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Blindaje del Fondo o caos total,
ésa es la opción según Machinea

Así de dramática fue su pintura de la situación argentina ante diputados aliancistas. La condición para obtener el respaldo y calmar a los mercados es, según él, votar el paquete anunciado.

“Sin el crédito de blindaje, la Argentina caería en el caos total”, le dijo Machinea a diputados aliancistas.

Por David Cufré

Sin el crédito de blindaje, la Argentina caería en el caos total”, le dijo ayer José Luis Machinea a una veintena de diputados de la Alianza. “Y para conseguirlo, la condición es que se aprueben las medidas”, completó. El ministro eligió las palabras con cuidado. Quiso que se entendiera que no existen alternativas, que el Gobierno acepta las exigencias del FMI y el Tesoro de los Estados Unidos para habilitar un préstamo de entre 15 y 20 mil millones de dólares, o no habrá forma de contener la furia de los mercados. Luego de comprobar que sus palabras tuvieron el efecto buscado, el ministro “tranquilizó” a los legisladores. Confirmó que el crédito ya está acordado, pero su aprobación definitiva sólo llegará cuando el Gobierno cumpla los dos presupuestos básicos del entendimiento. El primero es la sanción de las leyes que Fernando de la Rúa anunció enviará al Congreso, en especial la abolición del régimen previsional estatal. El segundo requisito es que la Nación y las provincias establezcan un nuevo pacto fiscal, con el congelamiento del gasto público durante cinco años.
Desde las 9.30 y hasta pasado el mediodía, Machinea y otros miembros del equipo económico; el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, y por 45 minutos el propio De la Rúa, estuvieron en Olivos analizando el paquete de medidas con un grupo de diputados de la Alianza. Allí fue que el jefe de Hacienda advirtió que el préstamo extraordinario está atado a una serie de condiciones que debe cumplir el Gobierno. El crédito será de entre 15 y 20 mil millones de dólares, con aportes del FMI –posiblemente de 12 mil millones–, el Tesoro estadounidense, un club de bancos extranjeros –con la participación de los españoles Santander-Central Hispano y Bilbao Vizcaya-Argentaria–, otro pool de bancos locales y las AFJP.
Entre los diputados estuvieron Darío Alessandro, Raúl Baglini, Rodolfo Rodil, Jesús Rodríguez, Horacio Pernasetti, Eduardo Santín y Alejandro Peyrou. Entre los presentes, la mayoría se pronunció a favor de votar las leyes que enviará el Poder Ejecutivo, con la anulación de la jubilación por reparto a la cabeza. “Nosotros vamos a bajar al bloque que las leyes hay que sacarlas, porque está en juego el futuro del Gobierno”, subrayó en diálogo con Página/12 uno de los diputados. “Pero si hay resistencias en la Alianza o se complica la negociación con la oposición, acordamos con el Presidente que los proyectos se sancionarán por decreto de necesidad y urgencia”, añadió (ver página 5).
Con ese flanco resuelto, el Gobierno jugará hoy todas sus fichas a acordar con los gobernadores un nuevo pacto fiscal, lo que constituye la otra exigencia básica de los prestamistas. Si hay fumata blanca en las reuniones con los mandatarios provinciales, el FMI anunciará esta noche el monto y las características del crédito. Se sabe que no habrá un desembolso inmediato de fondos, sino que se mantendrán a disposición del Gobierno para ser utilizados en caso de no acceder a financiamiento en los mercados o si la tasa que piden los inversores es demasiado elevada. En cambio, los bancos locales y extranjeros se comprometen a comprar bonos argentinos a tasas negociadas. También las AFJP, pero en este caso la negociación es más complicada, ya que para adquirir títulos públicos deberían retirar inversiones en plazos fijos, cuya rentabilidad suele ser mayor a la de los bonos. En tal caso, los perjudicados directos serían los afiliados a las AFJP, ya que capitalizarían menos dinero. El equipo económico aún debe resolver esta cuestión.
Pero el mayor interés de Machinea es que hoy se resuelva el pacto fiscal con los gobernadores. La propuesta oficial será girar a las provincias durante los próximos cinco años entre 2 y 3 por ciento más de recursos que los del convenio vigente. Serían entre 25 y 40 millones por encima de los 1340 millones que los distritos del interior reciben actualmente como suma fija. En los hechos, esto significa congelar la coparticipación durante un lustro. Para convencer a los gobernadores, el Gobierno también ofrecerá aumentar en 300 millones de pesos el gasto social en 2001. Ello será posible gracias a que el acuerdo con el FMI contempló estirar la meta dedéficit fiscal para el próximo año a 6400 millones de pesos, frente a los 4100 millones pactados con anterioridad.
El incremento del gasto social que el Gobierno planteará a condición de que se firme el pacto tiene un sentido adicional. “Los gobernadores saben que, si crece el conflicto social, si se repiten situaciones como las de Salta, ellos también salen perdiendo”, indicó a este diario un encumbrado diputado aliancista. “Nos interesa a todos evitar la propagación de los incendios”, afirmó. Por otra parte, el Gobierno también reclamará el no aumento del gasto público provincial durante un lustro, del mismo modo que el FMI se lo exigió a la Nación.
La reacción de los empresarios ante los anuncios oficiales fue a su vez más bien fría. Por un lado, desde el establishment se elogió el rumbo de las medidas, sobre todo la desaparición del régimen previsional público, pero hay cierto escepticismo respecto de la capacidad del Gobierno para imponer las nuevas políticas. En tanto, los empresarios vinculados a la producción esperaban medidas de fomento al mercado interno, en lugar de profundizar la línea más ortodoxa, como decidieron De la Rúa y Machinea.

 

 

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