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SALEN EN LIBERTAD DOS CONDENADOS POR EL CRIMEN DE CARRASCO
Los soldados que vuelven a la calle 

Seis años y medio después del asesinato que acabó con el servicio militar obligatorio, Salazar y Suárez recuperan la libertad. 

Suárez y Salazar en la escuela: ya tenían autorización para salir a terminar el secundario.

t.gif (862 bytes) Después de seis años y medio del crimen de Omar Carrasco, dos de los ex soldados condenados por su asesinato en un regimiento de Zapala saldrían en libertad condicional durante los próximos días. Cristian Suárez y Víctor Salazar, sentenciados a diez años de prisión, consiguieron que la jueza Aidée Vásquez Villar realice un nuevo cómputo del tiempo que han pasado detenidos bajo la luz de la ley del dos por uno: el tiempo que excede los dos años estipulados como plazo máximo por la ley para obtener una confirmación de la sentencia se computará como doble. En el caso de Suárez y Salazar son sólo cuatro meses y 18 días, los que se duplican a la hora de contabilizar la pena que cumplida. Los abogados defensores de los ex soldados consideran que hace varios días que los presos están en condiciones de gozar de la libertad condicional, un derecho al que los detenidos con buena conducta pueden acceder a partir de haber cumplido con dos tercios de la pena impuesta por los jueces. 
Suárez y Salazar están presos desde junio de 1994, tres meses después de la muerte del soldado que terminaría, tras una polémica nacional, con el servicio militar obligatorio. En enero de 1996, el Tribunal Federal Oral de Neuquén condenó por el crimen al subteniente Ignacio Canevaro a 15 años de prisión y a los dos ex soldados a diez años como autores de homicidio simple. Los jueces consideraron probado que el domingo 6 de marzo del �94 el soldado Omar Carrasco, de 19 años, fue golpeado por sus compañeros Suárez y Salazar en un baño del Grupo de Artillería 181 de la guarnición militar de Zapala, debido a una orden de Canevaro. Los dos ex conscriptos siempre negaron los cargos y se dijeron inocentes. Desde hace poco más de un año gozan de permiso para salir a cumplir estudios secundarios. Todas las tardes pueden asistir a una escuela cercana a la comisaría neuquina donde siguen detenidos. 
Hace poco, sus abogados intentaron por última vez una revisión de la condena del tribunal neuquino, aportando nuevas pericias según las cuales Carrasco no habría muerto inmediatamente después de la paliza que recibió sino por mala praxis médica al no ser atendido correctamente. Pero la Cámara de Casación rechazó el pedido y consideró que las pruebas presentadas eran más apropiadas para investigar el encubrimiento de jefes militares que para revisar la condena a los conscriptos. �Faltan algunos trámites: oficios sobre reincidencia y pedidos de informes de conducta a los jefes de los lugares de detención donde estuvieron, algo que retrasa su derecho a la libertad condicional y que deberían haber hecho mucho antes�, se quejó ayer ante Página/12 Daniel Valencia, defensor de Salazar. 
Cuando en enero de 1996 el Tribunal Federal consideró que Canevaro y sus ex subordinados eran los culpables de la muerte de Carrasco, también estableció que hubo una maniobra de encubrimiento por parte de varios jefes militares. Ello derivó en una nueva investigación, conocida como el Caso Carrasco II, en la que ya se ha procesado a nueve militares y a un soldado por las maniobras a través de las cuales se ocultó el asesinato. Omar Carrasco desapareció el 6 de marzo. El día anterior, sábado, debía cumplir con la guardia nocturna, pero no se levantó porque dijo que le dolía el cuerpo. El domingo, sus jefes lo pusieron de �cuartelero�, a cargo de la limpieza y control de la cuadra. Sus compañeros declararon que lo vieron por última vez durante la siesta, cuando fue al baño. 
Según la investigación del Tribunal Oral Federal, justamente fue en un baño donde habría estado guardado su cadáver durante un mes, hasta que fue encontrado el 6 de abril del �94. ¿Qué ocurrió durante esos 30 días? ¿Cómo actuó la corporación militar ante la muerte del soldado? En la causa por encubrimiento, cuya etapa de instrucción finalizó, pero todavía sin una fecha fijada para la realización del juicio oral, está demostrado que se falsificaron documentos. Los primeros comprobantes truchos de la fuerza están referidos a la supuesta deserción de Carrasco, la coartada fabricada por la institución para explicar la ausencia del soldadito mientras su cuerpo se descomponía oculto. Entre los procesados en esa causa están el jefe del Grupo de Artillería, coronel Guillermo With, y el asesor jurídicodel Ejército, Carlos Alberto Ferrario, hombre de confianza del ex comandante en Jefe, Martín Balza.

 


 

PARA LA POLICIA ERA LADRON, LA FAMILIA LO NIEGA
La extraña muerte de un chico

En un confuso incidente, un chico de 14 años murió baleado ayer al borde del barrio Loyola, en el partido bonaerense de San Martín. De acuerdo con la versión policial, el joven pertenecía a una bandita que asaltaba vehículos y resultó herido en el rostro y en el cuello por un automovilista que luego escapó. En cambio, los familiares de la víctima, cuyo nombre no trascendió, ofrecieron una versión completamente distinta: acusaron a un policía, de apellido Carranza, de haber sido el autor del homicidio. El menor fue trasladado por un amigo al hospital Belgrano, de esa localidad, donde se produjeron incidentes entre familiares y custodios de la institución.
El hecho se produjo a las 7.50, en la esquina de avenida Constituyentes y Mendoza, muy cerca del asentamiento conocido como barrio Loyola. Según fuentes de la Delegación Departamental de Investigaciones de San Martín, a esa hora �un automovilista identificado como Raúl Damián Enrique Núñez, de 31 años, fue asaltado por dos personas armadas�. Núñez se presentó como testigo y declaró que le habían robado documentación personal, del auto y otras pertenencias. Después de ser asaltado, recorrió cincuenta metros, frenó y vio cómo los dos asaltantes intentaban robar a otro auto.
Según la misma declaración, el segundo vehículo logró esquivar al dúo y escapó. Núñez aseguró que los asaltantes se lanzaron entonces sobre un Senda bordó, que circulaba por una calle del barrio Loyola. La denuncia asegura que los supuestos delincuentes dispararon contra el conductor del Senda, que respondió el ataque baleando a uno de los asaltantes.
Finalmente, el automovilista escapó del lugar. Hasta última hora de ayer, el misterioso conductor del Senda no había sido identificado ni capturado. Entretanto, el adolescente, herido en el rostro y el cuello, murió apenas ingresó al hospital Belgrano. Según la policía, el joven había sido trasladado por �un cómplice que luego fugó�.
El único punto coincidente en la versión de los familiares es que el joven murió baleado. El resto parece formar parte de otra historia: �El nene sacó a pasear al sobrino y cuando estaban jugando en la puerta pasó un coche bordó, que es de un oficial Carranza, y le dispararon a matarlo�, aseguró un vecino del asentamiento. �Ese Carranza ya había amenazado con matar a mi nieto�, dijo la abuela del menor. Por su parte, la madre relató que �nunca estuvo preso y no estaba robando cuando lo mataron. Yo quiero saber por qué lo asesinaron�.
Los familiares se agolparon en el hospital Belgrano, donde reclamaron por mejor atención y denunciaron que Carranza �es de la zona de Villa Martelli�, lindera al barrio Loyola. Durante sus reclamos se produjeron incidentes con la guardia y la policía fue abucheada. El caso recayó en el fiscal Héctor Scebba quien en primera instancia imputó al joven y caratuló el expediente como homicidio en ocasión de robo.

 


 

Con gran despliegue de seguridad
Volvió el Tractorcito 

En helicóptero y bajo un gigantesco operativo de custodia, Daniel �Tractorcito� Cabrera viajó ayer, detenido, desde Bahía Blanca hasta un local de la Policía Federal en Villa Lugano. El ex integrante de la banda de Luis Valor se había fugado el 17 de setiembre del Departamento Central de Policía, junto con los acusados de matar al vicepresidente paraguayo Luis María Argaña, y fue recapturado el viernes.
El helicóptero, con custodia de la Delegación Unidad Investigaciones Antiterroristas (DUIA) de la Federal, bajó a las 7 de la tarde en la Escuela de Cadetes de la Policía Federal, desde donde una camioneta acompañada por seis autos policiales �tripulados por unos veinte efectivos� llevó al �Tractorcito� hasta la alcaidía de Villa Lugano, donde quedó alojado bajo muy estrictas medidas de seguridad, que incluyen cámaras permanentes, un panorama muy diferente a las laxas condiciones del Departamento Central, de donde se escapó con notable facilidad. Hoy será indagado por el juez Gabriel Cavallo, quien procesa a una docena de policías por aquella fuga.

 

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