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Una fuga adelantada para favorecer a Tractorcito

Cabrera: Declaró que la fuga estaba programada para el 19 de setiembre, pero la adelantaron al 17 porque supo que el juez lo estaba por trasladar.

Daniel �Tractorcito� Cabrera completó ayer su declaración.

Por Cristian Alarcón

t.gif (862 bytes)  Para no deslucir su saga, ayer Daniel “Tractorcito” Cabrera largó a las diez de la mañana amotinándose a los policías que lo rodeaban, aunque el enojo le duró poco. Sentado y calmo, completó la historia según la cual él se “enganchó” en una fuga planificada por los presos de la AMIA para los dos paraguayos acusados del asesinato de Luis María Argaña. Según fuentes judiciales, Cabrera declaró que la fuga estaba programada para el 19 de setiembre, pero la adelantaron al 17 porque supo que el juez Alberto Baños había programado un traslado para él. Según el relato del ladrón –coincidente con las conclusiones del juez–, “no se pagó un centavo” por la evasión. Ya en la calle, fue él quien tuvo que “bancar” a los paraguayos en algunos aguantaderos de su red de amigos del conurbano durante varios días. Tractorcito recordó de paso los privilegios de los que gozaban los detenidos del caso AMIA con sus visitas: entre otros, los ex porongas de la Maldita Policía, Oscar “Coco” Rossi y Mario “Chorizo” Rodríguez.
A los gritos, y sorprendiendo a la breve platea del juzgado de Gabriel Cavallo, Tractorcito hizo ayer como que se arrojaba al picaporte de una puerta. Fue apenas un gesto el que alcanzó a hacer el famoso ladrón de blindados antes de tener a sus custodios sobre el lomo. Los ultraarmados hombres del Departamento Unidad de Investigaciones Antiterroristas (DUIA) de la Policía Federal, encargados de su custodia, se le subieron encima.
El juez Cavallo pidió orden, habló con sus defensores y, acto seguido, Cabrera se recompuso, se sentó y habló desde las 10.20 de la mañana hasta pasadas las 15. Su relato se había interrumpido el jueves a la tarde cuando hizo una especie de crisis de nervios, cansancio y hambre, tras denunciar que la noche anterior había sido “apretado” por los federales, quienes además de amenazarlo de muerte, le negaron la cena.
Tractorcito ya había dicho que los policías Diego Barreda, Mario Bareira y Bautista Huici tenían la fuga lista hacía varios días cuando él llegó al Departamento Central, la segunda semana de setiembre. Lo primero que le contaron fue la idea de hacer fugar a los paraguayos Luis Alberto Rojas y Fidencio Vega Barrios, para de esa manera demostrarle al juez Juan José Galeano, que no tenían intenciones de huir. Con ese golpe de efecto pensaban conseguir la excarcelación que les había sido negada. “La tenían preparada para el 19 de setiembre, pero hubo que adelantarla”, le dijo Cabrera a Cavallo. El juez Alberto Baños –que investiga la fuga de Tractorcito de la cárcel de Devoto mediante el supuesto pago de cien mil pesos– tenía resuelto, según chequearon los investigadores, ordenar el traslado de Cabrera a Mar del Plata justo el día siguiente de la fuga.
El ladrón de blindados contó también la particular vida que llevaban como presos en el Departamento Central de Policía los tres ex bonaerenses acusados por el atentado a la AMIA. Barreda, Bareira y Huici no sólo disponían de los celulares y handies con los que planificaron la fuga, sino que también habrían tenido en sus celdas televisores enganchados a las cámaras de vigilancia callejera de la Policía Federal. “Tenían todos los privilegios”, dijo Cabrera y detalló desde un horario amplio de visitas hasta una lista de “funcionarios” que los iban a ver. Según Cabrera, Huici contó “agrandado” que lo visitaron el Coco Rossi y el Chorizo Rodríguez. Las contradicciones entre las declaraciones de Cabrera y los bonaerenses podrían motivar un careo la semana próxima. Y los datos sobre los aguantaderos en que supuestamente guardó a los paraguayos podrían servir para allanamientos en busca de sus rastros.

 

 

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