No he recibido sobornos
ni hubiera permitido la más mínima insinuación,
dijo ayer el senador justicialista Remo Costanzo después de declarar
en el juzgado de Carlos Liporaci en la causa en que se investiga el supuesto
pago de coimas a senadores a cambio de que votaran la reforma laboral.
Y calificó al anónimo en el que aparecía involucrado
como una burda infamia y una mentira. Con su testimonio terminó
la ronda de indagatorias. Uno de los colaboradores de Costanzo está
acusado de haber sido uno de los distribuidores de dinero de las supuestas
coimas. Ahora el juez dictará medidas complementarias para resolver
si procesa a los legisladores bajo sospecha.
El rionegrino Costanzo dijo que la Ley de Reforma Laboral se negoció
políticamente y aseguró que no medió ni
siquiera algún ofrecimiento de favores a miembros del Senado.
Además calificó como abominable y como una
burda infamia y una mentira la difusión del anónimo
titulado Soborno: la trama secreta, donde se denunciaban las
presuntas maniobras en la Cámara alta.
Debo tener algún enemigo, disparó el senador,
que aparecía involucrado en el famoso anónimo que circuló
por el Congreso. Acompañado por su abogado Esteban Righi, pidió
también que la Justicia investigue además quiénes
fueron los autores de aquel texto.
Un colaborador de Costanzo, Martín Fraga, fue indagado la semana
pasada, sospechoso de haber repartido, junto con el ex secretario parlamentario
Mario Pontaquarto, al parecer entre 5 y 10 millones de pesos para que
se sancionara la ley laboral.
Es probable que en los próximos días el juez Liporaci haga
lugar a algunas de las medidas solicitadas por los fiscales Eduardo Freiler
y Federico Delgado. Por ejemplo, dispondría un careo entre los
sindicalistas Hugo Moyano, Juan Palacios, Omar Viviani y el diputado Saúl
Ubaldini, con el titular del gremio de Obras Sanitarias, Rubén
Pereyra. Los cuatro primeros aseguraron que, en abril, escucharon de boca
del entonces ministro de Trabajo, Alberto Flamarique, la frase para
los senadores tengo la Banelco. También ordenaría
un careo entre el senador Antonio Cafiero y sus colegas Angel Pardo, Eduardo
Bauzá y Ramón Ortega; y otro entre el senador del PJ Emilio
Cantarero y la periodista María Fernanda Villosio, que declaró
ante el juez que el legislador le confesó que se había beneficiado
con supuesto dinero sucio a cambio de votar la ley.
MARQUEVICH
ANTE LA MAGISTRATURA
Un famoso juez sin culpa
Si hice algún lío
fue porque me salió mal. Nunca quise proteger a nadie, dijo
ayer el juez federal de San Isidro Roberto Marquevich al declarar ante
la Comisión de Acusación del Consejo de la Magistratura.
El magistrado declaró durante más de cuatro horas sobre
varias causas por las que se tramita un pedido de juicio político
en su contra.
Marquevich habló en tono distendido y por momentos humorístico.
En relación con Alfredo Yabrán, aseguró que nunca
tuvo con él contacto telefónico. Un rastreo de llamadas
había mostrado comunicaciones entre líneas del magistrado
y del empresario. Lo que reconoció es que había mantenido
una reunión personal con Yabrán y con su abogado. Yabrán
querelló al juez de San Isidro Conrado Bergesio y al ex ministro
Domingo Cavallo y yo les tomé declaración, señaló.
El mismo juez Bergesio pidió la remoción de Marquevich pero
en relación con otro tema: la no concesión del arresto domiciliario
al dictador Jorge Rafael Videla, debido a sus 70 años. Pero Marquevich
replicó: Para mí, aún hoy Videla no debería
estar en su casa sino en la Unidad 16 del Servicio Penitenciario. La ley
habla de prisión domiciliaria cuando hay de por medio una enfermedad
terminal. Si yo, a mi mamá que tiene 87 años le pido que
mate a cuatro personas que me están molestando, al día siguiente
no puedo estar comiendo un asadito con ella en la casa, añadió.
Cuando le tocó hablar sobre el expediente de la llamada Operación
Strawberry el que más lo comprometía se
defendió diciendo que sus decisiones en primera instancia habían
sido refrendadas por la Cámara Federal de San Martín. Luego
cuestionó el fallo del Tribunal Oral Federal 3 que criticó
su actuación y dictó la nulidad de toda la causa.
El consejero Mario Gersenobitz había elaborado un dictamen aconsejando
que el caso pasara al jury de enjuiciamiento. Pero después del
hábil testimonio que Marquevich dio ayer, otros miembros del Consejo
empezaron a poner en duda esa idea.
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