Hoy se pone en marcha la desregulación telefónica, que levanta todas las barreras al ingreso de empresas que pretendan prestar el servicio de telecomunicaciones en cualquiera o en todas sus variantes a la vez. La preocupación mayor es que esta apertura profundice la desigualdad entre una �city rica� y bien dotada de servicios y ofertas de precios, y el país postergado del interior, cada vez más alejado del progreso de las grandes urbes. ¿Es posible que se dé esta situación, al menos en los dos primeros años de desregulación?, le preguntó Página/12 al secretario de Comunicaciones, Henoch Aguiar.
�No. Creo firmemente en el desarrollo simultáneo de las comunicaciones en el interior, sobre todo por el interés que me manifiestan las distribuidoras de TV por cable, que me permite prever que muy pronto estén brindando telefonía por Internet, y las cooperativas van a tener una presencia activa en poblaciones de baja densidad.� 
En la respuesta de estos operadores menos poderosos, junto a la expansión y baja de costos por competencia de la telefonía celular en el interior, está la clave de que el régimen no se convierta en una nueva fuente de desequilibrio social. Operadores de cable del interior del país, 425 en total, que tienen entre 50 y 10 mil abonados, se vienen reuniendo con la Secretaría desde hace dos semanas para encarar la prestación del servicio telefónico. Las cooperativas telefónicas, reunidas en Fecotel, se asociaron a la estadounidense Titan, empresa especializada en prestar servicios en áreas de baja densidad poblacional. Además, hay gran expectativa por la implementación de proyectos de servicios inalámbricos, que podrían instalarse en un plazo no mayor de dos años. 
Pero son los grandes jugadores, sin embargo, los más activos en este arranque de la desregulación. Según estimaciones oficiales, entre una docena de empresas de envergadura (las dos licenciatarias de servicio fijo y las cuatro operadoras de móviles actuales, entre ellas) ya habrían realizado este año inversiones por 3800 a 4000 millones de dólares, duplicando el promedio anual del último lustro en el sector. De las entrantes, las más activas fueron Impsat, Techtel y Keytech (AT&T), cuyos tendidos de redes a lo largo de avenidas y microcentro porteños convirtieron la ciudad en un incómodo paisaje de zanjas y calles semicortadas en las últimas semanas. También registraron fuertes inversiones en redes de interconexión Global Crossing y Nextel. 
Aguiar se entusiasma cuando se lo desafía a demostrar que las cualidades de la desregulación no serán sólo en beneficio de unos pocos. 
�Una vez que se entra en competencia, que se abre todo el mercado a la desafiabilidad, que se eliminan las barreras, se produce un cimbronazo que afecta a todos los segmentos. Va a haber una tensión fuerte en todos los mercados, nadie podrá confiar en mantener la exclusividad. Al ser un mercado abierto, el beneficio de una empresa para un grupo de clientes obliga a todas las demás a ponerse en línea. A nadie le conviene tener clientes insatisfechos, que estén viendo la publicidad de las ofertas que reciben los clientes de otros pueblos, o que brindan otras compañías. No es por un golpe de varita mágica que se crea competencia en todas partes al mismo tiempo, pero por su potencial de crecimiento, Argentina va a tener un proceso de apertura mucho más ágil que el que vivió Europa. Siempre habrá diferencias, pero Argentina va a estar bastante igualada en los beneficios que reciban distintas regiones.� 
�Si el beneficio se va a percibir en una primera etapa en las tarifas de larga distancia antes que en las llamadas locales, ¿cómo le llega al usuario común?
�En el interior del país la mayor cantidad de llamadas es interurbana. Pero para el plomero o el gasista, para el cliente móvil de cualquier estrato social, hoy ya hay ofertas en telefonía celular que son más baratas que la telefonía fija. Es decir que ya hay una competencia detarifas en telefonía fija y urbana. Hay una imagen muy significativa, que es la de un productor rural manejando un tractor con un celular al lado, al que accede porque tiene planes accesibles. En larga distancia, ese trabajador del campo ya tiene precios competitivos. Pero además muchas veces vive en lugares a los que la telefonía fija ni llega. En todo esto se da una mezcla brutal de segmentos de mercado distintos, pero todos, tarde o temprano, van a estar atravesados por la competencia. 
�¿Cómo hace el usuario para diferenciar entre las distintas ofertas que recibe para elegir la más conveniente?
�Yo le recomendaría que tome su factura y analice el porcentaje de gasto por tipo de llamada, calculadora en mano, para empezar a entender que el servicio telefónico es un bien que tiene variables y que un plan que es bueno para el vecino puede no serlo para él. Que hay combinaciones que ahorran plata, según el tipo de servicio que utilice. Una vez desarmada la factura, hay que compararla con los planes ofrecidos, y buscar la mejor combinación. 
�¿La prolongación de la recesión cambió las perspectivas con respecto al mercado telefónico?
�Claramente, hubo un estancamiento en el consumo de telefonía celular -aunque hay más aparatos en uso� y en la cantidad de líneas fijas instaladas. Esto tiene que ver con la situación económica. Pero por otro lado, el salto en el número de usuarios de Internet es cada vez más impresionante. En el primer semestre de este año aumentó un 40 por ciento la cantidad total, cuando en la primera mitad del año pasado había crecido en alrededor del 20. Ya no es sólo el sector ABC1 el usuario. Pero la situación económica no afectó las decisiones de inversión. Las empresas entrantes no apuestan a ganar plata hoy, sino a desarrollar un mercado. Cuando hay un diferencial de precios importante, como ocurre con algunas ofertas de larga distancia, aparece una demanda oculta. 

RAZONES OFICIALES PARA LA OPCION ELEGIDA
Apuesta a la baja del costo

A más de diez años de la privatización de ENTel y la creación del duopolio privado de Telecom y Telefónica, desde hoy comenzará a regir la esperada desregulación del mercado de telecomunicaciones. Una veintena de nuevas firmas comenzarán a competir, y aunque quedarán pendientes algunos aspectos, como la concentración de las nuevas ofertas en las zonas de mayor tráfico, se esperan sensibles disminuciones de precios en algunos segmentos, en especial en los servicios de larga distancia y en el sector corporativo.
Aunque los desembolsos no serán todos en el corto plazo, el Gobierno espera inversiones por 15 mil millones de dólares en los próximos tres años. Sin embargo, el efecto reactivante sobre la economía será relativo pues, en su mayor parte, estos dineros estarán destinados a la importación de equipos. La desregulación elevada a dogma supuso un nivel cero de exigencia a las nuevas licenciatarias en cuanto al desarrollo de producción local de insumos. Los objetivos de la desregulación apuntaron principalmente a abrir el negocio a nuevos jugadores, bajar costos y diversificar servicios. 
El discurso oficial enfatizó las mejoras de los servicios de acceso a Internet y la mayor competencia en telefonía básica con miras a la expansión del número de usuarios. El Gobierno espera también que la instalación de las nuevas empresas traerá aparejada la creación de más de 10 mil puestos de trabajo directos. No obstante, las inversiones tienen su tiempo de maduración y es difícil que sus efectos se hagan notar antes de mediados del 2001. La baja de precios llevará aún más tiempo. Las mejoras en las tarifas requerirán el desarrollo completo de infraestructura propia por parte de las nuevas empresas, por lo que es difícil que las mejoras en telefonía básica local se noten antes del 2002.
Sí se esperan bajas inmediatas en los servicios de larga distancia, donde la competencia se hará efectiva en forma inmediata. En un plazo no muy lejano, no sería necesario presuscribirse a la compañía que ofrece el precio más bajo, como ocurre desde hace un año, sino que bastará con discar un prefijo de tres cifras para elegir la prestadora del servicio.
El decreto de desregulación establece cuatro reglamentos que regirán la actividad. Entre ellos:
El de Interconexión, que pauta en 1,1 centavo el minuto de peaje que deberán pagar las nuevas firmas por el uso de la infraestructura de Telecom y Telefónica.
El de Servicio Universal, que establece la creación de un fondo especial con el 1 por ciento de la facturación de las firmas y que será destinado a garantizar y/o expandir el servicio en las áreas menos rentables.
Aunque la baja de precios será gradual para los usuarios, lo que seguramente ocurrirá a partir de hoy es que las ganancias de las dos empresas que se quedaron con la vieja ENTel tenderán a dejar de superar espectacularmente las medias internacionales de estos mercados.

PRINCIPAL