Por Eduardo Febbro
¿Estados Unidos pende
del hilo del recuento de los votos en un estado para conocer el nombre
de su futuro presidente? Nada puede resultar más paradójico,
tanto más cuanto que ese estado, Florida, es aquel donde la mezcla
de orígenes es más densa. Por su peso electoral, Florida
es el cuarto estado del país en aporte de grandes electores.
Pero ese lugar donde se decide quién gobernará la principal
potencia mundial en los próximos cuatro años condensa todas
las divisiones, las contradicciones y las mezclas de Estados Unidos. No
sólo en Florida vive la mayor proporción de jubilados .-detalle
central a la hora de votar sino también una serie de minoría
determinantes en el desenlace de las elecciones: 12 por ciento de afroamericanos,
12 por ciento de hispanos, donde entra una importante porción de
cubano-estadounidenses anticastristas residentes en Florida, 5 por ciento
de judíos. Según datos de la consultora Hispanic Trends,
en 1996, el presidente Bill Clinton había conseguido que un tercio
de los cubanos.estadounidenses votara por él. Si bien Gore no repitió
esa hazaña electoral, la estrechez de las diferencias no se explican
sólo por ese dato. En esta entrevista con Página/12, Michael
Shifter, catedrático en el Centro de Estudios Latinoamericanos
de Washington y secretario ejecutivo de la Asociación Diálogo
Interamericano, encargada de analizar las políticas latinoamericanas
y promover el acercamiento entre Estados Unidos y América latina,
desmenuza las razones de una crisis electoral que, asegura, dejará
muchas huellas.
La gran paradoja de las elecciones presidenciales radica en que
el resultado final depende del Estado donde la mezcla de orígenes
es la más importante.
Yo diría que sí. Es la gran ironía o el gran
ejemplo de la polarización que constatamos en todo el país.
Florida es, justamente, el Estado que tiene más representaciones
de distintos sectores, de distintos grupos. Florida es una mezcla representativa
de un país bien complejo. Resulta, por lo tanto, justo que sea
allí donde se decide la contienda. Tal vez esta situación
refleje de manera irónica la gran división norteamericana.
Si tomamos en cuenta lo que los republicanos pensaban hace unas
semanas, cuando estaban casi seguros de ganar en Florida, y lo que está
ocurriendo ahora, el cambio es notorio. ¿Cómo explica usted
esta progresiva mudanza del electorado?
Bueno, las encuestas han ido cambiando de manera significativa a
lo largo de las semanas. En el estado de Florida se suponía que
los republicanos iban a ganar pero intervinieron varios factores que complicaron
el panorama. Mucha gente vino a Florida cambiando de Estado. Después
está el impacto que tuvo la elección de Lieberman a la candidatura
a la vicepresidencia decidida por Al Gore. La presencia de Lieberman influenció
el voto de los jubilados y hasta recibió el apoyo de sectores cubanos
de gravitación importante como es el caso de la Fundación
Nacional Cubano Norteamericana. En suma, creo que la elección de
Lieberman ayudó mucho a Al Gore en el estado de Florida: su candidatura
resultó un factor muy positivo para los demócratas en ese
Estado.
¿Acaso este cabeza a cabeza en Florida puede
explicarse más ampliamente por la constitución misma del
estado, es decir, la gran acumulación de orígenes distintos:
afroamericanos, hispánicos, judíos, etcétera?
Es un estado muy complejo, que ha cambiado mucho en los últimos
años. Tiene un gobernador republicano, que es el hermano del mismo
candidato Bush, pero, al mismo tiempo, tiene un senador demócrata
que cuenta con mucho apoyo. Creo que hay distintos grupos con partes muy
conservadoras y otras muy progresistas; hay gente de distintas edades
y muchos latinos. Sin embargo, la comunidad latina está igualmente
muy dividida. Encontramossectores cubanos, colombianos, venezolanos, en
fin, un mundo de orígenes que hacen de este estado algo muy complejo
y, obviamente, bien dividido. Florida es un espejo de las divisiones del
país.
Si bien, como usted lo señala, las divisiones en el seno
de esas comunidades son importantes, se puede afirmar que el caso del
niño balsero Elián González jugó un papel
tan trascendente como se dice en el momento del voto. ¿Elián
le hizo perder a Al Gore lo que Clinton había ganado en el 96?
Yo no creo que el caso de Elián haya pesado mucho, incluso
diría que ni siquiera fue un tema de peso durante la campana electoral.
En general, para los cubanos comprometidos con sus posiciones anticastristas,
es obvio que votan a los republicanos porque tienen más confianza
en que sus posiciones van a ser defendidas. Pero, definitivamente, la
historia del niño balsero cubano no fue un factor clave en esta
elección.
Queda siempre una evidencia: sea quien fuere el ganador, Bush o
Al Gore, Estados Unidos no será el mismo. ¿Cómo hará
el futuro presidente para gobernar con un voto tan estrecho?
Va a ser muy complicado. La campaña electoral fue muy fuerte,
muy densa y me parece que será muy, muy difícil superar
los problemas y los obstáculos que persisten entre los dos partidos
para intentar unificar el país. Ese es el gran reto que Bush o
Al Gore tienen por delante. Gane quien gane, con una diferencia tan pequeña,
tan reducida, gobernar a Estados Unidos y unir al país no será
una tarea simple.
Con perdón por la redundancia, ¿se puede pensar con
anticipación en una suerte de pacto republicano, es
decir, en un acuerdo global de gobierno entre demócratas y republicanos?
Desde luego, no hay absolutamente nada definitivo. La situación
va a requerir algún tipo de liderazgo y algún tipo de compromiso
para consolidar el país buscando trabajar de manera bipartidaria.
Pienso que sea Bush o Al Gore, ambos tendrán muchas dificultades
para avanzar en una agenda nacional. Las elecciones nos muestran una división
muy honda y clara. El reto de la próxima administración
radica en la búsqueda de una fórmula adecuada para gobernar
Estados Unidos.
|