Por
Javier Lorca
El
Presidente se limitó a incluir en su discurso del viernes pasado
un breve comentario dirigido a las universidades, instándolas a
mejorar su eficiencia en el gasto. Pocas palabras igual bastaron para
despertar la alarma dentro de la comunidad académica: muchos hablaron
de ajuste y arancel. Las interpretaciones sobre qué y por qué
lo dijo van desde que se trata de una simple declaración de principios
con la que todos acuerdan, hasta un guiño para el establishment
y los organismos internacionales (siempre deseosos de achicar la universidad
pública), pasando también por una velada crítica
a los manejos económicos de la UBA y otras casas de estudios.
Fernando de la Rúa dijo: Yo siempre he respetado y siempre
respetaré la autonomía de las universidades nacionales.
Pero creo que es imperativo que en el seno mismo de ellas se haga un esfuerzo
por asignar mejor los recursos que tienen y los que reciban en el futuro.
El compromiso debe involucrarnos a todos. Esa fue la única
referencia a la universidad en su discurso. Luego, desde el Ministerio
de Economía se aseguró que no habrá recorte para
las universidades. Además, para mayor tranquilidad de los universitarios,
el proyecto de presupuesto consensuado la semana pasada en comisión
en la Cámara de Diputados incluye los mismos recursos y programas
que este año se destinaron al sector, más el reconocimiento
de la deuda que se arrastra desde el 99.
Los universitarios consultados por este diario coincidieron en que los
dichos de De la Rúa hablaban más por la mera presencia de
un párrafo sobre universidades que por lo que decían en
concreto. Por eso, también, se dispararon las interpretaciones.
Entre líneas, algunos vieron un simple gesto para satisfacer a
los sectores locales y a los organismos internacionales que pregonan hace
años la necesidad de arancelar la universidad y, así, reducir
el presupuesto de la educación superior pública. Otros creyeron
ver un reflejo de ciertas convicciones que campean en el Ministerio de
Economía y también en el Frepaso. En el equipo de
(José Luis) Machinea hay un planteo muy crítico sobre cómo
se manejan los recursos de la UBA. Y eso, injustamente, lo hacen extensivo
a todo el sistema. También meten en la misma bolsa casos escandalosos
como el de la Universidad de La Rioja, comentó un referente
de la Alianza.
Si ese párrafo lo hubiera dicho Menem, se habría armado
un lío..., comentó el rector de la Universidad de
Misiones, Jorge Bettaglio. Después, atenuó: Lo que
dijo el Presidente está dentro de lo que venimos diciendo los rectores.
Estamos todos de acuerdo en que hay que discutir nuevos criterios de distribución
de los recursos y hacer un esfuerzo importante para llevarle a la sociedad
nuestra producción de conocimiento, dijo.
En diálogo con Página/12, el presidente del Consejo Interuniversitario
Nacional, Mario Barletta, opinó que en las palabras del Presidente
subyacen dos temas. Puede entenderse que hay un pedido de optimizar
a nivel nacional, en todo el sistema, la utilización de los recursos.
Y también que hay que revisar las asignaciones que cada universidad
hace hacia su interior. En el primer caso, el también rector
de la Universidad del Litoral apuntó que, al no haber una
articulación entre las universidades y los terciarios, los recursos
no se aprovechan como se podría hacer en un sistema integrado.
Todos estamos de acuerdo en avanzar hacia ese modelo, sólo falta
una voluntad política para hacerlo más rápida y decididamente.
En el segundo caso, no se aventuró: Hay una gran variedad
de universidades, algunas nuevas y otras centenarias. Es difícil
hacer un análisis general.
Al titular de la Federación Universitaria Argentina (FUA), Manuel
Terrádez, lo que dijo el Presidente no le pareció
ni bien ni mal. Después, la traducción que hizo Machinea
aclaró que no significaba que habrá recortes, sino sólo
un pedido de más eficiencia en el uso de los recursos. Nadie puede
estar en contra de eso. Es sólo una declaración deprincipios.
Un párrafo aparte le dedicó a las propuestas de arancelar
la universidad pública surgidas del Consejo Empresario Argentino,
Idea y el Banco Mundial: Merecen todo nuestro repudio. La gratuidad
de la enseñanza garantiza que la educación es un derecho
de todos. Pero aclaró no hay indicios de que el Gobierno
esté yendo en esa dirección.
Desde el sindicato de los docentes, el secretario gremial de Conadu, Daniel
Ricci, se preguntó qué significa ser más eficientes,
cuando arriba del 85 por ciento del presupuesto de las universidades se
gasta en sueldos y cuando el 70 por ciento de los docentes cobra menos
de 200 pesos. Y agregó: Más barato que las universidades
estatales no hay. Tenemos los salarios más bajos de la administración
pública. Para poder aumentar la eficiencia habría que empezar
por aumentar los recursos.
Para
el tiempo libre... (si queda)
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Becas.
El Grupo Techint concursa, entre egresados de la UBA, dos becas
para cursar doctorados en Ingeniería (UBA) y el Politécnico
de Milán. Las tesis deben versar sobre siderurgia. Informes:
Paseo Colón 850, piso 3º, mema [email protected].
Marcas. Mañana, a las 19.30, comienzan las jornadas
Las marcas de la cultura, en el Rojas, Corrientes 2038.
A la misma hora, en Arenales 1658, se presentará el libro
Performances.
Comunicación. Hoy, a las 18, comienza el seminario
Comunicación y cultura contemporánea,
que darán Jesús Barbero y Beatriz Sarlo en la Fundación
Benjamin. Informes: Mansilla 2686, piso 1º 4, 4961-3764.
Foro. El jueves, a las 18.30, se tratará sobre Vejez
y derechos humanos. En el aula 310, módulo III, del
campus de la UNGS, Juan M. Gutiérrez y José León
Suárez (Los Polvorines).
Poder. La carrera de Ciencia Política (UBA) organiza
hoy un debate sobre ETA-IRA: juegos de poder en el territorio
separatista. A las 18.30, en Uruguay 1037, piso 1º.
Ingeniería. La Universidad de Palermo ofrece una nueva
carrera en Ingeniería Informática. Informes: Mario
Bravo 1302, 4963-1397/1178.
Masters. La UCES dicta charlas informativas sobre su oferta
de masters. Informes: Paraguay
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OPINION
Por José Luis Coraggio*
Libertad, educación y economía
Toda persona
tiene derecho a la libertad de opinión y difusión
del pensamiento sin censura previa. Pero esa libertad queda seriamente
restringida bajo una amenaza continua, cuando nos dan a elegir
entre hiperinflación o desempleo, cuando se nos pide que,
en aras del orden, renunciemos a luchar por derechos
fundamentales a la vez que se garantiza la seguridad jurídica
de unos pocos.
Una causa de la involución argentina es el pensamiento
único, que comenzó con la política
económica de la dictadura y se prolonga hasta hoy día,
subordinándonos a los representantes del gran capital financiero,
que agota la capacidad de inversión del país, y
pugna por exprimirlo al máximo en los plazos más
cortos posibles, antes de que esto se vuelva ingobernable, volviéndolo
así ingobernable.
Ya traspasamos límites vitales y morales, pero nos acercamos
al límite de la viabilidad económica, pues no se
puede crecer sin otra distribución del ingreso, sin otros
límites al monopolio. Pero nos exigen empecinadamente que
la sociedad siga degradándose para alimentar al capital
financiero. Y como la evasión fiscal sigue impune, para
cubrir el déficit y pagar la deuda se pretende reducir
al mínimo el gasto social. FIEL ha iniciado otra ofensiva
para arancelar la educación universitaria, pretendiendo
reducir el presupuesto universitario en 800 millones de dólares.
Afirma que hay inequidad en el país porque el 40 por ciento
de los estudiantes sería de clase media y no paga. Así
se oculta que la inequidad está en un sistema fiscal regresivo,
en la impunidad de la evasión de los más ricos.
Se niega el papel de integrador social de una universidad pública
en la que deben encontrarse las diversas clases sociales, evitando
profundizar la fragmentación social. Lo que pretenden es
una universidad pública pobre para los pobres. Nada dicen
de nuestros bajos indicadores de inversión en educación
con respecto del Norte y otros países del Sur.
Los gobernantes están solos o mal acompañados y
eso los vuelve extremadamente vulnerables a las presiones, aunque
sea en contra de sus mejores intenciones. Es preciso fortalecer
la relación democrática entre representantes y representados.
Y eso exige una esfera pública donde sea posible discutir
todo.
Pensemos cómo salimos de esta situación en que se
ha puesto a la sociedad y al sistema político argentino.
Discutamos libremente. Superemos la vertiginosidad de la noticia
y el anuncio y demos lugar al diálogo razonado. La amenaza
de otra crisis futura no puede preocupar a la mayoría de
los argentinos que ya viven en una crisis permanente y profunda.
La fuga de muchos científicos, profesionales, empresarios
y trabajadores con espíritu de emprendimiento ya se está
dando y será permanente. El acceso libre a la educación
pública en un país que activa sus capacidades productivas
es condición para entrar con eficiencia y equidad en la
tan mentada sociedad del conocimiento.
Sin disposición al riesgo no hay desarrollo posible. Recuperemos
el derecho a imaginar otro futuro. Opinemos responsable y públicamente.
Recursos hay, pero están mal distribuidos. ¿Falta
la disposición a aceptar el desafío? Entonces esperemos
pragmáticamente más de lo mismo, o peor. ¡Y
sálvese quien pueda!
* Rector
de la Universidad Nacional de General Sarmiento.
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