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EL GOBIERNO SALTEÑO RECHAZA HABLAR CON LOS PIQUETEROS
Comenzó la negociación en Tartagal

Luego de que la Gendarmería informó que los piqueteros que cortan la ruta 34 no estaban armados, los funcionarios del gobierno nacional, Walter Ceballos y Gerardo Morales, se reunieron con los delegados del corte, en un regimiento del Ejército.

Por Felipe Yapur
Desde Tartagal, Salta

Comenzó la negociación. En medio de la ruta 34, que los piqueteros mantienen cortada desde el 30 de octubre, sus 16 representantes subieron al camión que puso la Gendarmería para trasladarlos hasta el lugar de las negociaciones, un regimiento del Ejército. En uno de los salones están los funcionarios nacionales; los representantes provinciales no participan porque consideran que los piqueteros son “vándalos”. Los enviados del presidente Fernando de la Rúa llegaron con un puñado de propuestas –que giran alrededor de algunas obras públicas– con las que intentarán responder a los 21 puntos que cuenta el petitorio de los piqueteros. Todo indica que será una larga negociación. Al cierre de esta edición apenas habían iniciado las primeras exposiciones mientras en la ruta la gente esperaba las novedades. El corte continuaba.
La lista de los reclamos de los piqueteros es extensa y no se diferencia mucho de los exigidos hace exactamente seis meses durante la anterior protesta: fuentes genuinas de trabajo, obras públicas y planes Trabajar. Los negociadores de los rebeldes saben que hay algunos ítem difíciles de conseguir, por ejemplo la intervención de la provincia. Pero hay algunos en que adelantan que serán intransigentes, como la implementación de un fondo especial de hidrocarburos de 200 millones desde donde plantean la obtención de fondos suficientes como para modificar la situación económica de la región. En el mismo sentido se encuentra la solicitud de implementar un plan de obras públicas donde se priorice la presencia de pymes locales. Según trascendió de la delegación del Gobierno nacional, integrada por el secretario de Relaciones con las Provincias, Walter Ceballos, y el viceministro de Desarrollo Social, Gerardo Morales, este último es uno de los pocos puntos que están en condiciones de satisfacer.
Los enviados nacionales decidieron trasladarse a Tartagal luego de que la Gendarmería les confirmó que las armas sustraídas de las comisarías durante la revuelta del viernes no se encontraban en poder de los piqueteros. Opinión que no comparten los funcionarios del gobernador Juan Carlos Romero, quien considera que la protesta la realizan “delincuentes” y “vándalos” prefiriendo por ello el despeje por la fuerza de la ruta nacional 34.
La ausencia de los representantes del gobierno provincial es el prenuncio de una complicada negociación. Tal vez allí reside la razón del modesto optimismo que dejan trascender Ceballos y Morales. Es que la ausencia de los integrantes locales del comité de crisis perjudicará sin duda el arribo a una posible solución. Esta postura endurece el pedido de intervención provincial de los piqueteros.
Durante todo el día de ayer llovió sobre Tartagal y General Mosconi. Debajo de unas improvisadas carpas, los piqueteros se refugiaban del agua. Sólo los niños estaban en condiciones de disfrutar los charcos y el barro. Bajo los toldos, la vida era otra. Preparando mate cocido y uno que otro puchero en viejas y tiznadas ollas se sucedían las opiniones sobre cómo se desarrollarán las negociaciones. Otros se dan fuerzas colgando carteles en el destruido camión antidisturbio de la policía que atraviesa la cinta de asfalto. “Sin YPF somos mendigos”, “Romero, hacele un favor al pueblo. Renunciá”, rezan algunos de ellos.
Alejado de todos espera en silencio José “Pepino” Fernández, uno de los principales líderes del piquete. Ríe cuando Página/12 le pregunta qué cree que pasará: “Vamos a negociar. Va a ser difícil. Pero nos irá bien”, dice antes de que la tos de una incipiente gripe lo interrumpa. Dice que no le preocupa la ausencia de los hombres de Romero: “El no nos quiere”, afirma para luego volver a reírse. Recuerda que el gobernador “no sabe cómo hacer para perjudicarnos. Gastó 1,6 millon para construir un camino alternativo a la 34. Pero se lo llevó la tormenta”.
Las conversaciones recién comienzan, no será fácil porque los piqueteros no firmarán nada si no lo aprueba la asamblea. Muchos recuerdan que en mayo pasado, y tras catorce días de corte, los piqueteros negociaron la liberación de la ruta durante 14 horas en las oficinas de una de las petroleras extranjeras que funcionan en el lugar. Esta vez se realiza en el regimiento de monte 28 del Ejército. En una de las paredes del cuartel, sus integrantes recuerdan su participación en la guerra sucia en Tucumán durante el operativo independencia en 1975. En un mapa se destacan las supuestas batallas libradas por el regimiento que significaron centenares de asesinatos y desapariciones. A pocos metros de esa pared, los piqueteros librarán su propia batalla por la dignidad y el trabajo.

Rumores en la madrugada

Por F.Y.

Saber esperar. Esta una de las cualidades que debe tener un piquetero, además de una obvia e imprescindible buena puntería con las piedras durante las refriegas con la policía. Pero a la espera hay que agregarle una alta cuota de resistencia a los rumores que, con el correr de las horas, se incrementan hasta puntos insospechados.
Sin duda, los rumores son los peores enemigos. Durante el sábado por la tarde y su noche varios fueron los que se desparramaron entre los piqueteros. Algunos decían que alguien sabía que habían llegado de la capital 300 féretros para después de la represión. Un accidental apagón durante la noche crispó los nervios. “Ahora vendrán por nosotros”, decían algunos. Pero la madrugada del domingo fue tal vez el momento en que los nervios de los piqueteros fueron puestos a una dura prueba. Movimientos de camiones de la Gendarmería dispararon el rumor de que se preparaba el despeje de la ruta. Alguien dio la voz de alarma. Rápidamente otro hizo sonar una sirena. Desde la oscuridad del costado del camino fueron apareciendo como ánimas los pobladores de Mosconi. Hombres, mujeres, ancianos, niños. De todos lados surgieron. Los varones recolectaban piedras, las mujeres buscaban agua para mojar las ropas que luego se pondrían todos en los rostros y así soportar el gas lacrimógeno. Cuando todos se dieron cuenta de que era una falsa alarma, en silencio cada uno regresó a su casa a esperar.

 

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