Por
W.U.
Jorge
Casaretto, obispo de San Isidro y confirmado presidente de Cáritas,
dijo respecto de los anuncios del Gobierno que estas medidas parecen
responder a las presiones que tenemos de los centros económicos
y el país está esperando otro tipo de medidas que den una
respuesta más clara a la problemática social que estamos
soportando. En declaraciones a Página/12 el obispo advirtió
sin embargo que el documento episcopal conocido el sábado no tuvo
en cuenta las últimas decisiones oficiales porque estaba
redactado y aprobado antes de que las mismas se conocieran.
Por su parte el obispo de Humahuaca, Pedro Olmedo, dijo a este diario
que el plan económico no está teniendo en cuenta la
realidad humana, es como un esqueleto sin carne y agregó
que los gobernantes viven pensando en lo macro y no miran a las
personas. Según el prelado norteño, en una situación
tan difícil como la que estamos viviendo, los anuncios del Presidente
me parecieron de una frialdad total. Ni siquiera una ilusión. Parece
que viven en otro mundo, subrayó Olmedo. Clinton llamó
al Presidente para felicitarlo por las medidas. ¿Cuándo
lo va a llamar porque soluciona los problemas de la gente?, se preguntó.
El obispo recordó que los hechos que están ocurriendo ahora
en Salta están originados en las mismas causas del conflicto suscitado
en mayo último, porque no se da respuesta a los reclamos
de la gente. En relación con los cortes de ruta, Olmedo dijo
que la gente es demasiado buena y hace esto porque es el último
recurso para que le presten atención, mientras los dirigentes agreden
con su falta de conducta. El obispo agregó que quienes se
quejan porque con los cortes de ruta se está afectando el derecho
a la libre circulación tienen que entender que el derecho
a la subsistencia es un derecho más elemental.
Comentado el último documento episcopal, Casaretto subrayó
que a su juicio uno de los elementos más importantes del pronunciamiento
tiene que ver con el reconocimiento a las redes solidarias que se están
tejiendo desde las bases y en las que surgen respuestas creativas frente
a la crisis. Hay que darles una articulación política
a estas redes sociales que están respondiendo de una manera real
y concreta a las necesidades sostuvo Casaretto, agregando que sin
confundir eso con corporativismo, creo que en estos espacios están
surgiendo dirigentes valiosos, que actúan con transparencia y sin
los contagios de corrupción que tienen muchos dirigentes partidarios.
Respecto de la posibilidad de colaboración entre la Iglesia y el
Estado en planes sociales, el presidente de Cáritas coincidió
con declaraciones del arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, en el
sentido de que siempre hay posibilidades y disposición a
trabajar juntos, pero distinguiendo que la labor de los políticos
y la tarea de la Iglesia deben diferenciarse claramente. El obispo de
San Isidro dijo que la política de Cáritas es realizar acuerdos
sobre proyectos concretos porque la experiencia nos
dice que lo que es demasiado genérico no ayuda finalmente a resolver
las necesidades.
OPINION
Por Hugo Cañón *
Si
algo no existe es el olvido (Jorge Luis Borges)
|
El martes
24 de octubre fuimos recibidos a las cinco en punto de la
tarde por el ministro de Defensa, Ricardo López Murphy,
quien estaba acompañado por el secretario de Asuntos Militares,
licenciado Miguel Tello. Los integrantes de la Comisión Provincial
de la Memoria (creada por Ley 12.483 de la Provincia de Buenos Aires)
expresamos al ministro cuáles son los objetivos generales
de ésta y, en particular, peticionamos que gestionara la
transferencia del espacio físico donde funcionó el
centro clandestino de detención de Bahía
Blanca, conocido como La Escuelita, para recuperar ese
lugar y destinarlo a la concreción de un proyecto dirigido
a preservar la memoria. Indicamos conforme lo probado
que por allí pasaron cientos de vecinos de la ciudad y de
las provincias de Río Negro y Neuquén; que algunos
de ellos son sobrevivientes y testimonios vivos del terror, otros
fueron asesinados en enfrentamientos fraguados y muchos permanecen
en esa condición aberrante de desaparecidos.
Además, que nacieron en el lugar niños que aún
hoy continuamos buscando. Hemos sido escuchados en formal y respetuoso
silencio.
Hicimos referencia a los Juicios por la Verdad, a la incomprensible
situación que se presenta al consentir que continúen
en actividad militares que como está probado
participaron en la represión ilegal (con lo cual el espíritu
de cuerpo funciona para encubrir y no para sanear a una institución).
Manifestamos nuestro estupor ante el silencio oficial que se guarda
cuando un militar como Jorge Olivera comete un fraude procesal para
eludir la acción de la Justicia, mientras se levantan otras
voces que reivindican ese hecho ilícito, como también
los mismos crímenes que se le imputan. También aludimos
a nuestro mismo asombro cuando se denuncia que se estaría
gestando otra maniobra procesal para sustraer a Ricardo Miguel Cavallo,
para que no se haga efectivo un pedido de extradición formulado
por el Reino de España y el gobierno no hace el mentís
más rotundo de no ser veraz esa actividad o sanciona
severamente a quienes intenten realizar ese tipo de operaciones.
La ética pública lo reclama.
Hicimos notar que no se cumple con la ley como sostiene el
ministro de Defensa solamente ordenando que los militares
comparezcan ante la citación de los jueces sino que como
cualquier ciudadano deben sentarse ante el Tribunal y declarar
y no es válido consentir que se amparen en la excusa de la
supuesta autoincriminación para no decir ni cómo
se llaman o dónde viven. Todo escuchó el ministro
y todo negó el ministro.
Sostuvo que Argentina como ningún país en el
mundo dio ejemplo de persecución de estos crímenes
y que no existe impunidad alguna. Hay que mirar para adelante,
dijo, añadiendo que nunca avalará la creación
de un lugar de evocación o de memoria, porque además
de otras razones era su íntima convicción. Yo
no voy a auspiciar un monumento o museo o algo similar en un entorno
militar porque eso actuaría como elemento de conflicto. Si
auspiciara una medida de esa naturaleza, no contribuiría
sino a gestar un factor de conflictividad.
Se le hizo notar que si la autocrítica y pedido
de perdón (por él mencionados) trascendían
realmente el mero discurso, el Ejército nuevo
debía asumir que aquel plan criminal Nunca Más sería
ni concebido ni ejecutado, y por tanto que no se advertía
cómo podía resultar conflictivo evocar lo que ellos
rechazarían de plano por su ilicitud. Se le dijo que si esto
no se asume así, si no se acepta decir: esto que ocurrió
acá fue inmoral e ilegal y nunca más se hará,
se adopta una actitud hipócrita y, en el fondo, se está
convalidando lo actuado ilegalmente.
Se le recordó que imágenes de conejos (seres vivientes
que podían trasladarse de un lado a otro sin que estallen
las minas) hoy evocan el lugar donde estaba el Muro de Berlín
y sirven para afirmar que nunca más una barrera dividirá
al pueblo berlinés y que respecto del Holocausto sehan erigido
museos y se preservan campos de concentración y de exterminio
como fuentes de memoria permanente. Pero el ministro no quiere memoria.
Y no la quiere no sólo en relación con La Escuelita
de Bahía Blanca, sino tampoco con respecto de ningún
otro lugar, incluyendo la ESMA. Cuando se le planteó que
el Presidente de la Nación, siendo jefe de Gobierno de la
Ciudad de Buenos Aires, reclamó el predio de la ESMA para
que fuera un lugar de evocación y ahora no sería coherente
que asumiera una posición contra su propia postura (De la
Rúa vs. De la Rúa), respondió que él
(el ministro) no variaría su criterio y, si el Presidente
tenía otro, se generaría un serio conflicto,
con lo cual cabe colegir que en ese supuesto presentaría
su renuncia.
Por supuesto que la marmórea respuesta del ministro y su
segundo no impedirá que el Foro por la Memoria y la Justicia
de Bahía Blanca y la Comisión Provincial de la Memoria
continúen realizando todas las gestiones pertinentes que
permitan revitalizar la república evocando cómo y
dónde se instaló el terror y la muerte clandestina;
pero no deja de ser lamentable observar que un ministro de un gobierno
constitucional pretenda el olvido, mirar para adelante
(o no mirar atrás).
También un jefe de Unidad del Ejército en Neuquén,
cuando se realizó recientemente una visita de la población
a las instalaciones del cuartel, al ser preguntado acerca del lugar
donde funcionó La Escuelita de esa ciudad, respondió:
No me consta.
Ambas actitudes se inscriben en una pretensión de olvido.
De negación.
El olvido es una afirmación de la inexistencia del
trauma, es la afirmación de lo ocultado. Se inscribe un agujero
que no tiene posibilidad de tener significación, por lo tanto
retorna por otras vías violentas hacia sí mismo o
hacia los otros. Todos síntomas empobrecedores de la vida
misma. Esto es lo que nosotros llamamos la compulsión a la
revisión. Es como que lo no olvidado figura en un registro
inconsciente que vuelve permanentemente a buscar una vía
de solución. Cuando se omite el paso decisorio de la significación
de un proceso traumático, se instala la amnesia, pero que
es siempre activa y paralizante.
Si el pasado se congela, sin inclusión, sin palabras,
se entorpece la posibilidad de crear proyectos, ideales, porque
lo olvidable perdura, alterando la comprensión del sentido.
Sólo se transforma en pasado lo que ha atravesado el dolor
de la memoria y se puede articular el hecho y su significado. Porque
el olvido es imposible. Este intento fallido se transforma en un
presente eterno, en una repetición constante, en un retorno
paralizante. (De la conferencia de la licenciada Marta Craichik,
integrante del Foro por la Memoria y la Justicia de Bahía
Blanca.) Pero el ministro no lo puede alcanzar a comprender. O lo
comprende demasiado.
* Fiscal
General de Bahía Blanca.
|
|