Burruchaga pudo haber pateado al arco porque lo tenía en la mira
a Chocolate Baley, pero escuchó el grito de su compañero
y más que el grito de su compañero escuchó el clamor
de la gente que estaba en la cancha y los que lo veían por televisión
y entonces, generoso, se la dio. Como venía, Maradona, que estaba
parado entre el punto del penal y el área chica, picó la
pelota de zurda y la mandó mansa y deliciosamente, por arriba de
la cabeza del arquero de Talleres, a la red. Entonces todo el mundo gritó:
Maradó, Maradó.
Ese gol fue el momento culminante de la tarde plena de fútbol en
el Chateau Carreras, en el partido que jugaron viejas glorias de la Selección
Argentina del 78 al 86 y futbolistas de Talleres de diversas
épocas, en homenaje a José Daniel Valencia y en beneficio
de la fundación que éste preside. Ganó Talleres por
3 a 2, pero más que nunca el resultado fue una anécdota
y se consumió en las llamas del calor popular a Valencia, Maradona
y todos los demás prestigiosos caballeros de compañía.
Como
ya ocurriera en los partidos de homenaje a Matthaeus y Aguilera, Maradona
terminó por opacar al principal agasajado con su sola presencia.
Las más de 15 mil personas presentes en el estadio siguieron con
especial atención cada uno de los movimientos del crack, quien
jugó el primer tiempo para Talleres y el segundo para la Selección
y se mostró muy ágil para su peso, trotó la cancha,
tiró varias paredes, gambeteó a marcas poco exigentes, pateó
un par de tiros libres, protestó a los árbitros, hizo algunos
chiches de su sello, se divirtió, dio por lo menos tres pases de
gol y se retiró ovacionado después de jugar 70 de los 80
minutos del partido.
José Daniel Valencia, que también jugó un tiempo
para Talleres y otro para la Selección Nacional, con la camiseta
10 (al igual que Diego) se llevó un aplauso conmovedor cuando se
fue de la cancha en el medio del abrazo de sus ex compañeros y
de sus hijos, con los ojos llenos de lágrimas. En el entretiempo
del partido, reporteado por los cronistas de la televisión, había
expresado su profundo agradecimiento a todos los que lo acompañaban
en esta patriada. Cuando leí en un diario que Maradona decía
que venía a ofrecer lo que le quedaba del corazón, me emocioné
muchísimo, contó.
Valencia, que anda por los 45 años, cerró su campaña
como futbolista a los 37 en San José de Oruro, en Bolivia. Allí
se casó por tercera vez, tuvo su cuarto hijo y puso una escuela
de fútbol gratuita para chicos que derivó en una escuela
primaria y un centro de salud, bajo la denominación Fundación
José Daniel Valencia. Ahora de vuelta a su provincia natal,
Jujuy, el gobierno le cedió tres hectáreas para que desarrollara
una obra similar a la que había montado en Oruro. La recaudación
del partido de ayer (5 pesos las populares, 8 pesos las plateas) está
destinada íntegramente a la Fundación. En la caja habrá
que sumar los 200 mil dólares que aportó Maradona.
Sí, claro que voy a estar, cuente conmigo compadre,
le había dicho Diego a Valencia cuando lo recibió en Cuba
hace un par de meses y hablaron del partido de ayer, recordaron viejos
tiempos en los que jugaron juntos y fantasearon con compartir la fiesta
con muchos futbolistas amigos.
En Talleres jugaron Chazarreta, que hizo un golazo, Baley, Ocaño,
el Nene Commisso, el pastor Bevilacqua, Alderete, Bocanelli, Comelles
y al final se colaron dos pibes de hoy, Garay y Albornos, que desentonaban
ante tantos émulos de Sancho Panza.
En la Selección jugaron Goycochea, Clausen, Barbas, Daniel Killer
con unos 20 kilos de más, Leopoldo Luque, con unos 20 kilos más
que Killer, Cucurucho (hoy lo apodarían balde de cinco kilos) Santamaría,
Giusti, Héctor Enrique, Burruchaga que parece estar para
jugar en cualquier equipo y Goycochea, entre otros.
La progresión fue ésta: Talleres 1 a 0, Bocanelli; 1 a 1,
Héctor Enrique; 2 a 1, Chazarreta; 2 a 2 Maradona y 3 a 2 Garay.
Los árbitros fueron Juan Bava y Jorge Vigliano que se repartieron
la cancha por mitadesy colaboraron un poco con el espectáculo cobrando
algún tiro libre en las cercanías de las áreas.
Cuando Maradona se retiró de la cancha apoyando la palma derecha
en el corazón, para marcar donde le impactaba tanto cariño,
se fue feliz, la gente empezó a desalojar el estadio. Y se fue
feliz: por Valencia, por Maradona y por el fútbol.
Anuncia
que vuelve a Cuba
Diego Maradona
anticipó en Córdoba que permanecerá tres
o cuatro días más con su familia y luego regresará
a Cuba para continuar el tratamiento por su adicción
a las drogas. Voy a estar tres o cuatro días más
con mi familia y regreso a Cuba, informó Maradona camino
al campo de juego con la camiseta de Talleres, en el amistoso de
ayer.
Maradona cumplió con su palabra de participar en el partido
tributo a su amigo y compadre José Daniel Valencia, pero
quince mil personas le expresaron al ex capitán de la Selección
argentina toda su admiración cuando salía a la cancha
del Estadio Olímpico de Córdoba.
Instantes antes de salir al campo de juego para tomar parte en el
cotejo entre históricos de Talleres ante históricos
de los seleccionados argentinos y mientras estaba rodeado por niños,
cholulos y guardaespaldas o allegados, Maradona alcanzó a
decir que concurrió para estar con su compadre y gran
amigo porque Valencia le dio muchas alegrías al fútbol
argentino y al fútbol de Córdoba.
En cuestión de segundos, Maradona, de buen humor, espléndidamente
predispuesto, aceptó sacarse fotos y repartió besos
entre algunos de sus pequeños admiradores.
Con Valencia integré uno de los mejores equipos. Me
acuerdo gratamente aquellos partidos que jugamos en Inglaterra e
Irlanda, recordó Maradona de su primera etapa en el
seleccionado mayor de la AFA.
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