Por Mario Wainfeld
y Sergio Moreno
José Luis
es Machinea. José Manuel es De la Sota. Lole,
claro, es Carlos Reutemann. De la Rúa, tal parece, ha dejado de
ser Fernando para convertirse en él o el
Presidente. Nada de lo que nombra o deja de nombrar el gobernador
Carlos Ruckauf es producto del azar o de la distracción. Todo apunta
a marcar su creciente distanciamiento del Presidente, de quien se diferencia
acá y allá explicando cómo ejercita él (Ruckauf)
su liderazgo, cómo conduce, cómo evita las internas entre
sus ministros, lo bien que los selecciona. Y sugiriendo o induciendo a
pensar que De la Rúa no hace lo mismo (lo bien) que hace él.
A lo largo de una hora y media, en el confortable lobby de un hotel en
plena City porteña, el gobernador cuestiona con impiedad de cirujano
y con el cálculo que ha regido toda su carrera política
al gobierno nacional.
El gobernador elige con tono hedonista el sitio de las preguntas (¿Vamos
cerca de la fuente?) y honra el diálogo dando cuenta de un
café doble y un waffle de dulce de leche. Y hasta interrumpe un
instante la entrevista para ofrecerle un pedazo a su hija que está
dialogando con Esteban Caselli, a pocos metros de Página/12. Pero
el gobernador no se distrae un segundo de lo que está diciendo.
Habla con frases tajantes, prefigura títulos, se autoedita. Es
amigable y no levanta jamás la voz, pero un repaso revela que sólo
apela a su clásica sonrisa dentífrica en tres
instantes: cuando llega, cuando se va y cuando se acerca su hija. El resto
del tiempo, como siempre, Ruckauf trabaja de lo que más le gusta:
su campaña hacia la Casa Rosada, ese lugar que hasta hace poco
ocupaba Fernando y ahora pertenece al Presidente.
¿Por qué cambió su actitud respecto de Fernando
de la Rúa?
Cambió en algún momento el Presidente. Yo le dije
que en algunos momentos el gobierno nacional nos dejó solos. Por
ejemplo, cuando comenzó el conflicto de La Matanza, la respuesta
del gobierno nacional no fue como con las inundaciones, donde hubo un
inmediato reflejo del Presidente y colaboraron con nosotros. En La Matanza
nos dejaron solos, y estuvimos el lunes con el conflicto arreglado, y
ellos recién lo arreglaron el viernes, porque no supieron entender
que ahí había un conflicto social, donde había dos
importantes dirigentes del Frepaso. Pero encegueció a Graciela
(Fernández Meijide), y no tendría que haberle producido
una equivocación al resto. Cualquier situación que uno quiera
analizar en la crisis social tiene que tener en cuenta que hay siempre
gente con necesidad, que no hay solamente activistas. Es curioso que sectores
que siempre han tenido actitudes progresistas ahora vean por todos lados
manipulación política.
¿Era inexcusable la ausencia de Fernández Meijide?
No es que no estaba ella: no estaba el área. El problema
de esa área no es la ministra, es la ineficiencia de abajo de la
ministra. Porque usted puede tener una ministra que sea sólo una
figura decorativa, pero debe tener abajo gente que trabaje, y esto no
ocurrió.
¿Habló con De la Rúa por esta situación?
No.
¿Habla con De la Rúa con la misma asiduidad que al
principio del gobierno?
No. No hablo con la misma asiduidad.
¿Por qué?
Porque no me llama. Habitualmente me llamaba, y yo cada vez que
el Presidente me ha llamado le he contestado. Hoy tengo más diálogo
con el jefe de Gabinete, porque Chrystian Colombo está intentando
ser un interlocutor con los gobernadores. Necesitamos que nos cumplan
lo que nos prometen, y que se entienda que la situación de la Argentina
no es una situación económica: es social, política
y económica.
Entonces no atribuye la disminución del diálogo con
el Presidente más que a un cambio de funcionamiento. ¿O
hay algo más?
No, habrá habido seguramente algún otro corto circuito,
no lo sé.
¿Cuál es su evaluación del gobierno nacional,
a esta altura?
No la hago pública.
¿No hay una reformulación de la relación de
poder a partir de la aparente debilidad del gobierno de la Alianza en
el último tiempo?
No, no. El gobierno va a llegar al 2003. A alguien se le ocurrió
que yo había dicho otra cosa distinta. Pueden revisar cualquier
archivo, jamás dije semejantes cosas.
¿Cómo ve al gobierno nacional?
Ellos se aferran a mantener la Alianza. Entonces, no se proponen
todos los cambios que deberían. Todo cambio que se proponga en
lo económico debe tener su correlato en lo social. No pueden decir:
No cambio Acción Social porque es la única representación
del Frepaso que me queda. Disimulan como que está todo bien.
¿Cree que está liquidada esa sociedad?
No tiene mucha importancia si está liquidada. Lo que tiene
importancia es cómo actúa el Gobierno ante esa realidad,
si la reconoce.
¿El problema es que los esfuerzos por conservar la Alianza
están impidiendo la marcha del Gobierno?
Traba mucho el accionar del Gobierno. Porque en la nación
tiene que haber una cúpula que tome decisiones. Si la decisión
es la de una cooperativa, es mucho más complicado. Si muchas decisiones
se hubieran tomado antes, no se hubiera puesto en riesgo la situación
social y económica, y si no hubieran dicho: Bueno, dejamos
acá al funcionario porque tenemos que mantener el equilibrio de
la Alianza.
Está hablando de Fernández Meijide...
No sólo de ella. El problema entre De la Rúa y Chacho
estuvo vinculado a la decisión del cambio de gabinete, porque Chacho
no se iba por la corrupción en el Gobierno, ni por el plan social
regresivo, ni por la política económica de derecha. Se va
porque le sacan el Ministerio de Trabajo y ascienden a Flamarique. Si
no, se hubiera ido antes.
¿Cuáles son las medidas sociales que no ha tomado
el Gobierno?
La ausencia de asignación presupuestaria para los planes
Trabajar. Debe repararse en algo curioso de la Argentina: la gente hoy
se enoja y se moviliza por trabajo. Esto no ocurría. Si se tiene
que hacer en Argentina la reconversión económica, no se
puede hacer sin anestesia.
El peronismo en eso también está en mora.
Pero claro. Nunca dije que el tema empezó hoy; yo vengo con
este tema desde el gobierno de Menem, peleándome con él.
Pero yo no renuncié. Por ejemplo, siempre me opuse a la derogación
de la Prestación Básica Universal para los jubilados. Carola
Pessino, que en el gobierno de Menem proponía la eliminación
de la PBU, es la misma que en este Gobierno quería derogar la PBU.
Sigo estando en desacuerdo, y es una de las medidas anunciadas por el
Presidente (el viernes).
O sea, hay una continuidad de pensamiento...
No hay duda.
¿Esto es el fin del modelo, como dice Duhalde?
El modelo hace rato que terminó. Acá lo que está
en discusión es la construcción de un nuevo modelo. Discutamos
eso. Pero no discutamos en lo que estamos de acuerdo. Ese es el error
que ha cometido la cúpula del Frepaso. Se ha alejado de un pensamiento
fundamental en lo social. En las dos áreas que le tocó,
que eran sociales, se equivocaron: en Trabajo y en Acción Social.
Y no hay vocación por rectificar esto. Cuando escucho a una funcionaria
inexperta y fracasada del gobierno nacional decir que tengo un gran presupuesto
social en la provincia y ellos no, yo digo que ésa es una decisión
mía. Yo decidí tener más plata en lo social.
¿Se equivocaron al elegir a sus funcionarios?
No, el tema es la política. Porque ¿quién puede
negar que Flamarique es un tipo capaz y que Graciela es una tipa con capacidad
de comunicar? En el caso de Meijide, yo creo que no armó bien abajo.
Y en el caso de Flamarique, creo que entró en la vorágine
de la lucha por el poder, se enamoró tanto de ser el futuro jefe
de Gabinete de De la Rúa que se desenganchó de la realidad.
¿Piensa que el Gobierno no toma las medidas necesarias?
No, se han juntado varias cosas. Primero, una especie de maldición
gitana, que es la comparación entre el gobierno actual y
el gobierno anterior. Esto ha perjudicado. En segundo lugar, se equivoca
con el impuestazo. Al comienzo del Gobierno le dijimos que había
que aprovechar el efecto inercial de subida que acompañaba el cambio
de gobierno y la expectativa para ayudar con medidas proactivas. José
Luis (Machinea) creyó que había que cerrar los números
de cualquier manera. Y se equivocó fiero. El segundo error fue
bajar el salario de los empleados públicos, que fue un mazazo,
porque produjo otro efecto más recesivo.
¿Hablaron con usted antes de anunciar las nuevas medidas?
No, tenemos una reunión de gobernadores con el Presidente
para el domingo (hoy) a las 11 y 30. Y ahí escucharemos las opiniones
que nos quieran vertir y la letra chica. Porque en el discurso (del Presidente)
faltó la explicación de lo social.
¿No lo llamaron Colombo ni Machinea?
Hablé con Colombo, con Machinea no. Pero no me explicó
nada. Pero yo que lo que quiero decir es que el presidente De la Rúa
está parado al borde de un precipicio. Y yo no lo voy a empujar.
¿Cree que el ciclo de este equipo económico está
terminado?
En esto hay un error: el problema son las políticas, no los
hombres.
Su provincia tiene un déficit de 1500 millones de dólares.
Si ése fuera el déficit yo estaría muy contento.
Yo recibí 2130, así que si pudiera llegar a los 1500...
Creo que va a ser un poquito más.
¿Usted gobierna la provincia? Hay quien dice que no...
Sería imposible bajar el gasto, mantener la red social, armar
el tema de los hospitales móviles, tener un sistema de prevención,
modificar toda la política del Banco Provincia, estructurar la
educación si no condujese a cada uno de los ministros. Yo tengo
un sistema de conducción muy vertical, cada día estoy en
contacto con los ministros. La provincia está bien conducida, el
timón está bien en mis manos y el barco no está varado.
Los niveles de criminalidad en su provincia no han descendido...
Ha disminuido un sector de la criminalidad, pero no otros, y ha
habido muchos más casos esclarecidos, y un mayor espíritu
de cuerpo de la Policía. Falta avanzar en tener un sistema normativo,
y tenemos un problema muy fuerte con el Poder Judicial.
¿Su política contra el crimen falló?
No, para nada. La política contra el crimen tiene todavía
una muy fuerte obturación ideológica, y complejidad, que
está asentada en la creciente marginalidad. Hay dos tipos de delito:
el que viene de la pobreza y el que viene de la perversión. Al
primero hay que atacarlo combatiendo las causas. Y al tener una política
económica de cero crecimiento del PBI se acumula la crisis. Por
el otro lado está la criminalidad que viene de la perversión.
A ésa hay que atacarla con dureza y normas.
Defina esa línea tan tajante que marca entre pobreza y perversión.
Yo no digo que sea tan tajante. Pero hay un núcleo delincuencial
que está fundado en los violentos tradicionales, los nuevos jóvenes
violentos cooptados por delincuentes tradicionales, que no tienen nada
que ver con el tipo que va a robar comida porque está muerto de
hambre.
Usted planteó la propuesta de eliminar el dos por uno.
Esto retendría en las cárceles a muchos presos, y la situación
de las cárceles de la provincia está colapsada.
Antes que me vaya la provincia va a tener un sistema carcelario
que pueda alojar a la totalidad de los delincuentes. El sistema del dos
por uno fue creado para proteger al ciudadano inocente del abuso
del sistema, pero se ha convertido en un abuso por parte de abogados sacapresos,
que no beneficia a la gente inocente. Este sistema tiene que ser reformado.
Tiene que haber un sistema en el que se defina por delitos, por instancias.
Lo que dice (Melchor) Cruchaga, de eliminar el dos por uno
para todo aquel que tenga condena en primera instancia, me parece un paso
importante. No soy un extremista: quiero cambiar la tendencia, que es
proteger a los delincuentes.
Fue usted, cuando era ministro del Interior, quien dio la aprobación
para el dos por uno.
Esa es otra chicana. Promulgar una ley no es avalar cada una de
las partes de la ley. Pero en determinados momentos de nuestra historia
todos coincidimos en sacarle al sistema cosas negativas. Cuando vino la
democracia, coincidimos en que no había que tener un sistema punitivo
tan duro. Pero esto se ha distorsionado, y hay que cambiarlo de vuelta.
Al mismo tiempo, subsisten enormes perversiones que provocan la
eterna duración de las causas. ¿No es salvaje que una causa
esté dos años en primera instancia?
Sería interesante que esta discusión se diera en el
ámbito del Derecho Penal. El sistema se ha colapsado porque el
ritmo de sentencias no es el adecuado, porque la cantidad de procesos
y la ausencia de diferenciación lo ha colmando, pero además
porque hay una política expresa de los abogados para alargarlos,
porque se montan en la presencia del dos por uno. Toda sociedad
encuentra el equilibrio en el término medio. No es cuestión
de pensar que toda norma está mal, o que yo soy el dueño
de la verdad absoluta. A estos temas hay que volver a discutirlos. Y negarse
a discutirlos es tan pernicioso como los que creen que hay que borrar
de un plumazo todo. Nunca la verdad está en los extremos.
¿Le parece que se ubica en una especie de medio,
cuando propone juicio político a determinados jueces por aplicar
determinadas reglas?
No es así. Si ustedes toman la grabación de televisión
del día que hice la reunión de prensa, van a ver que cuando
digo que haya jueces que hacen aplicaciones extensivas e inadecuadas de
normas, voy a pedir el jury. Cuando se aplica con un criterio
tan laxo la norma, siempre es a favor del delincuente. Y esto es lo que
está ocurriendo.
¿No es una orientación doctrinaria que el Tribunal
puede tener?
Pero yo puedo tener el derecho de pedir un jury. El
sistema de jury no castiga solamente actos delictivos: también
castiga el mal desempeño. Y creo que es mal desempeño en
lugar de proteger a la sociedad proteger a los delincuentes. Seguramente
puedo perder los juries, pero no seamos tan macartistas como
para al que piensa distinto castigarlo por una especie de delito ideológico.
Y creo que es un tema ideológico profundo, que ha hecho que el
mismo profesor universitario que como juez prefirió defender a
un portero que a una niña violada, luego como profesor universitario
prefiera defender al delincuente y no a la víctima.
¿Está cuestionando a los profesionales que defienden
delincuentes?
No, yo estoy cuestionando a aquellos tienen una actitud tan permisiva
desde el rol de juez, que terminan favoreciendo al delincuente. El juez
no tiene la obligación de andar haciendo equilibrio,
como algunos dicen en Derecho. No. El rol de la Justicia es el de la sociedad.
¿Está conforme con el funcionamiento de la Bonaerense?
Mejoramos, simplemente. Falta más equipamiento, más
adiestramiento. Ya saben que al que actúe bien lo voy a premiar,
al que actúe mal lo voy aechar. No hay protección para nadie.
Lo demostré con dos ejemplos, el caso del remero (Walter Balunek,
baleado por un policía al confundirlo por un ladrón) y en
el caso del policía que había sido condenado por el caso
Bru. Hay una policía que sabe que hay premios y castigos, que hay
que adiestrarla más y que hay que equiparla mejor.
Eduardo Martínez, jefe de Coordinación de la Bonaerense,
se está yendo. ¿Por qué no lo relevó antes?
Los ministros conducen su área. Los tiempos de los manejos
de las áreas les corresponden a los ministros. Si los ministros
funcionan bien, siguen, si funcionan mal, se van. Los resultados que me
está dando Verón son satisfactorios. Verón me parece
muy buen ministro.
¿Durante cuánto tiempo más se van a seguir
cometiendo torturas en las comisarías bonaerenses? ¿Qué
hace usted?
Abrir todo el mecanismo de denuncias, y premiar cada vez que en
la institución Asuntos Internos o personal ayuda a descubrir un
caso de corrupción de cualquier tipo, entre los cuales está
claramente la tortura. A un delincuente hay que usar toda la fuerza necesaria
para detenerlo. Y una vez detenido, no tocarlo.
Pero esto no ocurre en la provincia.
Pero es la obligación que tienen, la instrucción que
tienen, y así funciona la seguridad en cualquier lugar del mundo.
Toda la fuerza necesaria para detener, y una vez detenido, no se lo puede
tocar. En este tema lo importante era cambiar la tendencia.
¿La tendencia cambió? Hubo un episodio, en un Banco
Río, donde la policía mató a un rehén.
Ha cambiado. Todavía tenemos muchas cosas por hacer, pero
está claro que queremos mejorar la seguridad de la población.
No vamos a tolerar ni al delito del violento en la calle, ni a policías
que delincan.
¿Qué dejó el paso de Aldo Rico en la gestión?
Desde el punto de vista de la estructura policial, trabajó
bien.
¿Y desde el otro punto de vista?
Sin comentarios.
Bullrich responde
La ministra de Trabajo, Patricia Bullrich, calificó ayer
como exageradas las declaraciones de Carlos Ruckauf,
quien opinó que el presidente Fernando de la Rúa está
al borde del abismo y que le falta un plan social.
Me parece que son declaraciones un poco exageradas,
dijo Bullrich, quien agregó que Ruckauf sabe cómo
está la situación, cómo ha recibido la provincia
y qué ha pasado en estos últimos 10 años.
Además, la ministra defendió el incremento a 65 años
la edad para jubilarse de las mujeres y las demás medidas
anunciadas ayer por De la Rúa que, subrayó, han
dado tranquilidad a los mercados. Para Bullrich, el aumento
de la edad de jubilación de las mujeres tiene que ver
con la incorporación masiva de las mujeres al mercado de
trabajo y opinó que redundará en mayores
beneficios. El concepto de la mujer teniendo una edad jubilatoria
distinta del hombre tenía que ver con una mujer no activa
en el mercado de trabajo, con una diferenciación, como si
la mujer tuviese menos capacidad.
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Cavallo y el prestigio
Por M.W. y S.M.
Hace quince días estuvo muy fuerte
la versión de un posible ingreso de Cavallo al gobierno.
¿Qué le parece?
No lo van a poder hacer nunca. Se quedan sin poder parlamentario.
Eso quiebra la unidad de la Alianza...
No es que quiebra: lo que Cavallo quiere hacer no se lo van
a votar. Cavallo podía hacer lo que hizo porque Menem le
ponía los legisladores.
¿Y el PJ no acompañaría a Cavallo en
esa posibilidad?
El PJ analizaría medida por medida.
En lo personal, ¿qué le parece un ingreso de
Cavallo en el gobierno?
Eso sería meterme en un tema que he evitado cuidadosamente,
que es opinar sobre a quién debe poner De la Rúa de
ministro. Yo lo que objeto son políticas. Tengo un problema
con Acción Social, tengo un problema con Trabajo, que parecería
ir en vías de solución, y no teníamos sistema
de coordinación, que también parece ir en vías
de solución.
Saquémoslo del gobierno. ¿Qué le parece
Cavallo?
Seguro que hay muchos mejores que Cavallo, pero no tienen
su prestigio. Cavallo significa afuera de la Argentina una garantía
de decisión. Yo llegué a Japón y me dijeron:
Cavallo vino tres veces a Japón; la primera, dijo que
iba a hacer algo, y seis meses después lo había hecho.
La segunda vez dijo que iba a hacer otra cosa, y la había
hecho. Entonces cuando llegó la crisis del Tequila, Japón
ayudó. Afuera de la Argentina conocen tres o cuatro
personas. Por eso cuando habla Alfonsín tiene efecto en los
mercados: a él lo conocen como al señor que sumió
a la Argentina en la inflación. Por eso mismo Cavallo funciona
bien afuera. Las mismas medidas que tome Machinea, si las toma Cavallo
tienen un efecto distinto en los mercados. Porque hay una especie
de copy right en ese tema.
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