Ruckauf,
cuando vaya al noroeste no sonría porque tragará agua.
La leyenda que rezaba el cartel que colgaron estudiantes universitarios
en el frente de la Casa de Gobierno bonaerense en La Plata era un obvio
reclamo por la situación que vive parte de la provincia que está
bajo el agua. Aunque las condiciones climáticas comenzaron a mejorar
ayer, ahora ya son once las localidades aisladas. También hay cuatro
rutas cortadas, más de 300 personas evacuadas y casi 2 millones
de hectáreas están tapadas por el agua, que está
lejos de desagotarse rápidamente. Hoy al mediodía está
prevista una reunión entre el gobernador de Buenos Aires, Carlos
Ruckauf, y el ministro del Interior, Federico Storani, de la que también
participarán los integrantes de los distintos comités de
crisis de las zonas más castigadas.
Un centenar de jóvenes, oriundos de distintos lugares golpeados
por el agua y que viven en La Plata porque estudian en la Universidad
Nacional de esa ciudad, marcharon ayer hacia la sede del gobierno bonaerense
con una consigna: Nos unimos o nos hundimos, y reclamaron
una solución urgente para el problema de las inundaciones.
Su temor es que puedan verse obligados a abandonar los estudios debido
a la crítica situación económica por la que atraviesan
sus padres. Los estudiantes entregaron en la gobernación un petitorio
en el que exigen, entre otras cosas, la urgente instrumentación
de medidas para empezar a solucionar el problema hídrico, como
la construcción de un canal de desagüe con la suficiente capacidad
para drenar semejante volumen de agua como el que hoy se presenta.
Las tormentas pasan y el sol comienza a brillar nuevamente. Sin embargo,
el noroeste bonaerense sigue siendo una gigantesca laguna. La masa hídrica
no parece encontrar el cauce natural de desagüe hacia la cuenca del
Salado y el Río de la Plata. Para encontrar una solución
definitiva al eterno problema de las inundaciones, las autoridades bonaerenses
estimaron que un sistema eficiente para desagotar las aguas que bajan
desde las provincias del norte costaría 1800 millones de pesos.
La lista de poblaciones afectadas por las inundaciones sigue aumentando:
están aisladas localidades de varios partidos de Buenos Aires como
Pehuajó, Florentino Ameghino, Carlos Casares, Leandro Alem, Carlos
Tejedor y Rivadavia. En Lincoln pueden correr la misma suerte las localidades
de Bacaulla y Carlos Salas. Además, están cortadas las rutas
nacional 33, 188 y 226 y la provincial 70. En Vedia es donde se produjo
el mayor número de evacuados, ya que más 117 personas debieron
abandonar sus casas y permanecen alojadas en centros comunales de esa
población.
En cuanto a General Villegas, uno de los partidos más comprometidos,
su intendente, Gilberto Alegre, se mostró más optimista
porque el cese de las lluvias ocurrido ayer permitió el descenso
del agua y, aunque quedan más de 200 mil hectáreas
anegadas reconoció el intendente, la situación
está controlada. Sin embargo, cinco personas debieron ser
evacuadas y permanecen alojadas en el Hogar Municipal de la ciudad. Frente
a la realidad que viven los productores agropecuarios de la zona, y en
referencia a la exención de impuestos dispuesta por el gobierno
de la provincia, Alegre admitió que el problema no es impositivo
sino de subsistencia, y agregó: Hace bastante tiempo
que la capacidad de producción de los campos está directamente
anulada.
En La Pampa, la realidad no es diferente: 250 mil hectáreas están
inundadas y las lluvias caídas provocaron el desmoronamiento de
pozos ciegos y el ablandamiento del pavimento que hizo intransitables
los caminos, lo que provocó una veda de tránsito vehicular.
Las localidades pampeanas más afectadas son Realicó, Speluzzi,
Vértiz, Metileo e Intendente Alvear. Y en Córdoba, para
las 70 familias que vivían en el pueblo de Pincén, prácticamente
desaparecido, existe la posibilidad de que deban mudarse definitivamente
a otra parte.
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