tractorcito fue cuando admitió ante Alvarez Canale que en su interior �siente que traicionó� al juez de instrucción Alberto Baños, quien había decidido su traslado al Departamento Central luego de que formulara sus denuncias contra miembros del Servicio Penitenciario Federal. Por eso solicitó declarar ante Baños, aunque llegado el momento deberá presentarse ante el juez Cavallo, quien investiga la fuga. Cabrera tenía en su poder una cédula de la Policía Federal número 7.245.101 a nombre de Martín Leonardo Novo. El documento había sido extendido con la firma del comisario Benedicto Kresky. También tenía otra cédula extendida en blanco, con la misma firma. 
El ministro Verón reconoció ayer que se entrevistó con Tractorcito el viernes pasado, horas después de su detención y antes de que se presentara ante el juez federal de Bahía Blanca. El funcionario precisó que en elencuentro Cabrera le confesó que �en la fuga no hizo arreglo con nadie� sino que �aprovechó las negligencias que había en su custodia�.

 

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