Por Raúl
Kollman y Carlos Rodríguez
Anoche, con gran sorpresa, se
comprobó que hubo una conexión entre los policías
falsos y dos de los verdaderos en el trágico intento de robo ocurrido
el viernes en el Scotiabank de Temperley, donde murió un cabo que
integraba la Bonaerense y fue herido de gravedad un asaltante disfrazado
de agente de la ley. Hay pruebas fehacientes contra el policía,
que está imputado de ser partícipe necesario del delito
de homicidio calificado y de tentativa de robo agravado, dijo una
fuente judicial, refiriéndose al cabo primero Fabián Gutiérrez,
el encargado de abrirle la puerta a los asaltantes, a los que, además,
les había proporcionado los uniformes auténticos de la Bonaerense
que lucían. Una fuente policial, por su parte, le dijo a Página/12
que también está fuertemente sospechado otro
cabo, de apellido Ortiz, que junto con Gutiérrez formarían
parte orgánica de la misma banda, de manera que no se trataría
de una participación accidental. En el tiroteo que se generó
entre policías y asaltantes disfrazados como tales murió
el cabo primero de la Bonaerense Pablo Abraham Martín, de 31 años,
padre de una beba de un año. Fue alcanzado por un balazo que entró
por la cabeza y su deceso fue inmediato, lo que causó inéditas
escenas de llanto de varios uniformados, que en ese momento no sospechaban
de la traición. Gutiérrez fue detenido anoche, mientras
que parecía inminente que ocurriera algo similar con Ortiz. El
policía detenido hoy franqueó la entrada y proveyó
los elementos necesarios para el ingreso de los ladrones vestidos
como policías, comentó el vocero judicial.
El juez de Garantías Tomás Bravo, a cargo de la causa, confirmó
la detención de Gutiérrez. Horas antes de la novedad, en
el cementerio de San Vicente habían sido sepultados los restos
del cabo Martín, en un marco de cierta hostilidad hacia las autoridades
de la Bonaerense, según trascendió en fuentes de la institución.
Los sucesos del viernes comenzaron pasadas las 8, cuando los tres asaltantes
vestidos de policía con uniformes, gorras, cinturones, armas
cortas y hasta una escopeta reglamentaria llegaron a la sucursal
bancaria ubicada en Hipólito Yrigoyen 11.080 de Temperley. Luego
de intercambiar señas con Gutiérrez, éste les abrió
de par en par la puerta del banco.
El plan, que habría sido planeado minuciosamente, fracasó
porque un empleado del banco hizo sonar la alarma y llegaron a los pocos
minutos tres patrulleros de la comisaría primera de Temperley,
ocupados por varios policías, entre ellos el cabo Martín.
Los tres asaltantes dijeron que pertenecían a Seguridad Bancaria.
En el tiroteo fue herido de gravedad uno de ellos, Alejandro Martino,
quien sigue en estado de coma cuatro, mientras que fue detenido uno de
sus cómplices, Roberto Melgarejo, y el restante pudo escapar.
Está confirmado que los dos policías desleales, Gutiérrez
y Ortiz, eran vecinos de los tres asaltantes y miembros de una misma organización
delictiva. Se cree que Gutiérrez facilitó la fuga del asaltante
prófugo. El último dato aportado precisa un dato tremendo:
Gutiérrez y Ortiz eran compañeros del fallecido Martín
en la misma comisaría.
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