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BUSH CONTRA EL CONTEO MANUAL DE VOTOS
El hombre es vil, vivan las máquinas

La campaña del candidato republicano George W. Bush acudió ayer a los tribunales para impedir el recuento manual de los votos en el decisivo estado de Florida.

El jefe de la misión republicana a Florida, James Baker, explica a los medios por qué inició una acción legal para detener el escrutinio manual en Florida.

Si bien Al Gore fue el primero en esgrimir la amenaza, al final los republicanos fueron quienes acudieron antes a los tribunales por las elecciones presidenciales del martes. Su objetivo fue criticado por algunos diarios: impedir el recuento manual de votos en el estado de Florida. Pero ayer el equipo de George W. Bush argumentó que “no tenemos otra opción” ante el peligro de que quienes recuenten los votos en persona se vean influenciados por su afiliación partidaria. No obstante, el escrutinio manual comenzó ayer sin dificultades en los tres condados donde los demócratas disputan los resultados. Florida es clave a causa de sus 25 votos en el colegio electoral. Actualmente Gore mantiene una ventaja de 262 contra 246 votos electorales sobre Bush, en una contienda donde se requieren 270 para ganar. Trascendió ayer que el último escrutinio automático en Florida habría reducido la ventaja de Bush de 1700 votos a apenas 327.
No era extraño entonces que los republicanos recelaran la alteración de siquiera una fracción del voto. “Lamentamos vernos forzados a tomar esta decisión, pero el método (manual) es menos justo y menos preciso que el conteo por máquinas”, explicó ayer James Baker, el jefe de la misión de observadores republicanos que Bush envió a Florida. Intentaba justificar que su partido presentara un recurso ante un juez federal para impedir el escrutinio manual de los votos en ese estado. El equipo de Gore había exigido el recuento a mano luego de que se detectaran presuntas irregularidades en tres condados, tales como las papeletas confusas que habrían hecho que algunos demócratas votaran involuntariamente al ultraderechista Pat Buchanan. En un momento, algunos demócratas llegaron a hablar de impugnar los resultados en esos condados, pero ayer parecían contentarse con un conteo manual.
Pero los republicanos no estaban dispuestos a darles el gusto. El primero en dar la noticia de que presentarían una recurso legal fue el diario Washington Post, que agregó un editorial titulado “Una posición indefendible”. Allí afirmaba que Bush, después de haber denunciado la decisión de Gore de respaldar acciones legales para asegurar un nuevo conteo de votos, ahora no podía recurrir a la Justicia para decidir quién será el nuevo presidente. Unas horas después, el ex secretario de Estado Baker brindaba una conferencia de prensa para justificar la decisión de su jefe. Comenzó afirmando que el sistema automatizado no podía ser influenciado políticamente: “Una máquina no es demócrata ni republicana y no puede pensar consciente o inconscientemente a favor de una parte u otra”. Además, el conteo manual daba lugar a inconsistencias dado que “una oficina de voto podría decidir contar las papeletas que no hayan sido completamente perforadas, pero otra podría hacerlo. Una oficina podría considerar un trazo de lápiz como un intento de votar para un candidato en particular, pero otra no”. Baker concluyó que la acción legal republicana buscaba “preservar la integridad, la coherencia, la equidad y la finalización del escrutinio”.
Florida podría ser decisiva, pero la situación en los otros estados está lejos de definirse. Ayer la prensa norteamericana informó que Gore había triunfado en Oregon, con siete electores, pero no reveló el margen de la votación. Esto es muy importante, como ya lo reveló el caso de Nuevo México. Inicialmente atribuido a Gore, el viernes fue devuelto por los medios a la columna de los indecisos por una serie de irregularidades que impidieron el recuento de votos clave. Ahora existe una buena posibilidad de que Bush gane en ese estado. Y hay rumores de que los republicanos estarían preparados para pedir un nuevo recuento en Wisconsin (11 electores) y Iowa (7), ambos ganados por Gore con ventajas muy escasas.
Todo esto limita la importancia de las cifras de la elección hasta el momento. Con el retiro de Nuevo México (5), pero la adición de Oregon (7), el vicepresidente demócrata pasaría a tener 262 votos electorales, contra 246 de Bush. En el voto popular a nivel nacional, Gore tendría una ventaja de 222.811 votos, sobre un total de 101 millones emitidos. En una conversación con la prensa en su rancho de Texas, Bush se mostró optimista ayer: “Todos estamos en el limbo (...), pero los estadounidenses comprenden que hay una gran posibilidad de que nosotros, Dick Cheney (el candidato a vice) y yo, seamos elegidos”. Pero para ese entonces ya había recurrido a la vía legal para justificar su confianza.

 

Claves

Ayer el equipo del candidato republicano a la presidencia norteamericana, George W. Bush, inició una acción legal ante un tribunal federal para impedir el recuento manual de votos en Florida.
Ese estado es decisivo a causa de los 25 votos que tiene en el colegio electoral, que decidirían una elección que ayer se dividía en 262 votos para Gore y 246 para Bush, con 270 necesarios para ganar.
Los partidarios de Gore impulsaron el recuento manual en Florida a causa de las irregularidades que se registraron en algunos condados. Ayer comenzó el escrutinio a mano en tres de ellos. Extraoficialmente, el segundo conteo automatizado de los votos estaduales habría reducido la ventaja de Bush de 1700 votos a sólo 327.
En los otros estados, los medios afirmaron ayer que Gore había ganado en Oregon, con siete votos electorales. Pero su victoria allí ya había sido contrapesada cuando Nuevo México (5 votos) fue quitado de su campo y devuelto a la columna de los indecisos. En el voto popular a nivel nacional, Gore tendría una ventaja de apenas 222.811 votos.

 

 

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