Por
Julian Borger
Desde Miami
Al
Gore volvió a reafirmar ayer que todavía está en
carrera y puede llegar a la Casa Blanca. Tengamos paciencia,
dijo en su segunda intervención pública desde el martes
pasado. Un juez federal en Miami rechazó una demanda de la campaña
de su adversario George Bush Jr. que reclamaba la interrupción
inmediata del recuento manual en el estado clave de Florida. Pero el resto
de la semana promete ser una guerra legal con varios campos de batalla,
desde que la secretaria de Estado de Florida, la republicana Katherine
Harris (que usó de vocero a Bob Crawford), insistió en que
los recuentos manuales deben estar certificados por los condados a las
5 PM de hoy (hora local), siete exactos días después de
la elección presidencial. Esta puntualidad forzosa es imposible
en tres de los cuatro condados en los cuales las autoridades electorales
locales (de mayoría demócrata) pidieron un recuento.
Los jefes de campaña de Gore hicieron una presentación judicial
en la capital estadual de Tallahassee, Florida, para impugnar la decisión
de Harris. Entretanto, los republicanos que habían perdido
en el juzgado de Miami estaban considerando si llevar su reclamo
de un bloqueo del recuento manual a un tribunal superior y, quizás,
incluso a la Corte Suprema.
En el juzgado federal del sur de Florida (Miami), el juez Donald Middlebrooks
escuchó los alegatos de las partes sobre los poderes relativos
de los gobiernos federal y estadual. Y después denegó, con
fundamentos constitucionales, el pedido de los republicanos de interrumpir
el recuento manual. Aunque comparto el deseo de que el proceso llegue
a su fin, no creo en que sea el mejor camino el de involucrar a un tribunal
federal, consideró.
Ayer por la tarde, el gobernador de Texas George W. Bush ganaba en el
recuento de Florida por 388 votos, después de dos recuentos mecánicos
(con máquinas). El Partido Demócrata sostiene que las máquinas,
sistemáticamente por errores en el procesamiento de las boletas,
desfavorecieron la cifra total del apoyo a Gore. Por ello, exigieron recuentos
manuales en Palm Beach, Broward, Volusia y Miami-Dade.
En Palm Beach, el recuento manual de menos de 5000 votos llevó
11 horas que terminaron en la madrugada del domingo. El recuento
total nos llevará seis días divididos en turnos de 14 horas
de siete de la mañana a nueve de la noche, dijo la supervisora
de la comisión electoral de Palm Beach Theresa LePore. Explicó
que para los trabajadores habrá dos turnos diarios de siete horas
y que el recuento se llevará a cabo en el centro de emergencias
del condado.
Entretanto, los funcionarios del condado de Broward empezaron recién
ayer el recuento manual de un muestreo. Y el gigantesco condado de MiamiDade
decidirá recién hoy si proceder o no a un recuento. En cada
condado, los demócratas alegaron que hay razones suficientes, y
particulares, que podrían haber conducido a que los números
de Gore hayan sido mal contados.
Toda la atención de los medios y el público se concentró
ayer en la secretaria de Estado de Florida, Katherine Harris, republicana,
cuya fortuna personal está calculada en más de seis millones
de dólares y que pertenece a una familia enriquecida en la explotación
de frutales, amiga de los Bush. Harris recordó solemnemente (o
hizo recordar) la ley del estado, y dijo que no iba a recibir las certificaciones
de los votos de los condados que llegaran después de las cinco
de la tarde de hoy. Sólo el condado de Volusia podría llegar
a cumplir con ese plazo. Los resultados finales de Florida, dijo Harris,
estarán completos el sábado, una vez que se hayan contado
los votos postales que tienen plazo hasta el viernes.
Los republicanos sostienen que los votos postales van a favorecerlos,
ya que muchos de los residentes de Florida que están ausentes son
militares. Pero los demócratas contaargumentan que los suboficiales
votantradicionalmente por ellos, y que además esperan miles de
votos de judíos que viven en Israel.
De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
El
calendario del culebrón judicial
Una vez
en los tribunales, la lucha por conocer el nombre del futuro titular
de la Casa Blanca puede durar semanas y convertirse en un culebrón
político, judicial y mediático como fueron los casos
Lewinsky y Elián González. Este es el calendario
de los laberintos constitucionales, jurídicos y judiciales
que se vienen.
Martes, 14 de noviembre. Vence el plazo dado por la secretaria
de Estado de Florida Katherine Harris para que los 67 condados
envíen los resultados definitivos del escrutinio a Tallahasse,
la capital del Estado. Pero los demócratas, a los que el
juez federal Donald Middlebrooks autorizó a seguir con
el recuento manual, se disponían a ayer a vencer las batallas
judiciales necesarias para prorrogar ese plazo.
Viernes, 17 de noviembre. Vence el plazo para recibir y
contabilizar los votos por correo de los ciudadanos de Florida.
Sábado, 18 de noviembre. A mediodía, las
autoridades de Florida desean proclamar al vencedor de los comicios
en ese estado, y con ello de las presidenciales. Es probable que
esa proclamación sea retrasada o anulada por acciones judiciales.
21 de noviembre. Un juez federal de Tallahasse celebra
audiencia sobre una demanda ya presentada por particulares denunciando
irregularidades y exigiendo que se prohíba a Florida certificar
los resultados.
18 de diciembre. Reunidos en Colegio Electoral, los compromisarios
de los 50 estados más el distrito de Columbia eligen nuevo
presidente. Se necesitan 270 de los 538 compromisarios. Si continúa
el litigio, los de Florida podrían estar ausentes. Gore
tendría más compromisarios que Bush, pero sin llegar
a 270. Los constitucionalistas discuten si, en ese caso, se requiere
la mayoría de los presentes o de los 538 esperados.
5 de enero. El Congreso certifica el resultado del Colegio
Electoral. Los republicanos disponen de una corta mayoría
en la Cámara de Representantes y podría haber empate
en el Senado, lo que concedería el voto de desempate al
todavía vicepresidente Gore.
20 de enero. Clinton abandona imperativamente la Casa Blanca
y el nuevo presidente toma posesión. Si no hay ninguno
electo, la Oficina Oval la asumiría provisionalmente el
presidente de la Cámara de Representantes, el republicano
Dennis Hastert. En caso de incapacidad de Hastert, el cargo sería
para el más viejo del Senado, el republicano Strom Thurmond,
de 97 años.
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