Por Diego Fischerman
Si algunos tienen el salmón, otros tienen �La Trucha�. O, dicho de otra manera, sólo Schubert fue capaz de superar en cantidad (y en calidad señalaría algún agnóstico) a Calamaro. Tal vez sean mil canciones. Es posible que sean más pero contarlas es casi imposible. El hecho es que acaba de terminar de publicarse una colección de CDs tan monumental como brillante que incluye ni más ni menos que todas las canciones del compositor que inventó el arte de hacer canciones. El volumen 37, recién editado por el sello inglés Hypérion, lleva el explícito título de The Final Year e incluye entre otras las maravillosas canciones agrupadas como Schwanengesang, interpretadas por el tenor Anthony Rolfe Johnson (que en pocos días estrenará en Buenos Aires el oratorio El Reino de Edward Elgar). Junto a Johnson participan del CD John Mark Ainsley y Michael Shade. El pianista, como en todos los demás volúmenes de la selección, es el notable Graham Johnson quien, además, es autor de las exhaustivas notas que acompañan los folletos de cada CD.
A lo largo de la colección, además de recorrerse todas las obras para canto solista o en grupo, con acompañamiento de piano o con el agregado de otro instrumento (clarinete en �El pastor sobre la roca�, corno en �Auf dem Strom�), desfilaron todos los grandes cantantes de cámara de la actualidad, desde la ya legendaria Dame Janet Baker, Felicity Lott, Lucia Popp, Ely Ameling o Thomas Hampson hasta los jóvenes Ian Bostridge (en un deslumbrante ciclo de La Joven Molinera), Matthias Goerne en el mejor Viaje de invierno grabado últimamente, Julianne Banse o Christine Schäfer. El proyecto armado por Graham Johnson resulta entonces no sólo la summa de la canción que en sí representa la contribución de Schubert al género sino también un verdadero compendio acerca de la interpretación de la canción de cámara.
Algunos volúmenes tienen su eje situado en la autoría de los textos (Goethe and Schiller Settings, Vol. 1; A Goethe Schubertiad, Vol. 24), en lo temático (Schubert and the Death, Vol. 11; Songs about Flowers and Nature, Vol. 19), en el momento de la composición (The Young Schubert, Vol. 12; Songs of 1816, Vol. 23) o en lo formal (Schubert and the Strophic Song, Vol. 18). En todos los casos la claridad conceptual de Johnson, al organizar la colección, es la misma que aparece en su manera de acompañar cada una de las canciones. El filósofo George Steiner pone a Schubert como ejemplo de �traducción�. Sus canciones, dice, no se limitan a poner en música algunos poemas de moda en su época sino que trasladan el sentido de ese poema a otro lenguaje. Tanto las inflexiones y frases de la voz como el acompañamiento del piano resultan esenciales para la construcción de ese nuevo significado. La música se hizo romántica cuando los compositores fueron más cultos y cuando empezaron a ser influidos por una estética literaria ya consolidada. Schubert, tal vez el primer músico auténticamente independiente de la corte y del clero, ejemplifica ese espíritu a la perfección y las canciones son la muestra más acabada.
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