Por Fernando Cibeira
y Fernando Almirón
Parecía que había fumata blanca y que sólo faltaba
ponerle hora al encuentro en Olivos. De repente, el acuerdo entre el Gobierno
y la oposición volvió a quedar en el aire. Como viene haciendo
cada noche, Carlos Ruckauf salió de la reunión con los gobernadores
justicialistas en plan combativo. Difícilmente se firme mañana,
quizá ni esta semana, lanzó. La traba sobre la ayuda
social se levantó: el Gobierno conserva el control de los planes
sociales como hasta ahora, pero agrega al Presupuesto otros 225 millones
de pesos en planes de empleo y alimentos que distribuirán las provincias.
Ahora la pelea está centrada en los fondos que recibirán
las gobernaciones hasta el 2005. Los gobernadores del PJ admitían
que, en circunstancias normales, se hubieran dado por hechos con los millones
extra conseguidos, pero que ahora sabían que podían ir por
más, conociendo el apremio del Gobierno por cerrar el acuerdo que
garantice la llegada del blindaje salvador del FMI.
El jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, creía haber derribado la
última puerta en la reunión que mantuvo ayer por la mañana
que era continuación de una del día anterior que a
su vez continuaba a otra con los gobernadores justicialistas. Colombo
había conseguido que el ministro de Economía, José
Luis Machinea, le diera el okay para habilitarle una importante partida
extra en ayuda social que se agregará al Presupuesto 2001 de las
provincias para que administren los gobernadores como mejor les parezca.
A cambio, los dirigentes opositores desistían de su pretensión
de manejar las unidades ejecutoras que, en un momento, se
pensaron como salida para la distribución conjunta. Con el nuevo
acuerdo, lo de las unidades quedó en la nada.
Del encuentro mañanero, Ruckauf salió conforme. Han
cambiado algunas cosas, opinó, en referencia al ofrecimiento
de la Rosada. Creo que el acuerdo no tenía contenido social
y empieza a tenerlo, añadió. A propósito: otra
de las estrategias de los gobernadores peronistas a lo largo de esta negociación
ha sido la de mantener la bandera social como propia, mientras que al
Gobierno lo dejan del lado del Fondo Monetario, como explicaba
uno de los peronistas que salía de la reunión que terminó
anoche justo antes del partido de la selección argentina.
A partir de ahí, los gobernadores del PJ organizaron una reunión
con sus técnicos en el CFI para la tarde. Mientras, Colombo se
encontró con los jefes de provincias de la Alianza que se enteraron
de las mejoras conseguidas por sus colegas peronistas. Los gobernadores
aliancistas arreglaron que hoy firmarán el acuerdo con el presidente
Fernando de la Rúa, cuestión de que el Gobierno pueda mostrar
un adelanto a los mercados mientras continúa la discusión
con el peronismo.
También el ministro del Interior, Federico Storani, se encontró
por la tarde con algunos gobernadores peronistas como el puntano Adolfo
Rodríguez Saá y el riojano Angel Maza. En ambos encontró
predisposición para firmar el acuerdo. El Gobierno sabe que los
encargados de provincias chicas están más urgidos en cerrar
un acuerdo debido a las abultadas deudas que cargan de arrastre. En cambio,
los de las provincias grandes Ruckauf, José Manuel De la
Sota y Carlos Reutemann, más otros como Néstor Kirchner,
que tienen cuentas superavitarias manejan objetivos políticos.
En el CFI había tres reuniones diferenciadas. Los gobernadores
peronistas por un lado, los diputados nacionales conocedores de temas
económicos y una restante de técnicos encabezados por el
ex funcionario de Hacienda Saúl Bouer. En el examen de la letra
chica, los técnicos concluyeron que el acuerdo sobre congelamiento
del gasto daba margen para la injusticia en caso de un imaginario aumento
record de la recaudación tributaria en los próximos años.
Es que el acuerdo armado entre Economía y las provincias el lunes
estableció que la Nación y las provincias congelarán
sus gastos hasta el 2005. Como contrapartida, la Nación garantizará
un envío mensual a las provincias de 1364 millones durante los
años 2001 y 2002, y un pisocreciente para los próximos años,
hasta llegar a los 1480 millones en el 2005. Pero la cuenta no les cerraba
a los gobernadores peronistas, que calculaban para entonces un gasto mensual
de 2 mil millones. Por eso pedían más que un aumento proporcional
en caso de recaudaciones generosas.
Queremos ayudar al Presidente, pero en la letra chica del acuerdo
hay temas importantes para analizar, cambió de opinión
entonces Ruckauf. Hasta ese momento, en Gobierno daban por descontado
que la firma del acuerdo se haría hoy. Hasta tenía hora
y lugar: a las 17 en la quinta de Olivos. En la Jefatura de Gabinete,
Colombo esperaba un llamado de confirmación. Por entonces, sólo
había escuchado más pedidos: Bouer lo había consultado
sobre la posibilidad de subir a 400 millones la ayuda social extra. Colombo
le respondió que eso no sería aceptado por el FMI.
En la medida en que sus reclamos son atendidos, en la oposición
sienten que pueden correr un poco más para adelante el límite
de sus reclamos. El lunes a la noche, Colombo vino a vernos la Casa
de La Rioja con un discurso duro. Ayer, estaba hecho una seda. Es que
a medida que el tiempo se acorta, ellos están más preocupados
y nosotros tenemos más para ganar, explicaba ayer un vocero
justicialista que acampaba en el CFI.
Con todo, los hombres del PJ admitían que el acuerdo no podía
demorarse mucho más. Se va a firmar seguro. Pero vamos a
intentar conseguir algo más, evaluaban. Ruckauf tiró
la idea de la semana que viene. Había gobernadores del PJ que también
hablaban de estirar la definición hasta la reunión que tienen
pautada el fin de semana en Calafate. Sin embargo, la idea que prevalecía
era que hoy mismo se tensara al máximo la cuerda de la negociación
para terminar cerrando el acuerdo tal vez mañana, viernes.
Mientras tanto, el justicialismo tiene previsto hacer gala de sus múltiples
recursos para embarullar cualquier tratativa. Los diputados reunidos en
el CFI Humberto Roggero, Oscar Lamberto, Eduardo Camaño y
Jorge Remes Lenicov sostuvieron que era necesario que el Frepaso
firmara también el acuerdo. Queremos que Chacho Alvarez meta
el gancho igual que nosotros, era la chicana favorita, mientras
hacían fila rumbo a la salida para ir a ver el triunfo de Argentina.
La cinchada por Morales
Los diputados de la Alianza respaldaron al viceministro de Desarrollo
Social, el radical Gerardo Morales (foto), en sus críticas
a las provincias que utilizan la ayuda social para pagar sueldos
y hacer clientelismo político. Además de apoyar
a Morales, los aliancistas se enfrentaron con los legisladores peronistas
que reclamaron la renuncia del viceministro y lo calificaron de
ineficiente. La oposición justicialista,
que acusa a funcionarios de la Alianza de incapaces, gobierna desde
hace años provincias con alta conflictividad social, sin
dar respuestas a los reclamos de la gente, opinó el
jefe del bloque radical, Horacio Pernasetti. El bloque parlamentario
de la Alianza reivindicó la actuación de Morales en
el último corte de ruta en la norteña localidad de
Tartagal. Los aliancistas también respaldaron a los secretarios
de Empleo, Horacio Viqueira, y de provincias, Walter Ceballos.
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La Capital no congela
El jefe del bloque de legisladores porteños de la Alianza,
Ariel Schifrin (foto), consideró ayer que sería
un despropósito que la ciudad de Buenos Aires fuera
sometida a un congelamiento de sus gastos, por ser una jurisdicción
con superávit y descartó firmar un compromiso
con esas condiciones. Con estas palabras, el legislador subrayó
que el gobierno de la Ciudad a cargo del frepasista Aníbal
Ibarra no se ajustará a los requerimientos del Ejecutivo
Nacional, que anoche intentaba negociar con los gobernadores peronistas
un acuerdo que congele el gasto y fije topes al déficit por
los próximos cinco años. Por su parte, el secretario
de Hacienda porteño, Miguel Angel Pesce, descartó
la posibilidad de un ajuste en la ciudad. Las declaraciones
se suman a los gestos de diferenciación respecto del gobierno
nacional que viene ensayando Ibarra desde que detonó la crisis
provocada por la renuncia a la vicepresidencia de Carlos Chacho
Alvarez.
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EL
PERONISMO, SU ESTRATEGIA Y SUS INTERNAS
Unos pagan, los otros cobran
Por
F.A
Gobernadores y
dirigentes justicialistas intentarán exprimir hasta la cáscara
el período de debilidad por el que atraviesa la gestión
de Fernando de la Rúa y su coyuntural fortaleza ante la negociación
del acuerdo para obtener un jugo que refresque su propia interna.
Los peronistas descubrieron que, tal como lo graficó un mandatario
del PJ, cada día que pasa sin que se firme el entendimiento
con la Nación representa un costo político inverso: mientras
el Gobierno paga nosotros pasamos a cobrar por la ventanilla del 2001.
Los máximos líderes del peronismo no ignoran esta situación
de la que buscarán sacarle provecho electoral con vistas a las
elecciones legislativas del año próximo con la pasión
puesta en las presidenciales del 2003. Y alimentar las hambrientas cajas
de los tesoros provinciales.
El cordobés José Manuel de la Sota llegó el domingo
de Londres por lo que no estuvo en la reunión que el Presidente
había convocado en Olivos. El lunes no dudó en instalarse
en un hotel pegado al Consejo Federal de Inversiones (CFI) virtual
sede de los mandatarios del PJ cuando comprobó que Carlos
Ruckauf se había instalado en el centro de la escena. El bonaerense
se había parado entre sus pares como el vocero de las provincias
grandes en la interna con los representantes de los territorios chicos.
No ignoramos que las provincias pobres gobernadas por el justicialismo
están urgidas de los fondos que le gira el gobierno nacional,
explicó a Página/12 un funcionario del gobierno bonaerense:
No podíamos firmar un acuerdo de mínima, como estaban
dispuestos a hacerlo ellos, cuando podíamos ir por más.
De la Sota tomó nota de la estrategia de Ruckauf, quien aprovechó
las demandas de los mandatarios de las provincias más importantes
para agregarles su propio discurso político, y no tardó
en hacer la valija con la que desembarcó en Buenos Aires.
Algo similar sucedió con Carlos Menem, quien en un principio estaba
dispuesto a sellar con el gobierno nacional un acuerdo que les asegurara
a las provincias puntualidad e independencia en el manejo de las partidas
del Tesoro destinadas a la ayuda social. Sin embargo, el martes Menem
frenó de un golpe las gestiones de acercamiento entre el Ejecutivo
y la oposición que habían iniciado Carlos Corach y Eduardo
Bauzá. Buenos oficios que el jefe del PJ consideró demasiado
tibios con el gobierno del que Menem considera que hay que tomar tanta
distancia como la que separa a la Casa Rosada de su residencia La
Rosadita, en Anillaco.
Bauzá quedó descolocado cuando ya estaba sumergido en el
centro de las negociaciones de las que participó hasta ayer por
la noche, en el CFI.
Una actitud similar fue adoptada por los legisladores peronistas. El jefe
del bloque del PJ en Diputados, Humberto Roggero, dejó en claro
ante sus gobernadores que el acuerdo que se firme con la Alianza no debe
incluir el compromiso de aprobar leyes del Ejecutivo a ojos cerrados.
Que las provincias defiendan sus intereses, pero no a costa de nuestras
manos levantadas apoyando una legislación redactada por el FMI,
afirman en el bloque.
Más allá de sus diferencias e intereses electorales, los
referentes nacionales del PJ coincidieron en los pronunciamientos de fuerte
tono opositor. Estamos muy cerca de que nos vaya muy mal,
dijo De la Sota. Serenarán a Wall Street pero no traerán
inversiones si la Argentina está incendiada, con cortes de
rutas y manifestaciones sociales, dijo Ruckauf. Yo no voto
un acuerdo difuso, agregó el santacruceño Néstor
Kirchner.
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