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ENTREVISTA AL DIRECTOR DANIEL GIMELBERG
Argentino for export

Es arquitecto, y con el dinero de una indemnización concibió, "Hotel Room", que rodó junto al catalán Cesc Gay. Es un film de bajísimo presupuesto, en el que actuaron muchos vecinos del Harlem Latino.

Daniel Gimelberg rodó su ópera prima en New York, a los 36 años.

Por Ana Bianco

El director argentino Daniel Gimelberg filmó en Nueva York Hotel Room (EE.UU./España 1997), su ópera prima porque la vida, a veces, lleva a la gente por caminos que ni siquiera pensaba transitar. Fue el azar, cuenta, lo que lo unió al catalán Cesc Gay, guionista y codirector. Juntos idearon una historia de corte esencialmente urbano, hablada en inglés y retratada en blanco y negro, con fondo musical de jazz. Pero no tenían cómo financiarla. Hasta que una indemnización, que no reparaba un episodio traumático para su familia, pareció marcarles el camino. Gimelberg reside actualmente en Buenos Aires, es arquitecto y trabaja como director de arte en publicidad. En video filmó Del Bronx a Valentín Alsina en 1987 y en el 1990 escribió y dirigió el cortometraje de ficción El pueblo donde no baja nadie, que obtuvo el premio Leonardo Favio a la mejor edición.
El realizador, de 36 años, compartió con Página/12 el proceso de gestación de Hotel Room desde que surgió en 1995 en Nueva York hasta su cierre en Buenos Aires en el 2000. Luego de recibir el elogio de la crítica especializada y de haber participado en numerosos festivales -entre otros el Festival de Cine Independiente de Buenos Aires (1999) y en la Sección Zabaltegui del Festival del Cine de San Sebastián en 1998–, el film será estrenado mañana en la Argentina. En Hotel Room los personajes deambulan por el interior de una habitación 426, que en realidad es el living de una casa, el único set posible para los escasos de fondos. El elenco está conformado por actores del teatro off de Broadway, que conviven en el set con otros no profesionales, vecinos elegidos ocasionalmente por los directores.
–¿Cómo surgió la idea que terminó en Hotel Room?
–En el ‘93 me llamó un amigo de Nueva York para trabajar como arquitecto en el reciclado de un edificio antiguo en Manhattan. Quería probar suerte allí y con el sueño lejano de hacer una película, de estudiar o filmar un corto, me mandé. Terminé mi trabajo y mi amigo me ofreció continuar en la obra como carpintero. A los pocos meses se sumó al trabajo un catalán, Cesc, y me confesó sus intenciones de hacer cine. Mientras restaurábamos las ventanas hablábamos de cine y de nuestros proyectos. Conseguimos un pase para la biblioteca de la Universidad de Columbia y a partir de las seis de la tarde nos convertíamos en escritores. Cuando se nos terminaron los arreglos de carpintería empezamos a hacer traducciones. A fines del ‘94 me llamó mi madre para decirme que habíamos ganado el juicio contra el conductor del vehículo que causó la muerte de mi viejo. De este modo mi padre sin saberlo se convirtió en el productor de la película con los 25.000 dólares que recibí. Cuando regresó Cesc de España le reiteré las ganas de cumplir juntos el sueño de filmar en Nueva York. Así surgió el proyecto: nos emborrachamos y nos propusimos dedicarnos a la película.
–¿Cómo dieron con los “personajes” de la película?
–Publicamos un aviso en la revista Backstage, solicitando actores para trabajar “de onda”, gratis, en un largometraje de cine independiente. A la semana habíamos recibido 2000 fotos con currículos en la casa de Cesc. El personaje del mago Xavier Domingo, que resultó ser catalán, así como el de la prostituta y el suicida surgieron del casting. Al encuentro entre el mago y la prostituta lo ensayamos más de un mes y fue una de las historias mejor resueltas. Una vecina nuestra, asistente de producción durante la película, hizo de novia y hasta aportó su propio vestido. Los restantes fueron actores amigos o gente del off Broadway. La película es una comedia negra, urbana, con diferentes historias que pueden suceder o no en una habitación de hotel de una ciudad. Los personajes tienen un carácter solitario y pasajero. Una habitación de hotel es un lugar bueno para reflejar esas cosas. La hilación de los personajes tiene que ver connuestra historia. El hecho de que fuéramos pasajeros en Nueva York, por ejemplo: ahí uno está de paso, pero al mismo tiempo siente que está viviendo. Es difícil contestarse la pregunta “de dónde sos”, porque en algún momento sos de ahí.
–¿La película se filmó realmente en un hotel?
–En realidad era el living de mi casa en el Harlem Latino, que compartía con otros amigos. Hicimos un relevamiento visual. En todo momento por separado y juntos nos metimos en hoteles de Nueva York a mirar. Buscamos muebles en el ejército de salvación. No teníamos plata, pero sí tiempo. Mi habitación terminó siendo ese living. Ideas visuales y de sonido me surgieron ahí, ya que trabajaba y dormía en ese lugar, en el set.
–¿Qué le dejó como enseñanza su primer largo?
–Es muy importante la dedicación full time al guión. Nosotros teníamos algunos referentes similares en nuestros gustos: Jarmush, Buñuel y Scorsese, pero durante la filmación nos propusimos no mirar muchas películas. El principal ejercicio era hablar e ir creando en esa búsqueda. Desde que decidimos filmar en una habitación vimos un par de películas, entre ellas La soga, de Hitchcock. En realidad volvimos a ver películas filmadas en una sola locación. Nos dimos cuenta de que se podía filmar sin sentirnos encerrados, pero teníamos que usar la mayor cantidad de ángulos de cámaras posibles y de allí surgió la necesidad de hacer el storyboard.

 

 

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