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No hay negociaciones, llegó
la Gendarmería y sigue el corte

El Gobierno dijo que no habrá diálogo hasta que los piqueteros entreguen las armas. Por ahora no intervendrá la provincia.

Las fuerzas de la Gendarmería, enviadas por el gobierno federal, custodian la ruta, aún cortada.

“Que entreguen las armas”, fue la condición que puso el Comité de Crisis a los piqueteros de General Mosconi, en Salta, para comenzar a dialogar, según dijo el secretario de Relación con las Provincias del Ministerio del Interior, Walter Ceballos. Sin embargo, nada hizo cesar el piquete y el corte de la ruta 34. Al cierre de esta edición no había habido ninguna clase de negociación. Entre las cenizas de los incendios del viernes se multiplicaban ayer los efectivos de Gendarmería Nacional que custodiaban la zona salteña más castigada por la crisis social. El gobierno nacional sigue en la postura de no intervenir la provincia “por el momento”. El gobernador de Salta, Juan Carlos Romero, amenazó: “No vamos a tomar nota de ningún petitorio que se elabore en los cortes de ruta”.
El asesinato del manifestante Aníbal Verón, quien era empleado de una empresa que le debía ocho sueldos, caló hondo en la comunidad salteña. Los piqueteros sostienen su reclamo y se niegan a abandonar la protesta, que anteayer incluyó la toma de seis policías como rehenes, incendios en la comisaría local, en la empresa Atahualpa, una sede de la empresa Endesa en Tartagal y de una oficina del diario salteño El Tribuno, propiedad de una sociedad controlada por el gobernador Romero (ver página 13).
“Estamos planteando como primera condición para abrir la posibilidad de diálogo que los que se encuentran dentro del piquete de Mosconi con armas de fuego las entreguen de manera inmediata”, insistió Ceballos. En diálogo con Página/12 el funcionario reconoció las dificultades de la negociación al evaluar que la “la represión de la policía provincial produjo una fuerte reacción entre los pobladores”. “El actual corte de ruta no es una protesta común, ya que la reacción de la gente le imprimió otro grado de dramatismo y violencia”, sostuvo.
A entender del Gobierno, ninguno de los piqueteros fue detenido por su participación en la protesta social, sino por los saqueos o por estar armados. Voceros oficiales anunciaron el envío de refuerzos de Gendarmería (procedentes de Capital Federal y de Córdoba) y dijeron que la posesión de armas por parte de los piqueteros era uno de los temas de mayor preocupación. En ese sentido, alimentaron la teoría de que a Verón no le dispararon las fuerzas de seguridad. Lo mismo que venía diciendo el gobierno provincial, intentando cargar las tintas sobre los manifestantes, a quienes Romero se refirió como “una organización política que usa la violencia como forma de expresión”. El secretario de Seguridad de Salta, Daniel Nallar, intentó refrendar la postura con la frialdad de los números: Verón –dijo– recibió el impacto frontal de “una bala calibre 22, que la Policía no usa” disparada a “una distancia de un metro y medio”.
El Poder Ejecutivo se comprometió a dar colaboración a la provincia. Pero los gobiernos provincial y nacional no están en sintonía en todo. “Nosotros descartamos, por el momento, tener que tomar alguna medida con respecto a la intervención de la provincia”, dijo el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo. Romero, por su parte, anunció que “es una posibilidad cierta la solicitud de la provincia de que el gobierno nacional decrete el estado de sitio”.
El juez salteño Abel Cornejo, quien ordenó el desalojo de la ruta 34 cortada desde hace doce días, aseguró que “la seguridad de los ciudadanos en Mosconi y en Tartagal está garantizada”. Pero se explayó mucho más a la hora de dar consejos a los piqueteros en consonancia con el gobierno local: “Antes de cualquier petitorio no se dejen usar por personas que van a aprovechar este tipo de inquietudes sociales para llevar a cabo sus intereses”, sugirió.
Ayer a la tarde, después de una reunión del Comité de Crisis –que integran Ceballos, el viceministro de Desarrollo Social de la Nación, Gerardo Morales y funcionarios salteños–, el secretario Nallar ratificó que el diálogo “está interrumpido y la situación se mantendrá así, en tanto y en cuanto esa gente que mantiene el corte de la ruta continúe armada”. Los piqueteros esperan respuestas concretas del gobierno nacional a sus reclamos de trabajo. José “Pepino” Fernández, uno de los referentes entre los manifestantes, remató: “Romero no quiere saber nada con nosotros y no creo que venga”.

Informe: Eduardo Tagliaferro

 

La óptica de Graciela

La ministra de Desarrollo Social, Graciela Fernández Meijide, advirtió ayer que “por mucho” que le pidan ayuda a su ministerio para paliar la situación de los sectores más necesitados “todo va a depender del presupuesto que el Estado me pueda dar”, y reiteró que en Salta se mezclaron reclamos legítimos con “aprovechamientos políticos”. También repitió que en esa provincia, donde ayer se produjeron incidentes, hay una “fuerte pelea de tres sectores del justicialismo”, y consideró “injusto y manipulador” que ciertas franjas en ese territorio digan que “la Nación no ayuda”. “Hay gente que políticamente aprovecha un momento, en algunos casos legítimamente porque se construye una oposición desde ese lugar”, opinó la ministra, pero sostuvo que ese aprovechamiento “es ilegítimo cuando se trasforma en saqueo o violencia”. En diálogo con radio La Red, Fernández Meijide retomó la idea que había formulado anteayer cuando destacó que lo ocurrido en Salta constituye “un confuso episodio donde aparecen, incluso, enfrentamientos de sectores políticos”.

 

 

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