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EL PJ OBTUVO 225 MILLONES PARA GASTO
SOCIAL, PERO SIGUE DILATANDO LA FIRMA DEL ACUERDO
Con Ruckauf a la cabeza, el peronismo va por más

A la mañana parecía que el arreglo estaba sellado. Hasta tenía horario para firmarse. La base era dejar de lado las unidades ejecutoras y otorgar a las provincias una partida de 225 millones para gasto social. Pero luego la oposición dobló la apuesta y planteó nuevas condiciones, entre ellas poner límite al congelamiento del gasto. Su estrategia es aprovechar la urgencia del Gobierno para seguir negociando ventajosamente. Hoy habrá otro round.

Los gobernadores peronistas Carlos Ruckauf y José Manuel de la Sota en su cotidiana vista al CFI.

Por Fernando Cibeira y Fernando Almirón

Parecía que había fumata blanca y que sólo faltaba ponerle hora al encuentro en Olivos. De repente, el acuerdo entre el Gobierno y la oposición volvió a quedar en el aire. Como viene haciendo cada noche, Carlos Ruckauf salió de la reunión con los gobernadores justicialistas en plan combativo. “Difícilmente se firme mañana, quizá ni esta semana”, lanzó. La traba sobre la ayuda social se levantó: el Gobierno conserva el control de los planes sociales como hasta ahora, pero agrega al Presupuesto otros 225 millones de pesos en planes de empleo y alimentos que distribuirán las provincias. Ahora la pelea está centrada en los fondos que recibirán las gobernaciones hasta el 2005. Los gobernadores del PJ admitían que, en circunstancias normales, se hubieran dado por hechos con los millones extra conseguidos, pero que ahora sabían que podían ir por más, conociendo el apremio del Gobierno por cerrar el acuerdo que garantice la llegada del blindaje salvador del FMI.
El jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, creía haber derribado la última puerta en la reunión que mantuvo ayer por la mañana –que era continuación de una del día anterior que a su vez continuaba a otra– con los gobernadores justicialistas. Colombo había conseguido que el ministro de Economía, José Luis Machinea, le diera el okay para habilitarle una importante partida extra en ayuda social que se agregará al Presupuesto 2001 de las provincias para que administren los gobernadores como mejor les parezca. A cambio, los dirigentes opositores desistían de su pretensión de manejar las “unidades ejecutoras” que, en un momento, se pensaron como salida para la distribución conjunta. Con el nuevo acuerdo, lo de las unidades quedó en la nada.
Del encuentro mañanero, Ruckauf salió conforme. “Han cambiado algunas cosas”, opinó, en referencia al ofrecimiento de la Rosada. “Creo que el acuerdo no tenía contenido social y empieza a tenerlo”, añadió. A propósito: otra de las estrategias de los gobernadores peronistas a lo largo de esta negociación ha sido la de mantener la bandera social como propia, mientras que al Gobierno lo dejan “del lado del Fondo Monetario”, como explicaba uno de los peronistas que salía de la reunión que terminó anoche justo antes del partido de la selección argentina.
A partir de ahí, los gobernadores del PJ organizaron una reunión con sus técnicos en el CFI para la tarde. Mientras, Colombo se encontró con los jefes de provincias de la Alianza que se enteraron de las mejoras conseguidas por sus colegas peronistas. Los gobernadores aliancistas arreglaron que hoy firmarán el acuerdo con el presidente Fernando de la Rúa, cuestión de que el Gobierno pueda mostrar un adelanto a los mercados mientras continúa la discusión con el peronismo.
También el ministro del Interior, Federico Storani, se encontró por la tarde con algunos gobernadores peronistas como el puntano Adolfo Rodríguez Saá y el riojano Angel Maza. En ambos encontró predisposición para firmar el acuerdo. El Gobierno sabe que los encargados de provincias chicas están más urgidos en cerrar un acuerdo debido a las abultadas deudas que cargan de arrastre. En cambio, los de las provincias grandes –Ruckauf, José Manuel De la Sota y Carlos Reutemann, más otros como Néstor Kirchner, que tienen cuentas superavitarias– manejan objetivos políticos.
En el CFI había tres reuniones diferenciadas. Los gobernadores peronistas por un lado, los diputados nacionales conocedores de temas económicos y una restante de técnicos encabezados por el ex funcionario de Hacienda Saúl Bouer. En el examen de la letra chica, los técnicos concluyeron que el acuerdo sobre congelamiento del gasto daba margen para la injusticia en caso de un imaginario aumento record de la recaudación tributaria en los próximos años.
Es que el acuerdo armado entre Economía y las provincias el lunes estableció que la Nación y las provincias congelarán sus gastos hasta el 2005. Como contrapartida, la Nación garantizará un envío mensual a las provincias de 1364 millones durante los años 2001 y 2002, y un pisocreciente para los próximos años, hasta llegar a los 1480 millones en el 2005. Pero la cuenta no les cerraba a los gobernadores peronistas, que calculaban para entonces un gasto mensual de 2 mil millones. Por eso pedían más que un aumento proporcional en caso de recaudaciones generosas.
“Queremos ayudar al Presidente, pero en la letra chica del acuerdo hay temas importantes para analizar”, cambió de opinión entonces Ruckauf. Hasta ese momento, en Gobierno daban por descontado que la firma del acuerdo se haría hoy. Hasta tenía hora y lugar: a las 17 en la quinta de Olivos. En la Jefatura de Gabinete, Colombo esperaba un llamado de confirmación. Por entonces, sólo había escuchado más pedidos: Bouer lo había consultado sobre la posibilidad de subir a 400 millones la ayuda social extra. Colombo le respondió que eso no sería aceptado por el FMI.
En la medida en que sus reclamos son atendidos, en la oposición sienten que pueden correr un poco más para adelante el límite de sus reclamos. “El lunes a la noche, Colombo vino a vernos la Casa de La Rioja con un discurso duro. Ayer, estaba hecho una seda. Es que a medida que el tiempo se acorta, ellos están más preocupados y nosotros tenemos más para ganar”, explicaba ayer un vocero justicialista que acampaba en el CFI.
Con todo, los hombres del PJ admitían que el acuerdo no podía demorarse mucho más. “Se va a firmar seguro. Pero vamos a intentar conseguir algo más”, evaluaban. Ruckauf tiró la idea de la semana que viene. Había gobernadores del PJ que también hablaban de estirar la definición hasta la reunión que tienen pautada el fin de semana en Calafate. Sin embargo, la idea que prevalecía era que hoy mismo se tensara al máximo la cuerda de la negociación para terminar cerrando el acuerdo tal vez mañana, viernes.
Mientras tanto, el justicialismo tiene previsto hacer gala de sus múltiples recursos para embarullar cualquier tratativa. Los diputados reunidos en el CFI –Humberto Roggero, Oscar Lamberto, Eduardo Camaño y Jorge Remes Lenicov– sostuvieron que era necesario que el Frepaso firmara también el acuerdo. “Queremos que Chacho Alvarez meta el gancho igual que nosotros”, era la chicana favorita, mientras hacían fila rumbo a la salida para ir a ver el triunfo de Argentina.

 

Claves

La aprobación del PJ al acuerdo entre el Gobierno y el FMI pareció destrabarse cuando el oficialismo les aseguró a los gobernadores opositores 225 millones al año para gasto social.
Pero luego el PJ volvió a endurecer su postura y a discutir la letra chica.
El peronismo pesca en el río revuelto de las negociaciones, aprovechando las necesidades del Gobierno y su coyuntural fortaleza en la mesa de acuerdo.
Cada sector endurece sus posiciones según su potencial adversario en la interna del PJ. Tal los casos de Ruckauf y De la Sota.
Incluso Menem, que en un principio había dado su aprobación a acordar las medidas, desautorizó a Bauzá y a Corach, que se ofrecieron de mediadores para ablandar posiciones.
El bloque de diputados del Frepaso se rebeló contra la decisión presidencial de implementar por decreto la reforma previsional.
El gobierno de Aníbal Ibarra también se diferenció del nacional dando a conocer que no congelará su presupuesto.

 

La cinchada por Morales

Los diputados de la Alianza respaldaron al viceministro de Desarrollo Social, el radical Gerardo Morales (foto), en sus críticas a las provincias que “utilizan la ayuda social para pagar sueldos y hacer clientelismo político”. Además de apoyar a Morales, los aliancistas se enfrentaron con los legisladores peronistas que reclamaron la renuncia del viceministro y lo calificaron de “ineficiente”. “La oposición justicialista, que acusa a funcionarios de la Alianza de incapaces, gobierna desde hace años provincias con alta conflictividad social, sin dar respuestas a los reclamos de la gente”, opinó el jefe del bloque radical, Horacio Pernasetti. El bloque parlamentario de la Alianza reivindicó la actuación de Morales en el último corte de ruta en la norteña localidad de Tartagal. Los aliancistas también respaldaron a los secretarios de Empleo, Horacio Viqueira, y de provincias, Walter Ceballos.

La Capital no congela

El jefe del bloque de legisladores porteños de la Alianza, Ariel Schifrin (foto), consideró ayer que “sería un despropósito” que la ciudad de Buenos Aires fuera sometida a un congelamiento de sus gastos, por ser “una jurisdicción con superávit” y descartó “firmar un compromiso con esas condiciones”. Con estas palabras, el legislador subrayó que el gobierno de la Ciudad a cargo del frepasista Aníbal Ibarra no se ajustará a los requerimientos del Ejecutivo Nacional, que anoche intentaba negociar con los gobernadores peronistas un acuerdo que congele el gasto y fije topes al déficit por los próximos cinco años. Por su parte, el secretario de Hacienda porteño, Miguel Angel Pesce, descartó la posibilidad de “un ajuste” en la ciudad. Las declaraciones se suman a los gestos de diferenciación respecto del gobierno nacional que viene ensayando Ibarra desde que detonó la crisis provocada por la renuncia a la vicepresidencia de Carlos “Chacho” Alvarez.

 

EL PERONISMO, SU ESTRATEGIA Y SUS INTERNAS
Unos pagan, los otros cobran

Por F.A

Gobernadores y dirigentes justicialistas intentarán exprimir hasta la cáscara el período de debilidad por el que atraviesa la gestión de Fernando de la Rúa –y su coyuntural fortaleza ante la negociación del acuerdo– para obtener un jugo que refresque su propia interna. Los peronistas descubrieron que, tal como lo graficó un mandatario del PJ, “cada día que pasa sin que se firme el entendimiento con la Nación representa un costo político inverso: mientras el Gobierno paga nosotros pasamos a cobrar por la ventanilla del 2001”. Los máximos líderes del peronismo no ignoran esta situación de la que buscarán sacarle provecho electoral con vistas a las elecciones legislativas del año próximo con la pasión puesta en las presidenciales del 2003. Y alimentar las hambrientas cajas de los tesoros provinciales.
El cordobés José Manuel de la Sota llegó el domingo de Londres por lo que no estuvo en la reunión que el Presidente había convocado en Olivos. El lunes no dudó en instalarse en un hotel pegado al Consejo Federal de Inversiones (CFI) – virtual sede de los mandatarios del PJ– cuando comprobó que Carlos Ruckauf se había instalado en el centro de la escena. El bonaerense se había parado entre sus pares como el vocero de las provincias grandes en la interna con los representantes de los territorios chicos. “No ignoramos que las provincias pobres gobernadas por el justicialismo están urgidas de los fondos que le gira el gobierno nacional”, explicó a Página/12 un funcionario del gobierno bonaerense: “No podíamos firmar un acuerdo de mínima, como estaban dispuestos a hacerlo ellos, cuando podíamos ir por más”.
De la Sota tomó nota de la estrategia de Ruckauf, quien aprovechó las demandas de los mandatarios de las provincias más importantes para agregarles su propio discurso político, y no tardó en hacer la valija con la que desembarcó en Buenos Aires.
Algo similar sucedió con Carlos Menem, quien en un principio estaba dispuesto a sellar con el gobierno nacional un acuerdo que les asegurara a las provincias puntualidad e independencia en el manejo de las partidas del Tesoro destinadas a la ayuda social. Sin embargo, el martes Menem frenó de un golpe las gestiones de acercamiento entre el Ejecutivo y la oposición que habían iniciado Carlos Corach y Eduardo Bauzá. Buenos oficios que el jefe del PJ consideró demasiado tibios con el gobierno del que Menem considera que hay que tomar tanta distancia como la que separa a la Casa Rosada de su residencia “La Rosadita”, en Anillaco.
Bauzá quedó descolocado cuando ya estaba sumergido en el centro de las negociaciones de las que participó hasta ayer por la noche, en el CFI.
Una actitud similar fue adoptada por los legisladores peronistas. El jefe del bloque del PJ en Diputados, Humberto Roggero, dejó en claro ante sus gobernadores que el acuerdo que se firme con la Alianza no debe incluir el compromiso de aprobar leyes del Ejecutivo a ojos cerrados. “Que las provincias defiendan sus intereses, pero no a costa de nuestras manos levantadas apoyando una legislación redactada por el FMI”, afirman en el bloque.
Más allá de sus diferencias e intereses electorales, los referentes nacionales del PJ coincidieron en los pronunciamientos de fuerte tono opositor. “Estamos muy cerca de que nos vaya muy mal”, dijo De la Sota. “Serenarán a Wall Street” pero no traerán inversiones si la Argentina “está incendiada, con cortes de rutas y manifestaciones sociales”, dijo Ruckauf. “Yo no voto un acuerdo difuso”, agregó el santacruceño Néstor Kirchner.

 

 

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