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El primer satélite argentino de uso práctico se pone en órbita

Postergado un par de días por una lluvia de meteoritos, el SAC-C estará en órbita el sábado. Servirá para monitorear cultivos, inundaciones y hasta el paso de las ballenas.

Por Pedro Lipcovich

El sábado que viene se pondrá en órbita el primer satélite argentino de aplicación práctica. El lanzamiento tuvo que postergarse un par de días para que no coincidiera con una lluvia de meteoritos. El SAC-C servirá para monitorear los cultivos de la Argentina e incluso de países competidores como Australia; intervendrá en emergencias como inundaciones o derrames de petróleo; ayudará a vigilar la contaminación de los ríos y a resolver el misterio de las migraciones de las ballenas que visitan Puerto Madryn. El satélite, diseñado por la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) será lanzado por la NASA desde California.
Desde la base de Vandenberg, un cohete Delta II pondrá en órbita al satélite argentino junto con uno norteamericano, el EO-1. Precisamente una falla detectada en este último, sumada a la apretada agenda de los lanzadores Delta, causó la mayor postergación del lanzamiento, inicialmente previsto para diciembre del año pasado. La demora de dos días, esta semana, se debe a que la fecha del 16 hubiera coincidido con la lluvia de meteoritos llamada de las Leónidas, que hacen de estos días de noviembre los más apropiados para ver estrellas fugaces, aunque la fecha exacta varía de año en año.
El satélite criollo compartirá la misma órbita con el EO-1 y otros dos satélites de observación, el Landsat 7 y el Terra: “Irán ‘en trencito’, con 18 minutos de diferencia entre el primero y el último: como algunos de sus instrumentos son diferentes, esto les permitirá acumular datos a partir de las mismas condiciones de observación”, comenta Marcos Machado, director científico de la Conae.
El primero en lanzarse fue el SAC-B, en 1996, pero “vivió muy poco tiempo”, recuerda porque una falla en el cohete Pegasus que debía transportarlo hasta su órbita le impidió desplegar sus paneles solares. El SAC-A entró felizmente en órbita en 1998 y “vivió” su tiempo previsto de 15 meses para probar el instrumental que ahora, en el SAC-C, deberá cumplir a pleno sus funciones.
Estas funciones serán variadas. “El desarrollo de este satélite se inició pensando en la agricultura argentina”, señala Machado. Por eso, el poder de resolución de sus cámaras es de 175 metros, es decir, que un cuadrado de 175 metros de lado se ve como un puntito en la imagen. Otros satélites, como el francés Spot, tienen poderes de resolución de 20 a 35 metros, adecuados para monitorear cultivos en parcelas muy chicas, como los de Europa, pero no para examinar los de la Argentina, de una hectárea o mucho más.
El satélite podrá también monitorear cultivos en países como Australia, a fin de prever el comportamiento de los mercados agrícolas. Como girará en órbita polar, la combinación de su movimiento con la rotación de la Tierra hará que en cada órbita barra una franja distinta del planeta.
El SAC-C también permitirá monitorear emergencias como inundaciones, eventuales derrames de petróleo y contaminación hídrica, evaluada según el color de los ríos. Diseñará mapas de temperaturas del mar que permitan rastrear los cardúmenes, y lleva un sistema para rastrear las hasta ahora desconocidas rutas migratorias de las ballenas francas –que se avistan en Puerto Madryn–, para lo cual se prevé instalar, en los lomos de algunos ejemplares, trasmisores que serán rastreados por el satélite.
Los datos que emita el SAC-C –que tardará 99 minutos en dar cada vuelta al mundo, a 707 kilómetros de altura– serán registrados por la estación terrena de la Conae en Falda del Carmen, Córdoba. “Estarán disponibles para organismos gubernamentales, investigadores científicos y productores –precisa Machado–. Ya hay convenios con las universidades de Tucumán y del Comahue, que funcionarán como centros de distribución de datos.”

 

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