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Con Cingolani no hay emoción |
En una carrera tan aburrida como previsible, Daniel Cingolani (Ford Escort) ganó de punta a punta y dio un paso enorme hacia la conquista de su primer título en el TC 2000, aunque ahora deberá esperar poco más de veinte días para concretar en Paraná el sueño de campeón. Bastó que los autos se pusieran en marcha y recorrieran poco más de cincuenta y seis minutos de carrera para que Cingolani y Henry Martin, su compañero de equipo y ahora único rival en la pelea por el campeonato, certificaran que eran los dos hombres con reales posibilidades de llevarse la corona. Además, luego se supo que la orden del equipo Berta era que se mantuvieran las posiciones. Entonces, toda la suerte de la competencia pareció girar en torno de un error de Cingolani y Martin, ya que ni siquiera pudo terciar en la discusión Walter Hernández (VW), que intentó sacarle el mayor provecho a todo lo que le dio su Polo, pero le resultó imposible. Y así, sin un tercero en discordia, Cingolani y Martin hicieron la carrera que más les convenía, o mejor dicho la que más le convenía a Cingolani, porque cuando el auto de seguridad salió a pista (por el despiste de Jorge Giorgi) y todavía quedaba mucho camino por recorrer, desde los boxes del equipo Ford, Oreste Berta (h) le dio a Martin la orden de no innovar y el sanjuanino se debió conformar con la segunda posición. Mi auto iba muy bien en los mixtos, pero Orestito nos había avisado que mantuviéramos las posiciones; yo creo que eso fue un poquito temprano. Respeté las órdenes, fundamentalmente. Yo no creo que haya perdido el campeonato, todavía hay que ir a correr a Paraná, comentó Martin. En Paraná, Cingolani y Martin se jugarán el campeonato, aunque pocos creen que esa alternativa sea bajo el lema a todo o nada. Cingolani llegará con 14 puntos de ventaja sobre Martin y eso no es poco, más si se le agrega el hecho de que el equipo Ford parece querer esquivar una lucha con roces entre sus dos pilotos.
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