A
principios de este año se le declaró un cáncer. Desde
el 4 de noviembre de 1995, cuando un extremista judío asesinó
a su esposo Yitzhak Rabin, había tratado por todos los medios de
preservar el legado de su marido, y para ello no dudó en defenestrar
a cuanto líder israelí se le cruzara y elogiar la figura
de Yasser Arafat cada vez que podía. Ya muy enferma, se acercó
al actual premier israelí Ehud Barak para que aceptara la mediación
del ex canciller israelí Shimon Peres. Y eso fue lo último
que pudo hacer. Ayer, en el hospital de Beillinson-Yitzhak Rabin de Petaj
Tikva, en la periferia de Tel Aviv, Leah Rabin murió de un infarto.
Había sido hospitalizada el 3 de noviembre, un día antes
de la concentración tradicional anual en memoria de su marido.
Durante los funerales de su esposo, apenas si pudo soportar las condolencias
oficiales del líder derechista de entonces, Benjamin Netanyahu.
Hubiera preferido estrechar la mano de Yasser Arafat, dijo
a los pocos días, recordando la campaña de difamación
llevada a cabo meses antes por la extrema derecha contra su marido. Por
aquellos días, también fustigó a la mayoría
silenciosa que no reaccionó a dicha campaña.
A partir de ese momento, Leah Rabin se ocupó activamente de un
centro dedicado a la memoria de su marido y no dudó aumentar la
pirotecnia de sus palabras y sus hechos. En 1997, en pleno gobierno de
Netanyahu, Leah Rabin firmó un documento simbólico con Arafat,
reafirmando su voluntad de alcanzar la paz. También la emprendió
contra Barak. Hace apenas tres semanas dijo sentirse decepcionada
por el actual premier israelí (señalado en un principio
como el sucesor de Yitzhak Rabin), ya que demostró en esta última
crisis no ser el hombre ideal para enfrentarla, y remató
declarando que para ella el único socio de la paz es Yasser
Arafat. Pero estas furibundas declaraciones no impidieron que Barak,
el partido derechista Likud, así como varios jefes de Estado, elogiaran
su figura tras la noticia de su muerte.
Leah Schlossberg había nacido en Konigsberg, Alemania, el 28 de
abril de 1928. Sus padres emigraron a Palestina cuando ella tenía
cinco años, un día después de que Adolf Hitler tomara
el poder. Conoció a su marido en Palmach, cuerpo de élite
de la Haganá, ejército clandestino judío antes de
la creación del Estado de Israel en 1948, y se casó con
él ese mismo año. Tuvieron dos hijos: una mujer, Dalia,
hoy diputada del partido del Centro, y un varón, Yuval.
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