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Irregularidades para todos los gustos en el Clínicas

Una auditoría de la UBA detectó que, en la gestión de Mazzei en el hospital, se usó una cuenta fantasma para cobrar donaciones, se hicieron compras directas en lugar de licitaciones y más.

Por Javier Lorca

Una auditoría realizada por la Universidad de Buenos Aires (UBA) en el Hospital de Clínicas reveló que se cometieron serias irregularidades durante la gestión de su ex director Juan Antonio Mazzei. Página/12 accedió al informe donde los auditores internos detallan, entre otras cosas, que Mazzei giraba fondos percibidos como donaciones a una cuenta bancaria que no figuraba en ningún registro contable; que esas mismas donaciones de entre 500 y 32 mil pesos nunca fueron informadas a la UBA; que el ex director contrató en forma directa un servicio de vigilancia por 268 mil pesos, cuando el monto exigía una licitación; que nombró a trece asesores a un costo superior a los 144 mil pesos y a otros tantos empleados sin respetar la normativa; y siguen los ilícitos cometidos en el hospital que atiende un millón de consultas al año.
El auditor general de la UBA, Hugo Bottino, abrió una investigación a pedido del rector Oscar Shuberoff, tras una frondosa denuncia presentada contra Mazzei por el gremio de los no docentes de la universidad (Apuba) en agosto. Poco antes, Mazzei había renunciado a la dirección del Clínicas disparando duras críticas contra Shuberoff. La respuesta del rector radical fue la intervención del hospital. Ahora, con el informe de la auditoría en sus manos desde el jueves pasado, Shuberoff abrirá un sumario contra Mazzei y, luego, se recurriría a la Justicia. Consultado por este diario, el secretario general de Apuba, Jorge Anró, celebró la confirmación de sus denuncias. “El responsable de todo esto tiene que pagar por el vaciamiento que produjo en el hospital”, dijo. La siguiente es la lista de las principales irregularidades detectadas:
Cuenta fantasma. La auditoría “constató que se abrió una cuenta específica en el Banco Francés nº 327/300407/8 (que no se encuentra incluida en el Registro de Cuentas Oficiales) para depositar los fondos provenientes de donaciones realizadas al hospital”. Allí se depositaron “donaciones” de fundaciones y laboratorios por cifras de entre 500 y 32 mil pesos. Sin embargo, “el hospital informó a esta auditoría que no se ha encontrado acto administrativo, ni documentación, ni registro alguno referido a ingresos y egresos de fondos por donaciones y autorizaciones que facultaran a recaudar fuera del ámbito de la Tesorería”.
El hospital tampoco informó a los auditores la existencia de la cuenta bancaria, ni de los talonarios de recibos C0002 y C0004, con los que se documentaban los ingresos depositados en el Banco Francés. El informe señala que, según esos recibos, los fondos recaudados por donaciones dirigidas a la cuenta bancaria fueron 120.971,50 pesos, mientras que los efectivamente depositados fueron 73.471,50. La diferencia: 47.500. Algunas de las empresas cuyas donaciones no se depositaron son Salfor Medical Comunication (por 13.500 y 21 mil pesos) e Instituto Sidus SA (3500).
Dice la auditoría: “No existen constancias de que se han emitido... actos administrativos aceptando las donaciones, ni que por ende su aceptación fuera ratificada por el Consejo Superior de la UBA”. La universidad y sus dependencias (entre ellas el hospital) están obligadas por estatuto a aceptar donaciones siempre por resolución de su Consejo. Cosa que no se hizo en ninguno de estos casos. Además, “los movimientos de fondos no fueron registrados, como correspondería, en un libro Banco”.
Compra directa. Los auditores hallaron que muchas compras y contrataciones se hicieron “sin ajustarse a la normativa” vigente (el anterior reglamento de contrataciones del Estado). Entre otros puntos, se detectó que en la contratación de una agencia para hacer una encuesta (14 mil pesos), la compra de un mural (6850) y de un equipo acondicionador de aire (10 mil) “no se confeccionaron pliegos de bases y condiciones”; “no se les exigió a los oferentes ni éstos presentaron documentación alguna que acredite habilitaciones, personería, capacidad, solvencia, situación fiscal”.
El caso más grave es el del servicio de vigilancia. La gestión anterior a Mazzei había contratado por licitación privada a Bicón Ltda.por 179.413 pesos. Mazzei autorizó “la prórroga del servicio... encuadrándolo como una contratación directa”. Pero, además, como se aumentó la cantidad de vigilantes, la contratación trepó hasta 268.618 pesos. “En estas condiciones, se debió llamar a una nueva licitación pública y/o privada”, aseguró la auditoría. No fue así.
Además, no sólo en esos ejemplos, sino en ninguna contratación “constan las actas que certifiquen la recepción de conformidad de los bienes y/o servicios contratados”.
Asesores por mayor. Los contratos auditados fueron 56. Se comprobó que 13 corresponden a asesores contratados por Mazzei, con sueldos que llegaban a 3500 pesos. Pero “el doctor Mazzei... manifiesta que sólo contrató a dos asesores”, dice la auditoría.
En general, se reveló que “las contrataciones... no se realizaron de acuerdo con lo regulado en la Ley de Contabilidad”. En algunos contratos, “no se encuentran incorporados los antecedentes que permitan evaluar las condiciones, experiencia... de los locatarios”, y en otros, “el objeto del contrato resulta poco claro y/o difuso, no aclarando las tareas a realizar por el contratado”. Tampoco “se expresan los días y el horario de prestación del servicio”.
En varios casos, “se producen aumentos de los honorarios mensuales sin que se encuentren debidamente justificados... teniendo en cuenta que no se produjeron modificaciones contractuales sobre la prestación del servicio”. La auditoría cita, entre otros, a un empleado contratado en Control de Gestión que comenzó cobrando 1500 pesos y luego, inopinadamente, pasó a 2700.

Ejemplos del desorden

Aquí, algunos ejemplos puntuales que ilustran las irregularidades detectadas por la Auditoría General de la UBA:
El caso del responsable de facturación contratado por Mazzei por tres meses a 9627 pesos: “Se verificó que... se autocertifica los honorarios correspondientes a febrero, marzo y abril de 2000”. “El mismo se controlaba si iba o no a trabajar”, denunció Jorge Anró, de Apuba.
En algunos expedientes, la auditoría no encontró “documentación que acredite la especialización y experiencia indicada por el responsable y la dirección del hospital”. Llamativo es el caso de un contador que, justamente, fue contratado “como asesor de la dirección general de administración, justificado por el director del hospital en atención a necesitar los servicios de un profesional especializado. De su currículum no surge experiencia... en administración hospitalaria”, dice el informe.
La auditoría encontró que tres personas fueron contratadas para cumplir la misma función: coordinaban el área de ecografías del departamento de imágenes y control de convenios con obras sociales, a 1800 mensuales cada una.
Paradoja: tres personas fueron contratadas para identificar la deuda generada por gestiones anteriores. Pero esas personas “tampoco fueron contratadas en los términos del reglamento de contrataciones del Estado”.
“Se pudo comprobar que el doctor Mazzei otorgó premios diferenciales a parte del personal no docente contratado”. Se verificaron “premios” de entre 1500 y 3800 pesos.

 

 

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