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EL GOBIERNO Y LOS GOBERNADORES PERONISTAS PASARON A CUARTO INTERMEDIO
Un poco más cerca de firmar el documento

Los técnicos oficialistas y opositores acercaron posiciones. La base común es crear unidades ejecutoras de políticas sociales conjuntas entre nación y provincias. El debate que subsiste es quién las conduce. Ruckauf y Colombo, los protagonistas de un largo día.

Carlos Ruckauf se retiró de la reunión con Colombo y sus colegas antes de que terminara y sembró dudas.

Por Fernando Cibeira

La seguidilla de reuniones apenas si sirvió para acercar posiciones pero no alcanzó para que el Gobierno y la oposición llegaran a un acuerdo por el paquete de medidas económicas. El jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, anoche prolongó hasta las 23 un encuentro en su despacho con los gobernadores justicialistas de provincias chicas –los más proclives a congraciarse con la Rosada– pero quedaron en seguir hoy temprano. El gobernador bonaerense Carlos Ruckauf se fue antes y adelantó que “para el acuerdo falta bastante”. El Gobierno ya aceptó compartir la distribución de los planes sociales a través de la creación de las “unidades ejecutoras”, conformadas en conjunto por funcionarios nacionales y de las provincias. La traba, al parecer, pasa por quién maneja esas unidades, una prerrogativa que el Gobierno no quiere ceder de ninguna forma. Con todo, con cada día que pasa la Rosada siente que el blindaje del FMI se complica y los gobernadores opositores quieren hacer negocio con su apuro.
En las reuniones se repiten los protagonistas y los argumentos. Por lo que no es de extrañar que también se cosechen los mismos magros resultados. Al igual que el lunes, Colombo cerró el día reunido con los gobernadores justicialistas aunque, pese a tanta conversación, no conseguían achicar las últimas diferencias. Al jefe de Gabinete –verdadero hombre fuerte del Gobierno en estas negociaciones– lo acompañaba sólo el secretario de Relación con las Provincias, Oscar Cetrángolo. Por parte de los gobernadores peronistas estaban el pampeano Rubén Marín, el jujeño Eduardo Fellner, el tucumano Julio Miranda, el puntano Adolfo Rodríguez Saá, el misionero Carlos Rovira y el jefe del bloque de diputados del PJ, Humberto Roggero.
Ruckauf estuvo en la primera parte y salió avisando que iba a compartir sus conclusiones con el cordobés José Manuel de la Sota y el santafesino Carlos “Lole” Reutemann. “Para el acuerdo falta bastante, no lo veo hoy, Mañana, no sé”, avisó.
Para cuando los gobernadores opositores volvieron a verle la cara a Colombo ya habían pasado varias instancias previas. Primero, la cena del lunes en la Casa de La Rioja de la que también participaron el ministro de Economía, José Luis Machinea, y el diputado radical Jesús Rodríguez, que sirvió para reabrir la instancia negociadora.
Durante el día, el secretario de Programación Económica, Miguel Bein, se encontró con los ministros de Economía de las provincias para poner en un papel los puntos de acuerdo y las diferencias (ver nota aparte). Sobre la base de ese documento, Colombo volvió a convocar a los gobernadores justicialistas luego de que terminó su encuentro con los mandatarios de la Alianza, quienes concurrieron a interiorizarse de los puntos en discusión.
En el medio también hubo incidentes. El viceministro de Desarrollo Social, Gerardo Morales, se salteó los modales que requiere cualquier negociación de este tipo y opinó que los peronistas querían el manejo de los planes sociales para hacer “clientelismo político”. Como respuesta, los diputados del PJ pidieron su renuncia.
Casi al mismo tiempo, en Olivos, el presidente Fernando de la Rúa se reunía con los diputados de la Alianza para explicarles una vez más por qué tenían que aprobar el Presupuesto y les adelantaba el incremento de las partidas para gasto social. No obstante, a la salida, algunos diputados del Frepaso volvieron a mostrarse en contra de varios puntos del paquete de medidas económicas (ver página 6), un dato que fue resaltado por Ruckauf durante la conferencia de prensa que ofreció al salir del encuentro en la Jefatura de Gabinete.
Luego de la partida del gobernador bonaerense, circularon versiones sobre un inminente acuerdo que se firmaría hoy mismo al mediodía. Se sabe que el Gobierno siente que los gobernadores de las provincias chicas son más sensibles a los requerimientos de la Rosada debido a su dependenciaeconómica de las partidas que reciben de Economía e Interior. Sin embargo, toda la presión del Gobierno no alcanzó para ganar la pulseada.
Según se comentaba a última hora, pese al principio de acuerdo que existían en los demás puntos, las diferencias continuaban centradas en la distribución de la ayuda social, un punto en el que los gobernadores han plantado bandera y en el que Gobierno no quiere arriar sus banderas. Cerca de Colombo consideraban haber cedido bastante al imaginar la creación de las “unidades” que unirán a funcionarios nacionales y provinciales para que, juntos, controlen adónde va a parar el gasto social. Pero para el Gobierno, ceder la conducción de esas unidades –como pide el PJ– sería algo parecido a que le pidan que deje de hacer política.

 

Menem cien por cien

Carlos Menem sostuvo ayer que “los gobernadores” deben ser los que manejen los planes sociales en el país y estimó que el presupuesto 2001 será aprobado “en tiempo y en forma” antes de que finalice el año. El ex presidente introdujo de esta manera la pulseada que los mandatarios provinciales mantienen con el Gobierno frente al nuevo paquete de medidas económicas. Menem, además, mostró su optimismo por la suerte futura del justicialismo. “Tengo la certeza de que en el 2003 volveremos a ser gobierno y también en el 2007, en el 2011 y en el 2015”, azuzó durante el acto de la nueva línea Frepeba del justicialismo bonaerense –curiosamente celebrado en un barrio porteño–, asegurando después que el PJ hará “una tercera revolución a partir del 2003 cuando volvamos a ser gobierno”.

 

DIFERENCIAS EN EL PJ ENTRE LAS PROVINCIAS GRANDES Y LAS CHICAS
Cuanto mayor tamaño, mayor dureza

Por Fernando Almirón

Los gobernadores del PJ intentaban evitar –a la hora de negociar su respaldo a las medidas económicas del gobierno nacional y el Presupuesto 2001– que su frente interno se dividiera entre los que administran provincias chicas y los que gestionan provincias grandes. Mientras las provincias pobres se muestran más propensas a cerrar un acuerdo con el poder central, los gobernadores Carlos Ruckauf, José Manuel de la Sota y Carlos Reutemann no están dispuestos a bajarse de las demandas que le formularon al comienzo de las negociaciones al jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, con quien los peronistas continuaban hasta última hora el tira y afloje (ver nota central). Ayer, mientras algunos de sus compañeros aseguraban que se estaba por llegar a un acuerdo, el bonaerense que actuó como representante y portavoz de las tres provincias grandes retrucó: “Todavía estamos lejos de eso”.
Las provincias chicas están menos obsesionadas con la letra chica del acuerdo. Su objetivo principal, casi excluyente, es mantener los niveles de ayuda social que reciben del poder central. Esto es alimentos y planes de trabajo suficientes como para contener las protestas de la gente en sus distritos. “Con eso les alcanza para mantenerse tranquilos en un año electoral”, les reprochan los representantes de las provincias grandes.
Al frente de este grupo, el más tibio, están el presidente del bloque de senadores del PJ, José Luis Gioja, y el jujeño Eduardo Fellner.
Los representantes de las provincias grandes –como Ruckauf, De la Sota y Reutemann– quieren en cambio mayor participación en las decisiones del gobierno nacional. Sus demandas no se limitan a tener el control de la ayuda social destinada a las provincias. También quieren monitorear la dirección de la política económica que impulsa el presidente Fernando de la Rúa y, si les es posible, incorporarle las modificaciones que crean convenientes.
“Lo que ocurra en materia económica a nivel nacional repercute mucho más en aquellos distritos en los que hay actividad productiva”, aseguró un vocero del gobernador Ruckauf. En Córdoba aseguran que para ellos no es tan importante recibir ayuda alimenticia, ya que “el 40 por ciento de los habitantes de la provincia viven directa o indirectamente de la industria automotriz, nosotros lo que reclamamos es reactivar esa industria”.
De todos modos en algo coinciden los mandatarios peronistas, en quedarse con el control del dinero destinado a la ayuda social. Su propuesta de mínima es crear una unidad ejecutora que recibiría todos los fondos que hoy maneja el Ministerio de Desarrollo Social. La de máxima, forzar la renuncia de Graciela Fernández Meijide.
El protagonismo de los mandatarios peronistas, sobre todo de los presidenciales, encendió la alarma en el bloque de diputados del PJ. El jefe de la bancada, Humberto Roggero, no dudo en sumarse a la reunión que ayer a última hora mantenía el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, con los mandatarios Julio Miranda, Rubén Marín, Eduardo Fellner y Adolfo Rodríguez Saá. “La aprobación de leyes es un tema de los legisladores peronistas”, sentenció Roggero cuando se enteró de que se estaban negociando proyectos de ley que no formaban parte del paquete previsto para el acuerdo entre las provincias y la Nación.

 


 

REUNION CON LOS MINISTROS DE ECONOMIA PROVINCIALES
Un pequeño principio de acuerdo

Los ministros de Economía de las provincias justicialistas arribaron a un acuerdo parcial con las autoridades del Palacio de Hacienda de la Nación en torno al control del gasto primario de cada jurisdicción, pero sólo para el próximo año en lugar del compromiso por un lustro reclamado por el Ejecutivo nacional y únicamente cuando mantengan situaciones deficitarias. La contrapartida ofrecida por Economía fue mantener en 1364 millones de pesos el monto mínimo mensual que el Estado nacional gira a las provincias en concepto de coparticipación de impuestos. Asimismo, se alcanzaron acuerdos para compartir el manejo de los fondos sociales. El borrador del acuerdo fue elevado al ministro de Economía de la Nación, José Luis Machinea; al jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, y a los gobernadores para su debate y definición.
Miguel Bein, secretario de Programación Económica, señaló al término del encuentro en el Palacio de Hacienda que “terminamos una propuesta técnica que tiene un gran número de acuerdos y algunos puntos sobre los que no se ha acordado”. Aunque se negó a dar precisiones, trascendió que las provincias peronistas habrían conseguido el manejo de planes de asistencia social de manera conjunta con el gobierno nacional, a cambio de la creación de un padrón único de beneficiarios. El gobierno nacional aceptaría conformar junto a los Estados provinciales grupos de trabajo conjuntos para ejecutar los programas de empleo y de desarrollo social, como parte del acuerdo que incluye la prórroga del Compromiso Federal que promovió el presidente, Fernando de la Rúa.
Las diferencias se mantienen en los montos a distribuir a partir del año 2002. El Gobierno pretende mantener el tope de 1364 millones de pesos, lo cual fue rechazado por las provincias. La Nación propuso asegurar una transferencia mínima mensual de 1400 millones de pesos para el año 2003, de 1440 millones en 2004 y de 1480 millones en 2005. Entre los puntos del borrador también se contempla que las jurisdicciones provinciales podrán disponer libremente de hasta el 50 por ciento de los fondos con asignación específica durante la vigencia del compromiso federal. Además, el Gobierno mantendrá el Programa de Saneamiento Fiscal y Financiero hasta el año 2005, a través del Fondo Fiduciario para el Desarrollo Provincial y el Banco de la Nación Argentina.
En otro punto, las provincias se comprometen a eliminar todas aquellas cláusulas de convenios y estatutos que impliquen el aumento automático de las remuneraciones de los funcionarios y empleados públicos. Finalmente, el borrador prevé que, en caso de que al 31 de diciembre de 2003 no se hubiera sancionado la nueva Ley de Coparticipación Federal, el Ejecutivo elevará al Congreso un proyecto de ley que incluya dentro de la masa de fondos a coparticipar todos los recursos nacionales, excepto los derechos sobre el comercio exterior, pero incluyendo los impuestos a la nómina salarial. Ese proyecto también incluiría que los recursos a transferir a las provincias durante cada año serán el promedio de lo recaudado coparticipable en los tres años anteriores.

 

Cavallo se ofrece como intermediario

Una vez más, Domingo Cavallo está intentando tener protagonismo en el gobierno de la Alianza. Esta vez tratará de conversar con los gobernadores peronistas para que “tomen conciencia” de la situación y apoyen el paquete de medidas que impulsa el presidente Fernando de la Rúa para obtener el famoso “blindaje financiero”. Así lo explicó ayer en una entrevista radial el economista Adolfo Sturzenegger y lo confirmaron más tarde a este diario en las filas del ex ministro. “La idea no es convencer, sino explicar lo que él piensa. Y lo que piensa es que están bien los títulos de las medidas, pero hay que ver la letra chica y en qué tiempo se implementan”, explicaron en su entorno. El domingo, Cavallo se encontró de casualidad con el gobernador de Santa Fe, Carlos Reutemann, en una confitería que está cerca la cancha de River Plate y estuvieron hablando sobre el paquete que impulsa el Gobierno. Ese mismo día, Cavallo también se comunicó por teléfono con el gobernador bonaerense, Carlos Ruckauf, y hablaron sobre el mismo tema. A los dos les dijo lo que pensaba: que las medidas son buenas en términos generales –Cavallo no coincide, por ejemplo, en que sea necesario aumentar la edad jubilatoria de las mujeres–, pero que hay que esperar para ver la “letra chica” del paquete y que sería bueno que en una segunda etapa vengan las medidas de reactivación.
El ex ministro de Economía intentó ayer seguir comunicándose con gobernadores, pero no pudo hacerlo porque fue un día muy movido para los mandatarios provinciales, que mantuvieron reuniones en diferentes lugares. De todas formas, el líder de Acción por la República alberga la esperanza de poder reunirse con ellos en los próximos días para intercambiar opiniones sobre el paquete. “La idea es apoyar al Gobierno, pero no está en Cavallo la intención de ser gestor de estas medidas. En la Cámara de Diputados vamos a dar quórum, pero no vamos a acompañar a pies juntillas”, dijo uno de los principales operadores del ex ministro en la Cámara baja. Otro compartió una “crítica sutil” que Cavallo suele hacer por estos días: “Dice que las medidas se lanzaron con cierto cargo de conciencia, que faltó convencimiento a la hora de hacer los anuncios y que así no se termina de generar un shock de confianza”.

 

 

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