Aseguran
que está relajado, dejó de fumar y se lo ve más saludable.
No es para menos, luego de ocho días de caminatas por la playa
y una dieta en base a yogur, frutas, verduras y mucha agua. El ex vicepresidente
Carlos Chacho Alvarez volvió el sábado a Buenos
Aires, luego de ocho días de vida relajada en el spa Spazio, en
la playa Ferradura de Buzios, mientras repite que, hoy por hoy, su principal
deseo pasa por volver a ser profesor de historia.
Según los empleados del spa, Chacho llegó tenso y silencioso.
Se fue aflojando con el correr de los días y el efecto del plan
antiestrés. Para conseguirlo, Alvarez eligió un centro de
descanso que no es muy visitado por turistas argentinos como, en cambio,
lo hacen franceses, alemanes y suizos, aunque los servicios del spa no
son exorbitantes: cuesta 150 dólares diarios. En lo que duró
su descanso, el ex vice sólo salía de la posada ubicada
frente a la playa para comprar los diarios argentinos en un quiosco a
unas cuadras. El resto del día lo dedicaba a hacer gimnasia más
que nada bicicleta fija y dar largos paseos por la orilla del mar
junto a su esposa, la funcionaria porteña Liliana Chiernajowsky,
y los perros del dueño del spa.
Para hacer una tortilla hay que romper los huevos, fue la
respuesta que le dio Chacho a un turista argentino que se le acercó
para preguntarle por los motivos de su renuncia. Alvarez le habló
también al turista curioso sobre la necesidad de una reforma política
y de que haya un cambio en la dirección del país.
Trabajó con mucha disciplina y llevó a fondo la dieta
que le sugirieron, señaló un empleado del hotel consultado
por Página/12. Chacho emprendió el regreso a primera hora
de la tarde del sábado, por lo que hay que suponer que, en el marco
de la grave crisis económica que mantiene en vilo al gobierno de
la Alianza, las horas que lleva en el país ya lo deben haber hecho
perder parte de la tranquilidad tan duramente conseguida en las cristalinas
costas brasileñas.
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