Por Martin Kettle *
Desde Washington
Cuando finalmente se escriba la historia de esta elección presidencial, los nombres clave seguramente serán los de Al Gore, George W. Bush y Theresa LePore. LePore es la supervisora de las elecciones en el condado de Palm Beach en Miami; un lugar donde la población se asentó a fines del siglo XX, una zona de afluencia que atrajo a decenas de miles de jubilados del noreste de Estados Unidos, seducidos por el sol y la ausencia de impuestos a la renta. Muchos son judíos, la mayoría son demócratas y, para muchos de ellos, su vista no es la de antes. Fue Theresa LePore quien decidió que la boleta electoral para las elecciones presidenciales del martes en el distrito debía ser corregida para que los votantes de mayor edad pudiesen leer los nombres de los candidatos más fácilmente. Con 10 nombres para ubicar en la papeleta, decidió que dos páginas serían mejor que una, y corrigió la boleta para que las dos hojas quedaran enfrentadas.
Ese fue por lejos el mayor error de una serie de irregularidades en las boletas de Florida, que sumieron en el caos toda la elección presidencial. Fue una decisión que llevó a que 19.000 boletas impugnadas fueran arrojadas ayer al cajón. Y con ellas podría haberse ido el derecho de Al Gore a la Casa Blanca. En el costado izquierdo de la boleta, arriba, aparecía el nombre de Bush, con el nombre de Gore debajo. En el costado derecho, a una altura en medio de éstos dos, estaba el nombre de Pat Buchanan. Esto significa que, si bien el nombre de Gore estaba segundo en la lista, el lugar donde los electores debían hacer su marca para votar era el tercero, debajo de los espacios de Bush y Buchanan.
LePore mostró su rediseño a las otras dos personas del comité local que supervisa las elecciones, Carol Roberts y el juez Charles Burton. Ambos aprobaron que fueran usadas el martes. También la presentó a los representantes de los partidos. Ninguno tuvo objeciones. Como resultado de la confusión, miles de votantes en Palm Beach hicieron lo que no harían normalmente. Votaron por el programa derechista, anti-israelí y aislacionista de Pat Buchanan. Cuando se dieron cuenta de su error, muchos marcaron el segundo espacio en la boleta electoral, invalidando sus votos. En Palm Beach, 3407 personas votaron por Buchanan; más de tres veces el número que votó por él en cualquier otro de los 67 distritos de Florida.
El mismo Buchanan reconoció ayer que era mucho más de lo que debería haber conseguido. �No quiero votos que no sean realmente para mí�, explicó. Pero la verdadera cuestión de discordia era el número de boletas electorales de Palm Beach que debieron ser anuladas por tener dos marcas. La oficina de LePore confirmó que 19.120 papeletas fueron invalidadas por su error. LePore se mostró ayer abatida y llena de remordimientos. �Nunca más volveré a usar páginas enfrentadas como éstas. Intentaba que las boletas fueran más simples de leer para los votantes de más edad. Intentaba hacer algo bueno.�
Las denuncias sobre Palm Beach quedaron en el centro de una serie de planteos legales contra el manejo de la elección, que podría llevar eventualmente a una nueva votación en algunas partes del estado, e incluso en todo Florida. Florida no es extraña a ese tipo de procesos y repeticiones. La elección a alcalde de Miami debió ser repetida en 1998 por denuncias de fraude: gran parte de votantes no norteamericanos -principalmente cubanos� habían intentado tomar parte en la votación original. Los argumentos sobre este tipo de irregularidades en Palm Beach crecían mientras Florida seguía desarrollando un recuento separado de votos después de que la elección del martes mostrara a Bush delante de Gore por sólo 1784 votos en un electorado de seis millones. Aún cuando el recuento sea completado, el resultado final no será declarado oficialmente hasta el 17 de noviembre, porque los votos postales del extranjero son válidos hasta entonces, según hayan sido sellados el mismo 7 de noviembre o antes. La mayoría de esos votos provienen de votantes estacionados en puestos militares y de residentes de Florida actualmente en Israel. A pesar de que el director de la comisión electoral de Florida, Clay Roberts, aseguró ayer que una urna electoral que aparentemente fue dejada el día de la elección en un barrio del condado de Dade no contendría boletas, sino elementos electorales como lapiceras para marcar las papeletas, las irregularidades que habrían tenido lugar en la elección de Florida incluyen:
Intimidación a votantes. En las afueras de Tallahassee, defensores de derechos civiles denunciaron que la policía de Florida instaló un puesto de control para los conductores cerca de lugar de votación, y que su propósito era presionar a los electores negros para que no votaran.
Cambios de domicilio: una de las denuncias más frecuentes fue que los votantes que presentaron pruebas de cambio de residencia no fueron autorizados a votar porque los supervisores no pudieron obtener autorización de las autoridades electorales. Este es un caso en que normalmente se da una autorización telefónica.
Cierre de puestos de voto: gente de distintos lugares de Florida se quejó de no haber podido votar porque los centro electorales estaban cerrados y no había lugares alternativos.
Padrones electorales irregulares: muchos votantes aseguran que no se les permitió votar porque sus nombres no figuraban en los registros. Billie Young, en Tamarac, explicó que no pudo votar porque figuraba como muerta.
* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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