Por
Maximiliano Montenegro
La
italiana Teresa Ter Minassian, estricta jefa de las misiones del Fondo
Monetario a Argentina, llegará al país en los próximos
días. Esta vez su misión será cerrar las detalles
de la nueva Carta de Intención que firmará el Gobierno con
el FMI, necesaria para destrabar el paquete de salvataje financiero. Allí
quedarán plasmadas las condicionalidades exigidas por
el organismo. Pero, además, se suscribirá un nuevo acuerdo
fiscal con el Fondo que plantea una estrategia opuesta a la del convenio
firmado en marzo. Aquel acuerdo suponía que había que ajustar
el déficit fiscal para poder crecer. Este, en cambio, reconoce
que sólo creciendo se puede achicar el déficit. De otro
modo, fracasada la receta, Machinea y el Fondo quieren dar certidumbre
de que el año próximo se hará lo contrario a lo que
se hizo este año. Por otro lado, el Departamento del Tesoro norteamericano
emitió un comunicado diciendo que estará dispuesto a respaldar
la asistencia financiera al país, lo que en el Palacio de Hacienda
fue festejado como el broche final a la red de salvataje.
En Economía aseguran que el miércoles o jueves se oficializará
el anuncio del paquete de financiamiento de alrededor de 15 mil millones
de dólares que liderará el Fondo Monetario, acompañado
por el Banco Mundial y el BID. Pero destacaron que estará
condicionado a que se cumpla con determinados compromisos.
Para velar por tales compromisos y redoblar de paso la presión
sobre la dirigencia política, llegará en la semana una misión
del FMI, que probablemente encabezará Ter Minassian. El objetivo
es terminar de afinar la nueva Carta de Intención que deberá
firmar el Gobierno con el Fondo, para reemplazar el acuerdo vigente (un
Stand-by firmado en marzo que debía durar hasta el
2003) por uno nuevo.
Este nuevo acuerdo incluirá como condicionalidades
para destrabar el paquete financiero las medidas ya anunciadas: reforma
previsional, desregulación de obras sociales y pacto de congelamiento
de gasto, ante el pago de intereses, entre Nación y provincias.
Por eso, el equipo de Machinea se preocupó por dejar en claro al
bloque de diputados de la Alianza y la oposición que no habría
salvataje sin la aprobación de tales medidas. Y presionará
todo lo posible al ala política, al mejor estilo de
Roque Fernández en tiempos de Menem, aprovechando la amenaza de
la crisis y la necesidad de cerrar un nuevo trato con el Fondo.
El otro punto clave del nuevo Stand-by será la redefinición
de las metas fiscales del año próximo, en línea con
un nuevo proyecto de Presupuesto 2001 que anoche ingresó al Congreso.
Así, el pronóstico de crecimiento para el año próximo
será de 2,5 por ciento real (frente al 3,7 por ciento), y el déficit
fiscal se estirará hasta los 6400 millones de dólares, frente
a los 4100 millones pautados originalmente. A su vez, se blanqueará
la necesidad de modificar la Ley de Responsabilidad Fiscal, aprobada el
año pasado, postergando la meta de déficit cero del 2003
al 2005.
Según los negociadores del equipo económico, ahora en el
Fondo están convencidos de que una política de más
ajuste podría ser contraproducente para el nivel de actividad.
Y, por eso, reconocerían que el problema número uno es el
crecimiento, y no el déficit. De otra forma: el nuevo acuerdo reconocerá
que el déficit fiscal es en la jerga de los economistas
endógeno a la tasa de crecimiento. Así, al preverse
que la economía crecerá menos, entonces, se acepta que habrá
menor recaudación tributaria y que el déficit, en consecuencia,
será mayor.
El cambio de estrategia no es menor. Porque es justo lo contrario a la
política económica que aplicó este año Machinea,
apurado por el Fondo. Este año, ante el atraso en la reactivación
y los magros números de recaudación, el Gobierno respondió
con más ajuste fiscal, tratando de mantener el déficit en
caja. Desde esa perspectiva, el ajuste fiscal, erael punto de partida
para el crecimiento, ya que desataría un círculo virtuoso
de baja de riesgo país y un boom de inversiones, que nunca se verificó.
Ahora, en cambio, se admite que la economía funciona al revés:
que sólo creciendo se puede cerrar el déficit fiscal.
El paquete de salvataje del Fondo Monetario será complementado
por un salvataje doméstico. El Gobierno negocia paralelamente
con los principales bancos locales y AFJP un seguro de refinanciación
de por lo menos un 80 por ciento de los 10 mil millones de
deuda local en dólares que vencen anualmente.
La red de salvataje apunta a tranquilizar a los mercados,
asegurando el repago de la deuda, lo que dados los rendimientos
de los bonos argentinos ya desató la tendencia compradora
y una reducción del riesgo país. Sin embargo, según
los expertos, la baja del riesgo país no caería por debajo
del piso de 7,5 puntos porcentuales (por encima de la tasa del Tesoro
americano). Es el mismo riesgo país que había hace un mes,
antes de la crisis política. Entonces, el problema volvería
a ser el de siempre: cómo se hace para crecer.
Intervención
a tiempo
Para restablecer la confianza es necesario un
impulso político más fuerte que el mostrado hasta
ahora por el presidente Fernando de la Rúa, aconsejó
el diario económico británico Financial Times. En
un editorial titulado Un rescate financiero para Argentina,
consideró que los recortes de gastos previstos en el Presupuesto
para el 2001 son insuficientes. Se debe imponer, en particular,
controles más estrictos de los gastos en las provincias.
Será una tarea política difícil -consideró
el diario, pero el FMI debe insistir en ello. La publicación
consideró que las nuevas reformas anunciadas el viernes
van en la buena dirección. Más aumentos
de impuestos no serían bienvenidos, porque la presión
fiscal ya es relativamente fuerte, agregó. La editorial
del diario de negocios señala que el país no
merece verse librado a los caprichos del mercado. Una intervención
a tiempo del FMI debería impedir que una caída temporal
de la confianza degenere en crisis regional.
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La
opinión desde la city
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Norberto
Sosa
Economista
Ortodoxo
La
medida más dura de todo este paquete, luego de haber aumentado
impuestos a comienzos de año, y luego de haber bajado salarios
en mayo, es la de bajar las jubilaciones. Esta medida no genera
hoy en la sociedad un impacto más violento porque no es sobre
las jubilaciones que hoy se cobran sino sobre las futuras. Pero
realmente desde el punto de vista social es una medida muy brutal.
Cuando todos nosotros nos incorporamos al sistema de las AFJP nos
prometieron que parte de nuestra jubilación, la PBU (Prestación
Básica Universal), iba a estar financiada por el Estado.
Esa parte ya no va a estar más. Indudablemente es una medida
de neto corte ortodoxo que tiene que mejorar la imagen de solvencia
fiscal de mediano plazo. Eso, desde el punto de vista del análisis
que se puede hacer desde un banco de inversión es positivo.
Adolfo
Sturzenegger
Economista
Contradictorio
Hay
medidas positivas y negativas. Entre las más positivas están
el congelamiento del gasto público en los tres niveles del
Gobierno por un período de varios años y las promesas
sobre cambios importantes en la administración tributaria
y en el sistema previsional, aunque los efectos se verán
en el largo plazo. Por el otro lado hay aspectos terriblemente negativos,
como haber permitido nuevos déficit fiscales cambiando una
ya débil ley de responsabilidad fiscal. En este sentido el
paquete es un poco contradictorio. Hay también una excesiva
timidez en la baja de impuestos. Se podría haber aprovechado
el paquete financiero para convencer al FMI de que había
que intentar una baja impositiva un poco más importante.
Pero en conjunto es un paquete de medidas que yo tendería
a apoyar. Algunos gobernadores dicen que es un ajuste. Pero bueno,
¡de esto se trata!
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Dos
visiones críticas
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Claudio
Lozano
Economista del Idep-CTA
Chantaje
Creo
que ya no quedan dudas de que la Alianza por el Trabajo, la
Educación y la Justicia desapareció de la gestión
del Gobierno. El panorama muestra que se reproducen las variantes
de la gestión menemista, como gobernar por decreto. Con este
proyecto no puede generarse una mínima ecuación democrática.
A las restricciones de la convertibilidad y a la política
social, se agrega la limitación tributaria y comercial externa.
A pesar de la magnitud de estas medidas, el poder económico
continúa con su chantaje natural. Siempre debe quedar algo
para decir que no se hace todo lo que se debe. Los tibios aplausos
tras los anuncios y la actitud del Fondo, que no define la magnitud
del dinero del que podrá disponer Argentina, muestran que
estos sectores están midiendo la capacidad política
del Gobierno de imponer las medidas.
Daniel
Carboneto
Economista del MTA
Entregas
Desde
su implementación en 1991, este modelo atacó la economía
popular, pero desde 1998 quedó claro su fracaso técnico,
cuando el retraso del tipo de cambio quiso ser compensado con la
reforma laboral. Como no tuvo el resultado esperado, se empezó
a vivir de los mercados externos. Cuando el capital financiero lo
advirtió, el murmullo fue creciendo y hace unos 15 días
comenzó una enorme presión de los acreedores sobre
el FMI para no dejar que la Argentina ingresara en cesación
de pagos. En contrapartida, los técnicos locales ofrecieron
4 o 5 entregas lamentables, desde la eliminación del sistema
previsional público hasta la suba de la edad jubilatoria
de la mujer. Acá no hay ningún programa económico
que actúe sobre los más afectados, tanto trabajadores
como empresarios. El resultado es inevitablemente el conflicto.
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