Por
Raúl Kollmann
Veo
peligro en la Argentina. Nuestra información es que hay cinco países
latinoamericanos en peligro. No los puedo enumerar públicamente,
pero se lo hemos transmitido. Traje un video para mostrarles a las autoridades
argentinas: aparece un dirigente del Hamas diciendo, hace unos diez días,
que deben atacarse centros judíos en cualquier país del
mundo. Tienen fuertes contactos en la Triple Frontera que une Argentina
con Paraguay y Brasil. Pinjas Avivi es director de Asuntos Latinoamericanos
de la Cancillería de Israel y está en Buenos Aires por una
razón: advertir al Gobierno y a los dirigentes de la comunidad
judía, pero sobre todo explicar lo que está haciendo y qué
hará Israel en el conflicto de Medio Oriente. Habla a toda velocidad,
embiste permanentemente, se enfurece. No es principiante: fue negociador
con palestinos, sirios y libaneses e incluso participó en tratativas
en Estados Unidos en distintos momentos. Muchos dicen que es paloma,
del sector más pacifista del gobierno israelí, pero este
hombre alto y voluminoso muerde como pocos.
Hamas, la Jihad Islámica, Hezbolá estuvieron entre
los duros de la cumbre islámica de hace diez días. Sabemos
que enviaron delegados a Chile y, aunque no hablaron de terror, sí
elaboraron planes de violencia contra la Embajada de Israel en Santiago.
Tenemos muchos datos.
¿Qué clase de datos?
No sé lo puedo decir. Simplemente es información que
hemos trasladado de inmediato a los gobiernos. Daremos un informe al secretario
de Política Exterior de la Cancillería, Enrique Candiotti.
La opinión pública cree que Israel es el malo de la
película, ¿cómo reacciona usted ante eso?
Cuatro veces Israel ofreció el cese del fuego a los palestinos.
Arafat nunca aceptó. Ofrecimos soberanía compartida en Jerusalén,
sacar asentamientos judíos y un Estado palestino soberano. Arafat
nunca aceptó.
¿Para ustedes cuál es la explicación?
Que él espera que aceptemos que vuelvan millones de palestinos
a Jerusalén y otras partes de Israel. Nosotros queremos la paz,
no un suicidio. En la última reunión en la que estuvo Bill
Clinton, éste le dijo a Arafat: Aceptá, no vas a recibir
mejor oferta que ésa. ¿Y sabe lo que contestó
Arafat?: Ustedes quieren participar en mi funeral. No aprovecha
la oportunidad histórica porque tiene miedo personal.
¿Para ustedes Arafat no está desbordado? Ese es el
diagnóstico de la mayoría de los observadores. Sin embargo,
ustedes dicen que él planificó la Intifada.
Sí, está planificada. Dejó libres a los terroristas
del Hamas hace diez días. Si no controla lo que pasa, no puede
ser una parte en las negociaciones. Si está planificando la violencia,
no puede ser socio nuestro. Es así de simple. Creo que los palestinos
merecen un Estado y la autodeterminación. Me pregunto: ¿Arafat
será el que va a firmar eso con nosotros?
Usted presenta a Israel como pacifista, pero lo cierto es que ha
ejercido una violencia extrema. La ONU acaba de condenar a Israel por
el uso de violencia excesiva.
Fue una condena automática. Si los palestinos dicen que es
de noche, hay cien países que van a votar que es de noche. Las
Naciones Unidas son un buen instrumento que se usa mal: ¿por qué
no obligan a las partes a que se sienten a la mesa y no se levanten hasta
que se haya firmado un buen acuerdo? Ese sería un papel positivo.
Sea como sea, los condenaron por usar violencia excesiva contra
civiles palestinos.
Nuestros soldados usan balas de goma, no balas de verdad. Si no,
habría una masacre. Y no es verdad que sean civiles. Hay 40.000
policías y20.000 soldados palestinos. Aunque vayan de civil, tienen
armas automáticas y se mezclan entre la gente. Violan los derechos
humanos metiendo a los niños en medio de los tiroteos para lograr
más repercusión.
Eso es poco creíble.
Explíqueme ¿por qué no firman la paz? Hoy mismo
explotó un coche bomba en pleno centro de Jerusalén, como
si fuera junto al Obelisco. De inmediato nuestro gobierno contestó
que va a respetar el alto el fuego. Buscamos la paz por todos los medios
y Arafat juega en forma cínica con nosotros. Quiere que se constituya
una fuerza internacional que lo salve.
¿Cuál es la perspectiva?
Los palestinos y nosotros somos como dos familias distintas viviendo
en el mismo departamento. Es incómodo, pero está claro que
nadie va a echar al otro. Por lo tanto tenemos que encontrar un acuerdo
para convivir lo mejor posible. Ese es nuestro objetivo. No los queremos
echar al mar, como ellos nos quieren echar a nosotros. Estoy convencido
de que los actores mundiales van a forzar a que lleguemos a un acuerdo.
Tengo dudas de que sea Arafat el que lo firme.
Bueno, sigue siendo el presidente de la Autoridad Nacional Palestina.
Pero no tiene la voluntad. Arruinó en 20 días, con
la violencia, lo que fuimos construyendo con gran dificultad en diez años.
Estará de acuerdo en que la paz igualmente será difícil
con un Israel muy desarrollado y una franja de Gaza que se parece mucho
a una villa miseria.
Sí, eso lo reconocemos. Tenemos que trabajar en el desarrollo
económico de los palestinos. En este momento ya hay 120.000 palestinos
trabajando en Israel, pero con la Intifada, hace un mes que no trabajan
ni cobran sueldo. Hay muchos empresarios en Israel que buscan reemplazarlos
porque cada vez que hay una Intifada no trabajan.
Tendrá que admitir también que en su familia hay fundamentalistas
que quieren echar a las palestinos y apropiarse de todo lo que sea de
ellos.
Vea lo siguiente. En Israel hay fundamentalistas. Entre los palestinos
también. Pero en Israel hay un enorme movimiento por la paz, 400.000
personas en la calle. ¿Por qué entre los palestinos no hay
un movimiento así?
En el último mes el ejército israelí mató
a 150 palestinos y, en cambio, murieron pocos israelíes. No parece
ser una gran vocación pacifista.
Nuestros soldados a veces se encuentran con mil palestinos que vienen
marchando y tirando piedras. Es muy difícil, muchas veces tienen
miedo. Todas las mañanas, cuando abro el diario, siento terror
a que un soldado israelí irresponsable haga una matanza. Pero ésa
no es nuestra política. Cuando lincharon a nuestros soldados en
la comisaría de Ramalá, en medio de semejante dolor, les
avisamos que íbamos a atacar esa comisaría. Destruimos el
edificio, pero no matamos a nadie. Si ganamos la Guerra de los Seis Días
contra todos los países árabes, imagínese la superioridad
que hoy tenemos sobre los palestinos. Por eso, la realidad esta vez es
que no necesitamos ayuda para luchar. Necesitamos ayuda para no luchar.
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